La transici¨®n energ¨¦tica echa el freno: todos son muy ¡®verdes¡¯ hasta que la realidad cambia
La invasi¨®n de Ucrania ha trastocado el ritmo de migraci¨®n hacia un sistema sin emisiones contaminantes. Reguladores, empresas e inversores priorizan a corto plazo la seguridad del suministro
Los blindados rusos han roto el orden internacional y han aplastado prioridades y certezas. En el sector de la energ¨ªa, la seguridad de suministro y la b¨²squeda de nuevas fuentes se han impuesto a las consideraciones medioambientales y de sostenibilidad. Los tanques de Putin han empujado el ¡°sello verde¡± a tierra de nadie; a un no man¡¯s land impensable hace s¨®lo unos meses, cuando empresas, fondos y gobiernos participaban en una carrera hacia una transici¨®n energ¨¦tica centrada en renovables y en el fin de los hidrocarburos.
Todo ha cambiado. Con la guerra en la puerta de la UE, los grandes fondos anuncian m¨¢s flexibilidad y menos exigencias; las compa?¨ªas vuelven a producir electricidad quemando hidrocarburos y Bruselas ha asumido como verdes el gas y las nucleares. La Comisi¨®n Europea ha modificado su pol¨ªtica respecto al gas, una fuente de energ¨ªa para la que se plantea ahora no s¨®lo mantener las centrales de ciclo combinado y los gasoductos, sino tambi¨¦n nuevas inversiones.
Las publicaciones especializadas de inversi¨®n detallan, por su parte, c¨®mo el sello sostenible ha perdido peso en las carteras de capital. Los fondos ESG de Europa, que invierten seg¨²n par¨¢metros ambientales, sociales y de gobernanza corporativa, no est¨¢n siendo un buen refugio para los inversores este a?o. En abril, sus p¨¦rdidas superaban la media de los ¨ªndices mundiales tradicionales.
La mayor gestora de fondos de inversi¨®n, BlackRock, que maneja activos equivalentes a casi 10 veces el PIB de Espa?a, ha dado un aldabonazo en an¨¢lisis y declaraciones a los medios. La entidad, que agit¨® los mercados hace dos a?os al anunciar que iba a reorientar todos sus productos hacia inversiones m¨¢s sostenibles, ha ajustado el rumbo. BlackRock ha advertido de que no apoyar¨¢ la mayor¨ªa de las resoluciones de los accionistas sobre el cambio clim¨¢tico este a?o. Y no lo har¨¢ porque en su opini¨®n se han vuelto demasiado extremas. En 2021, la firma estado?unidense apoy¨® el 47% de las propuestas ambientales y sociales de las empresas en las que tiene participaci¨®n. Este ejercicio, la gestora, con participaciones importantes en empresas espa?olas como Repsol (5,1%), Iberdrola (5,16%) o Ferrovial (3,23%), bajar¨¢ el list¨®n.
Como en la guerra, los grandes de la inversi¨®n diferencian entre estrategia ¡ªel plan general¡ª y la t¨¢ctica, las acciones concretas para lograr los objetivos. Es momento de ajustar. Yo Takatsuki, responsable de gobernanza de JP Morgan Asset Management, aplaude a las empresas por ¡°establecer objetivos ambiciosos de cero emisiones netas a largo plazo¡±. Sin embargo, precisa, ¡°esta intencionalidad por s¨ª sola no es suficiente. A trav¨¦s de nuestro marco de compromiso con el cambio clim¨¢tico, les pedimos a las empresas con las que nos relacionamos que alineen los objetivos con la ciencia clim¨¢tica m¨¢s reciente, formen estrategias s¨®lidas con hitos intermedios y divulguen el progreso de manera consistente y transparente¡±.
Se impone el realismo. En EE UU, solo entre el 11% y el 13% de los accionistas de tres de los mayores bancos (Wells Fargo, Bank of America y Citi) han respaldado con su voto las pol¨ªticas alineadas con el objetivo de conseguir emisiones netas cero en 2050, seg¨²n revel¨® el Financial Times. Y el fondo soberano noruego, que gestiona Norges Bank, ha aumentado posiciones en compa?¨ªas como Repsol (3,2%).
