El sue?o de San Mart¨ªn y Bol¨ªvar y la profec¨ªa papal
Las opiniones del papa Francisco convierten la idea de la integraci¨®n latinoamericana en una manifestaci¨®n transversal de profunda carga religiosa
En una larga entrevista, bien sintetizada por Federico Rivas Molina, el papa Francisco aludi¨® al ¡°sue?o de San Mart¨ªn y de Bol¨ªvar¡±. Con el juicio entusiasta que lo caracteriza habl¨® de una ¡°profec¨ªa¡±, de un ¡°sue?o¡± capaz de convertirse en un ¡°encuentro de todo el pueblo latinoamericano m¨¢s all¨¢ de la ideolog¨ªa¡±, de modo que todas las sociedades implicadas deber¨ªan ponerse a ¡°trabajar para lograr la unidad latinoamericana¡±. Y todo en el marco de los ¡°imperialismos explotadores¡± que oprimen a Am¨¦rica Latina.
Si bien Bergoglio confluye con las religiones laicas de divinizaci¨®n de los libertadores latinoamericanos, sintetizadas por el venezolano Germ¨¢n Carrera Damas en El culto a Bol¨ªvar, sus opiniones convierten un hecho hist¨®rico opinable en una manifestaci¨®n transversal y ¡°transideol¨®gica¡±, de profunda carga religiosa. Y lo hace colocando a la integraci¨®n en el contexto de la periferia, sesgada en este caso hacia lo decolonial o poscolonial.
Ahora bien, m¨¢s all¨¢ de esta idea, ?existe un sue?o com¨²n de San Mart¨ªn y Bol¨ªvar definible como tal, distinto de su anhelo por la independencia de la Am¨¦rica espa?ola? Y en caso de haberlo, ?cu¨¢l ser¨ªa? Las palabras de Bergoglio llevan a pensar que la integraci¨®n o la unidad latinoamericana ha dejado de ser una opci¨®n pol¨ªtica para convertirse en una empresa no solo teleol¨®gica sino tambi¨¦n teol¨®gica.
Su opini¨®n sobre el car¨¢cter prof¨¦tico del sue?o sanmartiniano y bolivariano es una cuesti¨®n marginal, pero reveladora, de un extenso di¨¢logo, donde el Papa devela su universo ideol¨®gico, pleno de nacionalismo y antiliberalismo, en l¨ªnea con sus ra¨ªces peronistas. Volviendo al sue?o de los ¡°libertadores¡±, la primera cuesti¨®n es si los dos compart¨ªan ideas pol¨ªticas al margen de su postura sobre la ruptura de los lazos coloniales.
¡°La entrevista¡±, o encuentro, realizado entre San Mart¨ªn y Bol¨ªvar el 26 de julio de 1822 en Guayaquil, audiencia de Quito, m¨¢s all¨¢ de la cortina de silencio que sigue ocultando buena parte de lo discutido, ha servido tradicionalmente para mostrar las divergencias entre ambos, tanto sobre la independencia como acerca de su liderazgo. Hace 200 a?os, los dos m¨¢ximos ¡°libertadores¡± de la Am¨¦rica espa?ola fueron incapaces de coordinar sus proyectos. Y, si no supieron enfrentar conjuntamente la lucha por la emancipaci¨®n continental, ?c¨®mo se puede hablar de sue?os compartidos?
Pese a todo, Bergoglio retoma la idea de que la ¡°Patria grande¡± es el mejor camino para avanzar en la integraci¨®n regional, un proceso definido a priori como prof¨¦tico. Por eso, no se detiene a analizar las causas que convierten a la unificaci¨®n de Am¨¦rica Latina en un proceso de avance complicado, incluso tortuoso. En realidad, cuando San Mart¨ªn y Bol¨ªvar hablaban de la ¡°Patria grande¡± su modelo era el viejo Imperio espa?ol, que hab¨ªa saltado por los aires tras el inicio del proceso independentista.
De un modo u otro sus sue?os se vinculaban a la existencia o a la desaparici¨®n del Imperio. Ambos so?aban en recuperar la vieja unidad imperial, la unidad hispanoamericana. Pero, Brasil no formaba parte de un imaginario que pertenec¨ªa a un mundo diferente y alejado de su cotidianeidad. Por eso, en el sue?o de San Mart¨ªn y Bol¨ªvar, la ex colonia lusa solo ten¨ªa un papel marginal. Otro caso es que Bol¨ªvar intentara, sin ¨¦xito, sumarla a la experiencia fallida del Congreso Anficti¨®nico de Panam¨¢.
La apelaci¨®n al sue?o de Bol¨ªvar y su vinculaci¨®n con la integraci¨®n latinoamericana no es ninguna originalidad chavista o bolivariana. La idea viene de lejos e intent¨® ser apropiada tanto por la izquierda como por la derecha. Unos y otros insisten de forma recurrente en una frase de su ¡°Carta de Jamaica¡± (1815) sacada de contexto.
En ella, seg¨²n la mayor¨ªa de quienes la utilizan como el precedente de la ¡°Patria grande¡± e incluso presentan a Bol¨ªvar como el gran precursor de la integraci¨®n, dice el caraque?o: ¡°Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola naci¨®n, con un solo v¨ªnculo que ligue sus partes entre s¨ª y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religi¨®n, deber¨ªa por consiguiente tener un solo gobierno que confederase los diferentes Estados que hayan de formarse¡±.
La conclusi¨®n sobre el objetivo de Bol¨ªvar, comprometido con la integraci¨®n regional, es contundente y pasar¨ªa por la implementaci¨®n de una confederaci¨®n hispanoamericana (el Libertador habla de una sola lengua y no de dos). Sin embargo, la conclusi¨®n es parcial, ya que la frase est¨¢ inconclusa. Despu¨¦s de ¡°formarse¡± hay un punto y coma y no un punto y aparte, ni siquiera un punto y seguido. Bol¨ªvar, consciente de las limitaciones impuestas a su proyecto por el entorno y la coyuntura, se?ala tajante que: ¡°no es posible [formar un gobierno com¨²n] porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes, dividen a la Am¨¦rica¡±.
El mundo de Bol¨ªvar se limita a la ¡°Am¨¦rica antes espa?ola¡±, la patria com¨²n de los espa?oles americanos, una patria que a partir de entonces ser¨ªa solo de los americanos, despojados ya de todo lo espa?ol, elemento esencial de su identidad. Pero, una parte que deb¨ªa ser amputada y satanizada si se quer¨ªa proseguir con el objetivo emancipador.
Pese a la existencia de una serie de consecuencias econ¨®micas, geogr¨¢ficas y geopol¨ªticas que dificultan la integraci¨®n regional, ¨¦sta se impulsa mayoritariamente en Am¨¦rica Latina, desde un extremo y otro del espectro pol¨ªtico, desde la convergencia de posiciones ideol¨®gicas o pol¨ªticas afines. Es decir, solo compartiendo un relato com¨²n, o ideas pol¨ªticas similares, se podr¨¢ alcanzar la meta tan ansiada. Pero, mientras se mantenga este discurso, mientras se insista en la idea de la ¡°Patria grande¡± como un valor excluyente o como un valor absoluto en s¨ª mismo, como hace el Papa, su construcci¨®n seguir¨¢ siendo una profec¨ªa que seguir¨¢ discurriendo en el terreno de la utop¨ªa, es decir una profec¨ªa auto incumplida.
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