Las horas m¨¢s amargas de ¡®elPeri¨®dico¡¯ de Guatemala
Los allanamientos en las oficinas del diario y la detenci¨®n de su presidente, Jos¨¦ Rub¨¦n Zamora, mantienen en vilo a la prensa nacional y a la comunidad internacional mientras el pa¨ªs vuelve a ser escenario de atropellos pol¨ªticos
Viste sus t¨ªpicos jeans y esa camisa, ya algo vieja, de cuadros rojos y negros. Viste como quien est¨¢ en casa sin miedo a ser perturbado. Y as¨ª, sin previo aviso, una visita familiar es interrumpida por elementos de la Polic¨ªa Nacional Civil (PNC). Son las 14:20 horas del viernes 29 de julio en la Ciudad de Guatemala, y el operativo, dirigido por el Ministerio P¨²blico (MP) y la Fiscal¨ªa Especial contra la Impunidad (FECI) ha comenzado. Su primer objetivo es la casa del galardonado periodista, presidente y fundador de elPeri¨®dico, Jos¨¦ Rub¨¦n Zamora.
Pero la PNC no ingresa por la puerta, sino por el techo de la vivienda. Aqu¨ª tambi¨¦n importan las formas. Afuera, veh¨ªculos tipo pick up sin placas y con polic¨ªas armados y los rostros cubiertos se despliegan por toda la calle del residencial, ubicado en pleno coraz¨®n de la ciudad universitaria. Ser¨¢ una tarde larga. Ellos lo saben. Los de dentro, no tanto. Zamora, en declaraciones posteriores, narra que en su casa estaban sus nietos y nuera cuando la PNC irrumpi¨® por el tejado. Hab¨ªan llegado de visita desde Estados Unidos y ahora estaban presenciando, sin tapujos, la realidad guatemalteca.
Pero el operativo tambi¨¦n tiene otro destino. A las 15:16 horas, llegan a las oficinas centrales de elPeri¨®dico, ubicadas a las periferias de la Ciudad, veh¨ªculos de la PNC. Se trata del segundo allanamiento de la jornada contra periodistas del diario. Dentro de las oficinas, hay m¨¢s de una treintena de empleados. Desde personal administrativo hasta operadores de la rotativa.
Cruce de llamadas, mensajes y preocupaciones. Los reporteros m¨¢s veteranos pueden imaginar de qu¨¦ va todo esto. En 2003, la c¨²pula de la contrainteligencia militar del Estado Mayor Presidencial allan¨® la residencia de Zamora por varias horas. En tres ocasiones simularon su muerte y profirieron amenazas al estilo de ¡°no se meta con los de arriba¡±. Todo por dos art¨ªculos publicados por el diario y firmados por su presidente: una columna de opini¨®n titulada ¡°R¨ªos Montt, algunos apuntes¡±; y una investigaci¨®n ¡°La mafia y el ej¨¦rcito¡±.
Pero hoy, casi dos d¨¦cadas despu¨¦s, pocos imaginan uno de los momentos m¨¢s impactantes de la jornada: la imagen de Zamora con unos grilletes. A las 16:02 horas, el equipo de elPeri¨®dico que no est¨¢ en las oficinas centrales, hace p¨²blica la escueta informaci¨®n a trav¨¦s de redes sociales. Est¨¢n ocurriendo dos allanamientos, uno en las oficinas y otro en la residencia del periodista. Pero nada m¨¢s. El Ministerio P¨²blico calla. La familia de Zamora y los trabajadores del diario permanecen incomunicados mientras la polic¨ªa registra todo a su alrededor. Les han quitado sus tel¨¦fonos y los vigilan mientras registran los espacios fren¨¦ticamente. Algo buscan, pero nadie sabe qu¨¦.
Las horas pasan y ninguna autoridad se ha pronunciado. Comienzan a rondar numerosas hip¨®tesis, pero lo cierto es que los trabajadores siguen encerrados en las oficinas centrales y Zamora en su residencia. Afuera, reporteros, camar¨®grafos y miembros de la sociedad civil vigilan los movimientos de un allanamiento sombr¨ªo, a todas luces.