Las petroleras, que sent¨ªan el aliento de los grandes inversores, respiran aliviadas. La presi¨®n de las gestoras ¡ªBlackRock, Amundi, Meridian o Ardian¡ª estuvo detr¨¢s del giro hacia las renovables de compa?¨ªas como Repsol o Cepsa. Ahora, la presi¨®n afloja, aunque las empresas se apresuran a se?alar que sus compromisos medioambientales no han cambiado. ¡°Guste o no¡±, explican fuentes de Repsol, ¡°el petr¨®leo va a ser necesario durante mucho tiempo. Nuestro discurso siempre ha sido el mismo, la transici¨®n energ¨¦tica tiene que estar basada en la competitividad y el empleo, ordenada y posibilista. Mantenemos el objetivo de cero emisiones netas en 2050¡å. Cepsa considera, por su parte, que ¡°no hay ning¨²n par¨¦ntesis en el proceso de transici¨®n energ¨¦tica¡±. ¡°Lo que s¨ª hay¡±, admiten fuentes de la compa?¨ªa, ¡°es un replanteamiento en cuesti¨®n de seguridad y autonom¨ªa energ¨¦tica en la UE. La guerra deber¨ªa hacer que todo se agilice¡±.
Todo igual, pero distinto. La guerra y su impacto en el sector de la energ¨ªa ?es algo coyuntural o es una disculpa para consolidar negocios de siempre? El Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica y el Reto Demogr¨¢fico ha declinado responder a la cuesti¨®n.
?scar Barrero, socio encargado de energ¨ªa de PwC, admite que la guerra ha abierto un par¨¦ntesis en la transici¨®n y las exigencias de sostenibilidad. ¡°Pero parcialmente¡±, matiza. ¡°Se han puesto al mismo nivel, la sostenibilidad, que era algo prioritario ¡ªy rentable¡ª, y la garant¨ªa de suministro¡±, a?ade, ¡°pero no son dos v¨ªas contradictorias¡±.
El socio responsable de Energ¨ªa de KPMG en Espa?a, Carlos Sol¨¦, coincide con Barrero en que el conflicto muestra que el despliegue renovable se debe acelerar. Eso s¨ª, el desarrollo ¡°puede verse afectado por el impacto que, derivado de la situaci¨®n geopol¨ªtica, introduzca mayores costes y retrasos en la cadena de los suministros necesarios para el desarrollo de las infraestructuras¡±.
El an¨¢lisis desde el lado renovable es distinto. Javier Garc¨ªa Breva, presidente del Consejo Asesor de la Fundaci¨®n Renovables, considera que ¡°la guerra de Ucrania ha dado la disculpa perfecta para relanzar el negocio del gas, del petr¨®leo y el carb¨®n. Repsol, Shell, BP, Aramco se est¨¢n forrando¡±. ¡°La pregunta clave¡±, indica, ¡°es qu¨¦ entendemos por transici¨®n verde. No se trata de sustituir hidrocarburos por m¨¢s renovables, sino de cambiar el modelo, de centralizado a modelo de generaci¨®n distribuida, tal y como recogen las directivas europeas¡±.
Resistencias
Lo cierto es que el cambio al que apela Garc¨ªa Breva cuenta con grandes resistencias. Las el¨¦ctricas, la Comisi¨®n y la Agencia de Cooperaci¨®n de los Reguladores de la Energ¨ªa (ACER) se han opuesto a cambiar las reglas del mercado mayorista el¨¦ctrico y hasta el gobernador del Banco de Espa?a ha alertado de que la transici¨®n verde la van a pagar las rentas bajas.
La guerra de Ucrania ha cambiado la paleta de colores del cuadro energ¨¦tico y medioambiental. Claudia Antu?a, socia de Analistas Financieros Internacionales (AFI), explica que, hoy, los inversores pueden aceptar estrategias m¨¢s pausadas. ¡°La guerra ha dado una tonalidad a la transici¨®n entre marr¨®n y verde¡±, asegura. El color de la tierra de nadie. Tonalidades para tiempos golpeados por la realidad y opuestos a aquellos que evoca el poeta Rodolfo Serrano ¡°en los que ¨¦ramos tan j¨®venes que todo lo sab¨ªamos¡±. Y todo iba a cambiar. R¨¢pido.
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