Tricotar, acampar, abortar
Sustituir palabras tab¨² por otras es habitual en China, donde los internautas llevan a?os empleando un ingenio admirable para poder hablar de lo que les d¨¦ la gana. Verlo en Estados Unidos y en 2022 es descorazonador
Ha pasado un mes desde que el Tribunal Supremo de Estados Unidos revoc¨® la sentencia hist¨®rica que garantizaba el derecho al aborto en ese pa¨ªs y las plataformas siguen sin aclarar c¨®mo van a moderar el contenido sobre el tema. Facebook e Instagram han retirado los mensajes de usuarios que quer¨ªan regalar, comprar o vender p¨ªldoras para interrumpir un embarazo. Meta, la propietaria de las dos redes sociales, insiste en que es su pol¨ªtica: proh¨ªbe la venta e intercambio de medicamentos. Lo curioso es que ¡ªla agencia AP ha hecho la prueba¡ª si se sustituye la palabra ¡°pastilla¡± por ¡°arma¡± las plataformas ya no censuran el mensaje.
Las grandes tecnol¨®gicas tienen m¨¢s poder que muchos Estados, pero sobre este asunto vital para millones de mujeres se permiten no dar explicaciones. Y no porque no se las hayan pedido. Una reportera del MIT Review consult¨® hace unas semanas a Alphabet, Meta, Reddit, TikTok y Twitter si iban a restringir contenido sobre el aborto y c¨®mo iban a responder si las autoridades les ped¨ªan datos sobre ciertas usuarias en los Estados que proh¨ªben abortar. Algunas empresas como Meta no han respondido. Otras lo han hecho de forma escueta y vaga, alegando b¨¢sicamente que proh¨ªben el uso de sus servicios para actividades ilegales. Mientras, Google sigue recopilando datos de ubicaci¨®n, pero no dice qu¨¦ har¨¢ con las llamadas ¨®rdenes de geovalla, cuando las autoridades le piden informaci¨®n sobre qui¨¦n visita un per¨ªmetro concreto, por ejemplo, los alrededores de una cl¨ªnica de planificaci¨®n familiar.
Las consecuencias de esto son, en primer lugar, una inseguridad jur¨ªdica tremenda. La gente no sabe si colgar informaci¨®n educativa sobre la interrupci¨®n del embarazo o incluso si llevar el tel¨¦fono encima les puede acarrear consecuencias penales. Adem¨¢s, ser¨¢ cada vez m¨¢s dif¨ªcil acceder a informaci¨®n veraz porque mucha estar¨¢ vetada y, en cambio, las redes seguir¨¢n repletas de desinformaci¨®n. Por ¨²ltimo, estamos viendo un tipo de activismo impensable hace unos a?os: en pa¨ªses que reconocen la libertad de expresi¨®n, centenares de miles de usuarias hablan en clave para sortear la censura online. Un ejemplo son los v¨ªdeos que cuelgan en TikTok para ofrecer alojamiento y compa?¨ªa a aquellas mujeres que necesiten ¡°tricotar¡±, ¡°acampar¡±, o ¡°ir a una cata de vinos¡±, es decir, abortar. Esto de sustituir palabras tab¨² por otras es habitual en China, donde los internautas llevan a?os empleando un ingenio admirable para poder hablar de lo que les d¨¦ la gana. Verlo tambi¨¦n en Estados Unidos y en 2022 es descorazonador. Las compa?¨ªas obviamente evitan los riesgos y quieren cumplir la ley. Pero su secretismo es incompatible con vender un discurso de respeto a la transparencia y la privacidad. @anafuentesf
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