Los apuros del Gobierno de mayor¨ªa relativa en Francia
La cuesti¨®n es saber si un sistema presidencialista puede sobrevivir practicando una pol¨ªtica asamblearia antipresidencialista y pendular
Nunca, desde la creaci¨®n de la V Rep¨²blica, se hab¨ªa experimentado una situaci¨®n tan parad¨®jica e imprevisible en la Asamblea nacional francesa. Charles de Gaulle, el padre de la Constituci¨®n de 1958, precisamente para disuadir todo sistema de coaliciones oportunistas, hab¨ªa asentado las nuevas instituciones sobre la m¨¢xima ¡°el presidente preside y el Gobierno ejecuta¡±. Pero ello necesitar¨ªa una mayor¨ªa absoluta obediente en el Parlamento. Tras el escenario resultante de las elecciones de junio, el presidente no detenta esa mayor¨ªa y el Gobierno, aunque d¨®cil, solo ejecuta relativamente porque se encuentra sometido tanto al devenir de las coaliciones como a los giros internos en su propio seno de unos aliados que quieren marcar sus diferencias pensando ya en los pr¨®ximos per¨ªodos electorales. Hoy se traduce en una batalla permanente del Gobierno, que solo puede sobrevivir con el apoyo circunstancial de los republicanos, representantes de la vieja derecha conservadora. El ¨²ltimo debate sobre la legislaci¨®n dedicada al poder adquisitivo (¡°ley contra la vida cara¡±) demuestra que la jefa del Gobierno, Elisabeth Borne, camina peligrosamente al borde del precipicio, comprando apoyos en todos los bandos para seguir adelante. Es el Gobierno del regateo. En los pr¨®ximos asuntos dedicados a la inmigraci¨®n y a la seguridad, se practicar¨¢ otra modalidad de coalici¨®n entre la derecha, el macronismo y la extrema derecha.
La cuesti¨®n, debatida desde la teor¨ªa constitucional, es saber si un sistema presidencialista puede sobrevivir practicando una pol¨ªtica asamblearia antipresidencialista y pendular. En realidad, a los ojos de la opini¨®n p¨²blica, se impone el lema de una Francia ingobernable, por falta de una legitimidad mayoritaria, que requerir¨¢ nuevas elecciones para salir de una crisis que no es distinta, sin embargo, a la situaci¨®n en Italia, bajo un sistema parlamentario radicalmente opuesto al de Francia. El pa¨ªs galo nunca vivi¨® una din¨¢mica abocada a la inestabilidad, la par¨¢lisis gubernamental y al descontento entre todos.
Las alternativas de soluci¨®n se encuentran sobre la mesa del presidente Emmanuel Macron. Pero no sabemos qui¨¦n, en definitiva, asumir¨¢ el riesgo de una disoluci¨®n de la Asamblea nacional, porque la experiencia ha demostrado que el coste es muy alto. Ser¨ªa dram¨¢tica para el presidente, si recurre, utilizando la juiciosa f¨®rmula del ex primer ministro socialista Lionel Jospin, a esa ¡°experimentaci¨®n peligrosa¡± y pierde la actual mayor¨ªa relativa. No obstante, hay una cuesti¨®n de fondo que trasciende el caso franc¨¦s o italiano: tras la pandemia y la insuficiencia dr¨¢stica de los recursos econ¨®micos y energ¨¦ticos derivada de conflictos geopol¨ªticos violentos (invasi¨®n rusa de Ucrania), las democracias europeas han entrado de lleno en un periodo de profundas desestabilizaciones. Est¨¢ claro que, para la Uni¨®n Europea ¡ªla Comisi¨®n europea y el banco central¡ª, los sufrimientos del Gobierno franc¨¦s y del italiano encarnan malos augurios. El cielo de ambos pa¨ªses est¨¢ cargado de ruidosas tempestades.
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