Son las 17:48 horas cuando el Procurador de los Derechos Humanos (PDH) Jord¨¢n Rodas expresa su preocupaci¨®n por los acontecimientos. ¡°Estamos en un momento muy dif¨ªcil, yo no quisiera pensar que estamos llegando a ser una Nicaragua, porque una democracia sin prensa independiente es una erosi¨®n a la ya fr¨¢gil democracia guatemalteca¡±, explica en un video compartido en las redes sociales de la PDH. Rodas, adem¨¢s, especula: ¡°Oficialmente, no se conoce la raz¨®n (de los allanamientos), pero puede que se deba a publicaciones (...) hay que tener empat¨ªa, hoy es la prensa pero ma?ana podr¨ªan ser ustedes¡±, advierte.
Varias organizaciones de sociedad civil, medios de comunicaci¨®n internacionales y periodistas guatemaltecos comienzan a pronunciarse. Manifiestan su rechazo contra la libertad de prensa y la falta de claridad de los allanamientos. Comienza a correr por redes sociales un supuesto delito: ¡°lavado de dinero¡±. Algunos m¨¢s audaces que otros recuerdan c¨®mo en Nicaragua, naci¨®n sometida al yugo del dictador Daniel Ortega, la situaci¨®n comenz¨® de manera similar. Un titular reza ¡°El r¨¦gimen de Ortega desata una cacer¨ªa de periodistas con el pretexto de perseguir el lavado de dinero¡±. En la imagen de la noticia est¨¢ Cristiana Chamorro, una figura inc¨®moda para el r¨¦gimen nicarag¨¹ense y tambi¨¦n de familia de periodistas. ¡°Lavado de dinero¡±. El mismo delito por el que, varias horas despu¨¦s, acusar¨¢n oficialmente a Zamora.
El reloj marca las 19:00 horas cuando, finalmente, el jefe de la FECI Rafael Curruchiche, frente a las c¨¢maras del MP, emite un comunicado de dos minutos. ¡°El se?or Zamora fue capturado derivado por una orden de juez competente, siendo el juez s¨¦ptimo de Primera Instancia Penal, al advertir indicios suficientes de la posible comisi¨®n de m¨²ltiples delitos¡±, explica. El fiscal no da m¨¢s informaci¨®n. Repite, una y otra vez, mientras tuerce la mirada y lee los mensajes clave ubicados al lado izquierdo de su c¨¢mara, que no se trata de un caso en contra la libertad de expresi¨®n y que van contra Zamora ¡°por su calidad de empresario, no de periodista¡±. Se?ala que ¡°el caso est¨¢ bajo reserva¡±. Una frase trillada. Y vuelve a repetir que el delito por el que se persigue a Zamora es por ¡°lavado de dinero¡±, otra frase trillada. Concluidos los dos minutos, acaba el video y vuelve el silencio.
Pero los tiempos son curiosos. Justo hace unas semanas, el mismo Curruchiche hab¨ªa sido incluido en la Lista Engel del Departamento de Estado de Estados Unidos, que lo se?ala de participar en acciones para socavar los procesos o instituciones democr¨¢ticas y en la obstrucci¨®n de investigaciones sobre tales actos de corrupci¨®n. Su jefa, la Fiscal General del Ministerio P¨²blico, tambi¨¦n integr¨® dicha lista en 2021.
Adem¨¢s, la semana anterior una publicaci¨®n en la secci¨®n dominical de elPeri¨®dico (elPeladero) narraba en formato de cuento infantil, el supuesto romance y los caprichos de Miguel Mart¨ªnez, la pareja del presidente Alejandro Giammattei y la voz de su conciencia. Y por si fuera poco, esa misma semana dos investigaciones del diario acapararon la agenda medi¨¢tica: la existencia de m¨²ltiples cuentas millonarias en diversos pa¨ªses del exdiputado y excandidato presidencial por uno de los partidos aliados al oficialismo, Estuardo Galdamez; y el esc¨¢ndalo dentro de las c¨²pulas del ej¨¦rcito por el lanzamiento del videojuego ¡°Yo Kaibil¡±, que revela t¨¢cticas secretas del grupo militar de ¨¦lite Kaibil. Una presentaci¨®n que sucedi¨® mientras el presidente y su ministro de Defensa se encontraban en Ucrania, protagonizando otra de las cuestionadas pol¨ªticas exteriores del actual gobierno. Todo eso, en una semana.
Ahora son las 19:54 horas y las muestras de apoyo y cari?o siguen llegando. Un gran grupo de periodistas, organizados bajo el lema #NoNosCallar¨¢n, abre un espacio en redes sociales para dialogar sobre la situaci¨®n. El grupo no ha surgido del calor del momento. Se ha formado tras los m¨²ltiples embistes contra periodistas que ha protagonizado el gobierno de turno en los tres a?os que lleva en el poder. Otros periodistas han sido v¨ªctimas, han optado por el exilio y, aquellos con peor suerte, han sido silenciados.
