Renegociar el TLC con Estados Unidos
Gustavo Petro ha dicho que quiere renegociar el tratado comercial, pero creer que EEUU va a aceptar las peticiones del presidente electo es una insensatez
Es una burrada porque abre la posibilidad de perder unos beneficios indiscutibles para el comercio exterior colombiano. Los exportadores, en su gran mayor¨ªa, se aterran con la posibilidad de abrir una negociaci¨®n que por razones obvias tiene que ser rec¨ªproca. Creer que Estados Unidos va a aceptar unas peticiones colombianas de mejorar las condiciones en el trato comercial a los textiles y una mejor¨ªa a los arroceros por cuenta de que somos sus principales aliados en Suram¨¦rica es una insensatez.
Suponer que esos objetivos se logran mediante la revisi¨®n de aspectos espec¨ªficos a trav¨¦s de la Comisi¨®n Administradora del TLC, no deja de ser una ingenuidad de prim¨ªparos en la negociaci¨®n de tratados. No es sino mirar la historia del convenio para entender el tama?o del bollo. M¨¢s de diez rondas de negociaci¨®n en varios a?os y un tour de force en los Congresos de Estados Unidos y de Colombia que pusieron en peligro varias veces el ¨¦xito del proceso.
Los encargados del empalme del Presidente Petro solicitaron al gobierno americano, representado por el encargado de negocios de la Embajada, renegociar el TLC. El funcionario un poco sorprendido con la solicitud ¡ªla reuni¨®n era para hablar del Acuerdo de Paz¡ª no tuvo mas remedio que manifestar su conformidad de revisar los aspectos espec¨ªficos en los que se hayan presentado dificultades.
La diferencia entre revisar y renegociar es gigantesca porque lo primero es un proceso administrativo muy manejable mientras que lo segundo es un tramite legislativo muy traum¨¢tico y por consiguiente peligroso. Proponer una modificaci¨®n del posicionamiento de los textiles o el ingreso al mercado norteamericano de productos agr¨ªcolas no pueden calificarse de revisi¨®n. Son modificaciones de fondo.
Para el exministro y embajador Luis Carlos Villegas, el perfeccionamiento del Acuerdo con los Estados Unidos constituye uno de los hitos de modernizaci¨®n de nuestra econom¨ªa, comparable solo con la importancia de la independencia del Banco Central consagrada en la constituci¨®n por la Asamblea Constituyente de 1991.
Por cuenta del Tratado, los consumidores colombianos obtuvieron precios mas bajos en alimentos, vestuario, servicios de tecnolog¨ªa y de cr¨¦dito en comparaci¨®n con los costos nacionales. Pudimos importar de Estados Unidos materias primas, bienes intermedios y bienes de consumo a precios internacionales. Se fortaleci¨® la inversi¨®n nacional y extranjera y moriger¨® el papel monop¨®lico de empresas como la del acero. Nos abrimos a la transferencia de tecnolog¨ªa y a pr¨¢cticas empresariales innovadoras. Modernizamos el r¨¦gimen de propiedad intelectual lo cual permiti¨® el acceso a productos nuevos en el sector farmac¨¦utico. Se abarat¨® el precio de los carros. La formalizaci¨®n laboral alcanz¨®, por primera vez un 55%. En s¨ªntesis " ha sido favorable a todas luces disponer de acceso privilegiado al mayor mercado del mundo.¡±
Antes del tratado est¨¢bamos sometidos al tortuoso mecanismo de la renovaci¨®n anual del Congreso de Estados Unidos de las preferencias andinas. El TLC volvi¨® permanentes las desgravaciones arancelarias ¡°que eran susceptibles de ser revocadas¡±. Los tratados comerciales con Canad¨¢, Uni¨®n Europea, Estados Unidos, Reino Unido, M¨¦xico, Chile, Per¨², Panam¨¢, Corea, Costa Rica, Israel, Guatemala, Honduras, Salvador, Reino Unido, entre otros, nos insertaron en la econom¨ªa internacional. En ciernes el tratado con Emiratos ?rabes Unidos, negociado en tiempo r¨¦cord mediante un proceso de fast track y que al gobierno electo le parece precipitado.
La otra cara del comercio en Am¨¦rica Latina es la del fracaso de Mercosur. Ausencia de voluntad pol¨ªtica y de complementariedad estructural entre los pa¨ªses miembros, dicen los estudiosos del tema.
Tendr¨¢ el Presidente Petro que escoger entre el modelo de los Acuerdos exitosos como el TLC con Estados Unidos, principalmente, o el fiasco que signific¨® el mercado del sur.
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