Dome?ar la inflaci¨®n
Las empresas espa?olas tienen margen para absorber el alza de los precios reduciendo el margen de beneficios; el Gobierno puede incrementar la fiscalidad corporativa o, mejor a¨²n, establecer precios m¨¢ximos para bienes y servicios b¨¢sicos
El Gobierno no es responsable del alza de los precios de la energ¨ªa y otras materias primas. Esta inflaci¨®n nos viene impuesta desde fuera y nace de nuestra dependencia en energ¨ªas f¨®siles. Pero esto no significa que no puedan adoptarse medidas para reducirla fomentando el ahorro energ¨¦tico a corto plazo. Abaratar el abono transporte para incentivar el transporte colectivo apunta en esa direcci¨®n, pero pueden hacerse muchas m¨¢s cosas en la movilidad como apunt¨® la Agencia Internacional de la Energ¨ªa: aumentar su frecuencia, reducir la velocidad en las autov¨ªas, mejorar la ocupaci¨®n del transporte privado, fomentar el teletrabajo, domingos sin coches, desincentivar el aparcamiento gratuito de empresas, construir carriles bus y para bicis o suprimir trayectos cortos en avi¨®n para los que existe alternativa de transporte p¨²blico. Tambi¨¦n a corto plazo se puede incentivar la sustituci¨®n de calderas de gas por bombas de calor. Y a medio y largo plazo en la movilidad se pueden desarrollar el ferrocarril de mercanc¨ªas y pasajeros, reforzar su red convencional, mejorar la intermodalidad con el autob¨²s y limitar la alta velocidad. Es por tanto deseable que la futura asignaci¨®n de los cr¨¦ditos blandos del Mecanismo de Recuperaci¨®n y Resiliencia sirva para financiar una estrategia de ahorro energ¨¦tico a¨²n m¨¢s ambiciosa y con objetivos cuantificados.
El Gobierno s¨ª tiene, en cambio, responsabilidades directas en el alza de los precios de la inflaci¨®n subyacente o estructural, que no incluye la energ¨ªa ni los alimentos no elaborados, pues ¨¦sta tiene una ra¨ªz tambi¨¦n interna. Esta inflaci¨®n supera ya el 5% y revela un efecto de segunda ronda provocado por el mantenimiento e incluso aumento de los m¨¢rgenes de beneficio por unidad producida, mientras que los salarios de convenio crecen al 1,44% de media entre los ya negociados y no negociados. Frente a esta inflaci¨®n de beneficios existen instrumentos de pol¨ªtica econ¨®mica para que las empresas recorten m¨¢rgenes y pongan as¨ª su parte en la lucha contra la inflaci¨®n ¡ªo, al menos, no los aumenten aprovechando el r¨ªo revuelto¡ª, como incrementar la fiscalidad corporativa o, mejor a¨²n, establecer precios m¨¢ximos para bienes y servicios b¨¢sicos.
Los m¨¢rgenes de beneficio pueden y deben reducirse dado que hist¨®ricamente han sido m¨¢s altos en Espa?a que en Europa debido fundamentalmente al desequilibrio, en favor de los empresarios, del poder de negociaci¨®n en las condiciones de trabajo. Pero tambi¨¦n porque con una inflaci¨®n de dos d¨ªgitos la demanda puede recortarse o estancarse, lo que conducir¨ªa a una situaci¨®n a¨²n peor de estanflaci¨®n. Las prioridades de la pol¨ªtica p¨²blica son dos: evitar la espiral de precios, pero tambi¨¦n el hundimiento del poder de compra de los hogares, lo que recomienda la rebaja de los beneficios empresariales y limitar la p¨¦rdida de poder de compra de los salarios.
La contenci¨®n y recorte de m¨¢rgenes es, adem¨¢s, viable gracias a la buena situaci¨®n financiera general de las empresas espa?olas. Los m¨¢rgenes excesivos han situado el endeudamiento empresarial por debajo del europeo desde 2006 y desde entonces y hasta 2021 a las empresas les sobran todos los a?os miles de millones, habiendo aparcado en ese per¨ªodo 211.000 millones en la econom¨ªa financiera. Adem¨¢s, durante la pandemia 39.000 millones de sus costes laborales fueron sufragados por el contribuyente y las familias trabajadoras. El aumento de las reservas no solo se explica por las grandes empresas que registran beneficios hist¨®ricos, sino tambi¨¦n por las pymes que lideran actualmente la creaci¨®n de empleo y la importante mejora en la recaudaci¨®n del IRPF e IVA.
En conclusi¨®n, el Gobierno no solo debe evitar el alza de los m¨¢rgenes de beneficio, sino comprometerlos en el reparto del incremento exterior de los costes, dada su dimensi¨®n excesiva y la boyante situaci¨®n financiera de las empresas. En este sentido, Jap¨®n, por ejemplo, es una excepci¨®n en el panorama inflacionista mundial porque las empresas japonesas est¨¢n absorbiendo el alza de los precios de las importaciones recortando sus beneficios. Espa?a tiene m¨¢rgenes para hacer lo mismo y que el coste de la inflaci¨®n se reparta entre empresarios, trabajadores, contribuyentes y rentistas. Preocupa que el Gobierno est¨¦ arrastrando los pies a la hora de enfrentar este importante problema cuando, precisamente, acumula un importante historial de ¨¦xitos por actuar con decisi¨®n: los ERTE, subsidio especial para aut¨®nomos, SMI o excepci¨®n ib¨¦rica en el precio del gas. En momentos de alta incertidumbre, el mercado no es un mecanismo eficaz para la asignaci¨®n eficiente y menos a¨²n justa. Se imponen los comportamientos codiciosos o de s¨¢lvese quien pueda. El Gobierno tiene que volver a agarrar con decisi¨®n los mandos de la econom¨ªa. Si los deja en manos del mercado habr¨¢ un ajuste innecesario y desequilibrado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.