El corte de gas ruso aboca a Europa al carb¨®n
La reducci¨®n en dos tercios de las llegadas de gas desde Rusia fuerza a pa¨ªses como Alemania, Holanda o Austria a recurrir a la fuente de energ¨ªa m¨¢s contaminante
El invierno europeo ha empezado a torcerse en los primeros compases del verano. El dr¨¢stico descenso en los env¨ªos de gas ruso ha avivado el temor, a lo largo y ancho del continente, a una temporada de fr¨ªo sin suministro suficiente para hacer frente a una demanda que no termina de responder a los reiterados llamamientos a la contenci¨®n. Si hasta hace poco el debate era si los Veintisiete se atrever¨ªan a cortar amarras con el gas ruso para dejar de financiar la guerra, en cuesti¨®n de d¨ªas el plano ha girado por completo: es el Kremlin quien ha precipitado todo, recortando en dos terceras partes sus exportaciones gasistas a sus vecinos del oeste. Y ha abocado a varias grandes econom¨ªas europeas a volver sus ojos sobre el carb¨®n.
A?o atras a?o, los Veintisiete se aplican la moraleja de la cigarra y la hormiga: aprovechan la temporada de menor consumo (el final de la primavera y el verano) para llenar al m¨¢ximo los dep¨®sitos y as¨ª pasar con cierta holgura las estrecheces propias de los meses en los que las calefacciones funcionan a pleno rendimiento y el uso de gas para generar electricidad tambi¨¦n se dispara. Este 2022, la pol¨ªtica de llenado expr¨¦s de dep¨®sitos para cumplir con el umbral de Bruselas (80% en noviembre) ten¨ªa m¨¢s sentido que nunca: predecir el pr¨®ximo movimiento de Mosc¨² en el tablero energ¨¦tico es imposible. Pero Rusia ha pasado al ataque antes de lo esperado, cerrando el grifo anticipadamente y poniendo a los mayores pa¨ªses de la UE en un brete: quemar m¨¢s carb¨®n o aplicar un racionamiento severo de energ¨ªa de dur¨ªsimas consecuencias econ¨®micas.
Todos los mensajes que emanan de los mayores pa¨ªses del bloque en las ¨²ltimas semanas van en la misma direcci¨®n: abr¨®chense los cinturones. Alemania ha subido un escal¨®n en su escala de alerta. Desde Berl¨ªn y tambi¨¦n desde Holanda, Italia y Austria han advertido de que tendr¨¢n que utilizar m¨¢s carb¨®n ¡ªde largo la fuente de energ¨ªa m¨¢s contaminante¡ª para ahorrar gas. Una situaci¨®n que se ve empeorada por la inactividad de buena parte del otrora poderoso parque nuclear franc¨¦s, que est¨¢ forzando a sus vecinos (Alemania, Espa?a e Italia, fundamentalmente) a aumentar su generaci¨®n el¨¦ctrica para abastecer al segundo pa¨ªs m¨¢s poblado del euro.
¡°No debemos enga?arnos: el corte en el suministro de gas es un ataque econ¨®mico de [Vlad¨ªmir] Putin contra nosotros¡±, aseguraba esta semana el ministro alem¨¢n de Econom¨ªa y Clima, el verde Robert Habeck, al elevar a la segunda fase ¡ªde tres¡ª el nivel de alerta en previsi¨®n de un racionamiento del gas. Berl¨ªn tiene claro que las explicaciones t¨¦cnicas que ha dado Mosc¨² para explicar el cierre parcial del Nord Stream 1, el principal tubo por el que el gas ruso llega a la UE, no son m¨¢s que una excusa: ¡°Es evidente que se trata de una estrategia para desestabilizar y elevar los precios¡±.
¡°Este a?o, las empresas energ¨¦ticas europeas han hecho un esfuerzo extra para reconstruir sus inventarios. Y hab¨ªa ido bien, gracias a las importaciones r¨¦cord de gas natural licuado (GNL, en la jerga del sector, el que llega por barco)¡±, expone Henning Gloystein, m¨¢ximo responsable de temas energ¨¦ticos en la consultora Eurasia, en un reciente an¨¢lisis para clientes. Las cifras respaldan su argumento: los dep¨®sitos de gas est¨¢n hoy al 55% en la UE, diez puntos m¨¢s que hace un a?o. Sin embargo, a medida que en los ¨²ltimos d¨ªas Rusia iba restringiendo los env¨ªos ¡ªesgrimiendo motivos t¨¦cnicos que pocos creen¡ª, el ritmo de llenado se ha frenado en seco, complicando cada vez m¨¢s la meta comunitaria del 80%.
Si y solo s¨ª el mercado de GNL opera sin grandes sobresaltos en lo que queda de 2022, dice Gloystein, la UE podr¨ªa esquivar un racionamiento en invierno. Incluso si Rusia sigue cerrando el grifo. ¡°De lo contrario, si se producen m¨¢s disrupciones en los env¨ªos procedentes de otros pa¨ªses [al margen de Rusia], habr¨¢ que reducir la demanda el pr¨®ximo invierno¡±, avisa el analista de Eurasia.
