Alternativas para ?frica
Europa tiene que jugar un papel importante para ayudar a un continente fragilizado por crisis sucesivas
La situaci¨®n en muchos pa¨ªses africanos puede ser cada vez m¨¢s dram¨¢tica ¡ªy explosiva¡ª si la guerra en Ucrania sigue impidiendo la llegada de cereales. Si esto dura m¨¢s tiempo, las hambrunas y las migraciones ser¨¢n el rostro del continente en los pr¨®ximos meses. Junto a esta crisis espec¨ªfica, el embate de los altos precios de los alimentos y los combustibles f¨®siles, los fen¨®menos clim¨¢ticos extremos, la ralentizaci¨®n de la econom¨ªa mundial y las crecient...
La situaci¨®n en muchos pa¨ªses africanos puede ser cada vez m¨¢s dram¨¢tica ¡ªy explosiva¡ª si la guerra en Ucrania sigue impidiendo la llegada de cereales. Si esto dura m¨¢s tiempo, las hambrunas y las migraciones ser¨¢n el rostro del continente en los pr¨®ximos meses. Junto a esta crisis espec¨ªfica, el embate de los altos precios de los alimentos y los combustibles f¨®siles, los fen¨®menos clim¨¢ticos extremos, la ralentizaci¨®n de la econom¨ªa mundial y las crecientes dificultades de los pa¨ªses endeudados de la zona para cumplir sus obligaciones ¡ªen una ¨¦poca de fortalecimiento del d¨®lar debido a las subidas de los tipos de inter¨¦s¡ª son otros factores que amenazan con desestabilizar profundamente a las fr¨¢giles sociedades africanas. Estas convulsiones se abaten sobre un continente ya extenuado por un enorme frenazo econ¨®mico vinculado a la pandemia y que, a la vez, prosigue en la senda de un intenso crecimiento demogr¨¢fico. Las proyecciones publicadas por la ONU hace unos d¨ªas apuntan a que el ?frica subsahariana pasar¨¢ de los 1.150 millones de habitantes que tiene hoy a 1.400 en 2030.
El escenario demogr¨¢fico es inquietante y no lo es menos el geopol¨ªtico. Hay graves conflictos enquistados y una inseguridad extrema en amplias zonas del continente, especialmente en el Sahel, por un lado, y en Etiop¨ªa y su regi¨®n circunstante, por otro. Adem¨¢s, en ?frica se proyecta el riesgo de una competici¨®n entre las grandes potencias. China es desde hace dos d¨¦cadas un referente en t¨¦rminos de financiaci¨®n y construcci¨®n de infraestructuras y Rusia no pierde ocasi¨®n en los ¨²ltimos a?os para penetrar en distintos pa¨ªses inestables a trav¨¦s del suministro de servicios de seguridad y, por lo general, erosionando sus perspectivas democr¨¢ticas. Tanto Estados Unidos como la Uni¨®n Europea han anunciado futuros proyectos de inversi¨®n global que pretenden ofrecer una alternativa a la oferta china pero que todav¨ªa no han cogido velocidad de crucero. La cumbre del G-7 recientemente celebrada en Alemania ha reafirmado ese compromiso, en el que ?frica puede y debe figurar como protagonista.
Hay en marcha proyectos que muestran el camino, como la construcci¨®n de una f¨¢brica de vacunas en Senegal con ayuda financiera e intelectual europea. Y hay terrenos donde el compromiso con ?frica puede demostrarse enseguida: los pactos clim¨¢ticos incluyen la promesa de inyectar 100.000 millones de d¨®lares ¡ªpara realizar una transici¨®n justa y compensar los da?os que sufren por fen¨®menos extremos¡ª en pa¨ªses que no contribuyeron a la contaminaci¨®n y al calentamiento globales. La sequ¨ªa del Cuerno de ?frica ilustra bien la cuesti¨®n. Es necesario actuar, y Occidente, especialmente Europa, tiene un papel importante que desempe?ar, tanto por cuestiones morales como por inter¨¦s propio.