Los nuevos riesgos laborales
La muerte de un barrendero por un golpe de calor obliga a adaptar las normas y la legislaci¨®n al cambio clim¨¢tico
Los esfuerzos encaminados a luchar contra el cambio clim¨¢tico y acelerar la transici¨®n hacia una econom¨ªa baja en carbono deben constituir una prioridad que no admite demora. La raz¨®n no hay que buscarla exclusivamente en el imperativo voluntariamente asumido por algunos Estados como resultado de los compromisos jur¨ªdicos internacionales o europeos. La ola de calor que sufre Europa aterriza estas reflexiones aparentemente abstractas cuando se constata que las altas temperaturas provocan muertes. La p¨¦rdida de vidas humanas constituye una realidad que nos interpela de manera directa sobre la transformaci¨®n sist¨¦mica que nuestra sociedad debe afrontar cuando de lo que se trata es de combatir el cambio clim¨¢tico y mitigar sus consecuencias.
Mark Carney desarroll¨® la idea de la Tragedia del horizonte para describir las fuertes implicaciones que tienen los riesgos clim¨¢ticos en el propio sistema financiero global. El que fue gobernador del Banco de Inglaterra habl¨® de riesgos f¨ªsicos (desastres naturales como inundaciones, olas de calor¡), riesgos de transici¨®n (la miner¨ªa o la energ¨ªa como sectores m¨¢s expuestos) o riesgos por responsabilidad (con un impacto claro en los seguros). Pero aqu¨ª y ahora nos enfrentamos ya a la realidad de que el cambio clim¨¢tico mata seres humanos en un claro ejemplo de riesgo por responsabilidad que obliga a revisar nuestro modo de vida y de forma urgente las regulaciones laborales.
La ola de calor que ha vivido Espa?a entre el 10 y el 16 de julio ha dejado m¨¢s de 500 muertos. Los detalles que se van conociendo del fallecimiento de Jos¨¦ Antonio Gonz¨¢lez, tras desplomarse en una calle en Vallecas mientras realizaba con alt¨ªsimas temperaturas su trabajo de limpieza en un horario inadecuado y con un equipamiento impropio, ha mostrado con toda su crudeza la vulnerabilidad a la que muchos trabajadores se ven expuestos al desarrollar su actividad en condiciones extremas. No es posible ignorar el conocimiento de los expertos ni las evidencias acerca de la conexi¨®n directa entre algunas muertes y las consecuencias que arroja el cambio clim¨¢tico. De ah¨ª que esta muerte no puede quedar en un mero lamento. Los poderes p¨²blicos deben analizar si la legislaci¨®n en vigor es suficiente para enfrentar esta nueva realidad y la Inspecci¨®n de Trabajo debe ser exhaustiva en la prevenci¨®n general y en la investigaci¨®n de la muerte ocurrida en la capital de Espa?a. El caso deja tambi¨¦n una reflexi¨®n a?adida vinculada a la fragilidad de aquellos que trabajan en una situaci¨®n de precariedad como resultado de un contrato laboral de car¨¢cter temporal, y en el marco de una empresa subcontratada, en este caso por el Ayuntamiento de Madrid. El acuerdo alcanzado a ¨²ltima hora del martes entre los sindicatos y las contratas responsables del servicio en este municipio, para eliminar el turno de tarde cuando haya altas temperaturas, es un buen principio.
La normativa aplicable a la prevenci¨®n de riesgos laborales fue pensada a?os atr¨¢s para dar respuesta a un mundo que incorpora nuevos desaf¨ªos. Ser¨¢n los expertos los encargados de apreciar la conveniencia de incorporar expresamente el calor extremo como un riesgo espec¨ªfico o no, pero lo que en modo alguno puede estar en discusi¨®n es la necesidad de que las consecuencias del cambio clim¨¢tico deterioren a¨²n m¨¢s las condiciones laborales de algunos sectores profesionales, y particularmente las de aquellos cuyas condiciones de trabajo resultan siempre m¨¢s penosas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.