Ese escenario, el de casi total dependencia del GNL, ser¨ªa especialmente arriesgado. As¨ª lo demuestra, por ejemplo, la reciente explosi¨®n en la planta texana de Freeport ¡ªclave para el trasiego de gas estadounidense a la UE¡ª, que mermar¨¢ sustancialmente los flujos trasatl¨¢nticos en los pr¨®ximos meses, como recuerda la jefa de an¨¢lisis del mercado de gas natural de Goldman Sachs, Samantha Dart. La alerta no es solo de suministro (lo que m¨¢s preocupa en el norte), sino tambi¨¦n de precios (lo que m¨¢s preocupa en el sur): el banco de inversi¨®n estadounidense no ve tan lejano un precio del gas de m¨¢s de 200 euros por megavatio hora en Europa, frente a los 130 euros actuales.
A¨²n m¨¢s contundente se muestra Katja Yafimava, especialista en gas del Instituto de Estudios Energ¨¦ticos de la Universidad de Oxford: ¡°Si los dep¨®sitos no se han podido rellenar en invierno, el racionamiento de gas y los apagones son inevitables, con Alemania y buena parte de Europa Central vi¨¦ndose particularmente golpeados. Incluso si se aplica el mecanismo de solidaridad¡±. En ese extremo de emergencia, tal como adelant¨® EL PA?S, los pa¨ªses que, como Espa?a, disponen de fuentes alternativas de aprovisionamiento de gas, tendr¨ªan que compartir su combustible con los pa¨ªses afectados por el corte.
Hasta ahora, los env¨ªos mensuales de gas ruso por tubo han pasado de 13 a 5 millardos de metros c¨²bicos (bcm, por sus siglas en ingl¨¦s), un descenso que los pa¨ªses europeos han sido capaces de cubrir redireccionando flujos de GNL, apunta Thierry Bros, profesor de Sciences Po Paris. Si los flujos siguen bajando, en cambio, ¡°no habr¨¢ m¨¢s alternativa que el racionamiento el pr¨®ximo invierno: las llegadas de GNL est¨¢n cerca de su techo, tanto por la capacidad del propio mercado como por la de la infraestructura de regasificaci¨®n¡±, agrega Bros. Si algo tiene claro es que el Kremlin mantendr¨¢ bajo m¨ªnimos los env¨ªos en los pr¨®ximos meses como principal arma en su permanente tira y afloja con los Veintisiete.
¡°Estamos ante una guerra econ¨®mica¡±, a?ade Georg Zachmann, investigador del centro de estudios Bruegel en Berl¨ªn: ¡°Es una partida de ajedrez en la que cada jugador busca optimizar sus jugadas: si Rusia corta el gas del todo, ya no tendr¨¢ ninguna ventaja sobre Europa. Ahora mismo, con dos tercios del volumen menos, est¨¢ ganando el doble de dinero¡±, apunta en referencia a la brutal subida de precios, que se han quintuplicado en cuesti¨®n de meses. Putin, sin embargo, es imprevisible. Y hay que prepararse para el cierre total, lo que ¡ªasegura¡ª dejar¨ªa al continente en una situaci¨®n ¡°muy precaria¡±: ¡°Reducir un 20% el consumo en Europa es factible; el 50% ser¨ªa muy doloroso¡±.
Alemania, el punto m¨¢s cr¨ªtico
El miedo a tener que parar la industria para dar prioridad a las infraestructuras cr¨ªticas y los hogares atenaza a la mayor econom¨ªa de la UE. Los economistas advierten de que una interrupci¨®n brusca del gas sumir¨ªa a Alemania en una recesi¨®n relativamente r¨¢pido. El pa¨ªs se prepara para consumir menos, con campa?as oficiales que instan a darse duchas m¨¢s cortas y a menos grados. El Gobierno del socialdem¨®crata Olaf Scholz ya estaba dispuesto a desengancharse del gas ruso antes de los recortes, pero confiaba en el margen de encarar el invierno con los dep¨®sitos llenos. Aunque tampoco eso es la panacea. Si el grifo ruso se cerrara, con el almacenamiento al 100% el pa¨ªs aguantar¨ªa dos meses y medio antes de ver de nuevo los tanques vac¨ªos, reconoci¨® Klaus M¨¹ller, el funcionario que dirige la Agencia Federal de Redes.
El pr¨®ximo momento cr¨ªtico se vivir¨¢ el pr¨®ximo 11 de julio, cuando toca el mantenimiento anual del Nord Stream 1. Habitualmente, ese proceso dura unos diez d¨ªas, pero el temor es que acabe por no reabrir. ¡°Si eso ocurre, se tendr¨ªa que empezar a quemar carb¨®n, con el consecuente aumento de emisiones, y a racionar gas de forma casi inmediata para preservar un volumen m¨ªnimo para el invierno¡±, apunta Gonzalo Escribano, director del programa de Energ¨ªa y Clima del Real Instituto Elcano. Gazprom ha parado esta semana, alegando tambi¨¦n trabajos de mantenimiento, el TurkStream, el gasoducto que transporta gas por el lecho de mar Negro y a trav¨¦s de Turqu¨ªa hasta pa¨ªses como Bulgaria, Grecia, Rumania y Hungr¨ªa. Est¨¢ previsto que vuelva a funcionar el d¨ªa 29, pero la parada a?ade tensi¨®n a la guerra europea del gas.
Quemar m¨¢s carb¨®n ¡ªm¨¢s del que ya quema Alemania: junto con Polonia, el pa¨ªs de la UE que m¨¢s sigue dependiendo de esta fuente de energ¨ªa¡ª ser¨ªa muy traum¨¢tico para el Gobierno de coalici¨®n, que incluye a los ecologistas y que hace poco m¨¢s de seis meses pact¨® abandonar su uso antes de 2030. Ha sido precisamente un ministro de Los Verdes el encargado de anunciar la dolorosa medida, que pone en riesgo el cumplimiento de los compromisos clim¨¢ticos del pa¨ªs. Austria y Holanda tambi¨¦n recurrir¨¢n a ese combustible f¨®sil para producir electricidad si deja de llegar el gas, lo que aumentar¨¢ sus emisiones de gases de efecto invernadero. Las renovables son la ¨²nica alternativa de futuro, pero a corto plazo esta parece la ¨²nica v¨ªa para salir del atolladero.
Berl¨ªn consigui¨® reducir su dependencia del gas ruso del 55% de antes de la guerra al 35% en menos de dos meses, pero el ¨®rdago de Mosc¨² le ha pillado en plenos esfuerzos para conseguir proveedores alternativos y, sobre todo, construir regasificadoras para poder recibir gas natural licuado por barco. Alemania carece de estas instalaciones porque los Gobiernos de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas lo fiaron todo al gas barato de Mosc¨² y no construyeron infraestructuras alternativas a los gasoductos de Gazprom. Dar todav¨ªa m¨¢s cancha a las centrales t¨¦rmicas de carb¨®n es un trago ¡°amargo, pero imprescindible¡±, dijo un cariacontecido Habeck cuando anunci¨® que la prioridad es ahora usar el gas que llega para llenar los dep¨®sitos. Alemania ya ven¨ªa quemando m¨¢s carb¨®n del que le gustar¨ªa: en 2021 produjo un 30% de la electricidad as¨ª, frente al 24,9% del a?o anterior.
Para Austria la decisi¨®n de poner en suspenso la transici¨®n a la energ¨ªa verde es todav¨ªa m¨¢s controvertida porque el pa¨ªs hab¨ªa conseguido decir adi¨®s a la generaci¨®n de electricidad con carb¨®n y convertirse en un modelo para sus vecinos europeos. En 2020 cerr¨® la ¨²ltima planta, dentro de su plan para producir electricidad enteramente a partir de renovables en 2030. Ahora las maniobras de Putin ¡ªGazprom ha reducido sus env¨ªos al 40%¡ª le obligan a dar marcha atr¨¢s: el Gobierno se prepara para reabrir la central de carb¨®n de Mellach, a unos 200 kil¨®metros al sur de Viena. Desde su cierre, la energ¨¦tica Verbund la hab¨ªa reconvertido en un centro de investigaci¨®n sobre el hidr¨®geno y el almacenamiento en bater¨ªas a gran escala.
El regreso a la era del carb¨®n tambi¨¦n es un trago amargo para Holanda, que tiene sus propias reservas de gas en Groningen, en el noroeste del pa¨ªs, pero prefiere explotarlas al m¨ªnimo porque la extracci¨®n genera actividad s¨ªsmica. Aunque la dependencia del gas ruso es mucho menor que en Alemania y Austria, de un 15%, el Gobierno holand¨¦s ha decidido aumentar la capacidad de producci¨®n de sus centrales el¨¦ctricas de carb¨®n para reducir el uso de gas natural. Las plantas operaban hasta ahora con capacidad limitada para reducir en lo posible las emisiones de gases de efecto invernadero. Amsterdam se hab¨ªa marcado el mismo objetivo que Berl¨ªn: clausurar todas sus centrales de carb¨®n en 2030.
¡°Europa tiene que estar lista para un corte total en el suministro ruso de gas¡±, alertaba este mi¨¦rcoles el director de la Agencia Internacional de la Energ¨ªa (AIE), Fatih Birol, en el Financial Times. ¡°Los recortes [en el suministro ruso de gas] buscan evitar que Europa se aprovisione¡±, agregaba al tiempo que pronosticaba ¡°m¨¢s medidas y m¨¢s profundas¡± para contener la demanda ¡°a medida que se acerque el invierno¡±. A pesar de los reiterados avisos de las autoridades nacionales y comunitarias para tratar de reducir el consumo de gas y carburantes, por ahora la demanda no ha respondido a esas plegarias. Ahora, es un imperativo. ¡°Si no lo hacemos por las buenas, lo haremos por las malas, con racionamientos¡±, expone Escribano. ¡°Lo malo es que solo estamos al principio: lo peor est¨¢ por venir¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.