Son las 20:00 horas y el foro virtual da inicio. Miles de personas sintonizan. Hay conectados todo tipo de ciudadanos angustiados y enfadados, pol¨ªticos, activistas y periodistas. Toman los micr¨®fonos m¨²ltiples personalidades. Entre ellas: Norma Torres, congresista estadounidense de origen guatemalteco; Juan Francisco Sandoval, exfiscal de la FECI en el exilio; Juan Luis Font y Michelle Mart¨ªnez, periodistas exiliados y perseguidos por el gobierno de Giammattei; Claudia Paz y Paz, exfiscal general del MP; y Juan Pappier, de Human Rights Watch, entre otros.
Mientras tanto, los allanamientos contin¨²an. A la PDH se le ha negado el acceso a ambos lugares para corroborar el bienestar y el cumplimiento de los derechos de los afectados. La PNC, armada hasta los dientes, mantiene las puertas cerradas y vigila el per¨ªmetro.
Con las oficinas allanadas, el personal incomunicado y la imprenta secuestrada, surge una pregunta inminente entre los reporteros, editores y directores: ?Circularemos ma?ana? Claro que s¨ª, se responden. Comienzan los esfuerzos y ofrecimientos de medios aliados para poder editar e imprimir la edici¨®n de papel, mientras que la edici¨®n digital mantiene un ritmo fren¨¦tico. Datos, declaraciones, im¨¢genes, videos y comunicados transformados en art¨ªculos, galer¨ªas y cr¨®nicas.
Son las 23:00 horas cuando la puerta de la residencia de Zamora se abre. Rodeado de polic¨ªas, el periodista es conducido hacia una patrulla que lo llevar¨¢ a Torre de Tribunales, ubicada en el Centro Hist¨®rico de la ciudad en donde un juez debe explicarle la raz¨®n de su captura y allanamientos. Pero la multitud detiene su paso. Algunos micr¨®fonos le roban cortas declaraciones. ¡°Esto es una persecuci¨®n pol¨ªtica¡±, alcanza a decir Zamora, sobre las cabezas de los polic¨ªas que le rodean.
El allanamiento en la residencia del periodista ha durado casi diez horas. Mientras tanto, en las oficinas nada ha cambiado. La PNC sigue all¨ª y los trabajadores, tambi¨¦n. Las autoridades han decidido, a eso de las 21:00 horas, dejar ir a los trabajadores de la rotativa y los encargados de la edici¨®n impresa. Al resto, el personal administrativo que no se encuentra en el taller sino en las oficinas, no. Ellos se quedan. ¡°Llama la atenci¨®n. ?Por qu¨¦ a ellos y a los dem¨¢s no? Parece que quer¨ªan impedir que imprimi¨¦ramos, eso es todo¡±, dice uno de los trabajadores. Ocho empleados de diversas edades, siguen ah¨ª. Sin dormir, sin comer, y algunas de ellas sin acceso a tomar sus medicamentos diarios.
Para Zamora, la espera de hace larga en Torre de Tribunales. Ignora por qu¨¦ est¨¢ all¨ª. De acuerdo con la ley, ya deber¨ªan de haberle comunicado la raz¨®n de su captura, pero no lo hacen. En la misma situaci¨®n permanece la auxiliar fiscal de la FECI, Samari Carolina G¨®mez D¨ªaz, detenida ese mismo viernes por supuesta ¡°revelaci¨®n de informaci¨®n confidencial o reservada¡±. La auxiliar asegura que teme por su vida y la de su familia.
Amanece. Son las 07:00 horas del s¨¢bado 30 de julio y del otro lado de la carceleta, en una ciudad que despierta alborotada, la edici¨®n impresa de elPeri¨®dico, contra viento y marea, ha circulado y el digital sigue en pie. ¡°Capturan a Zamora¡±, reza el titular de la primera p¨¢gina y la frase ¡°No Nos Callar¨¢n¡±, se lee en la contraportada. De nuevo, la camisa de cuadros rojos y negros, es protagonista.
A las 09:00 horas, despu¨¦s de 16 horas de allanamiento, los trabajadores restantes que estaban recluidos en las oficinas centrales de elPeri¨®dico, finalmente son liberados y el personal se retira de las oficinas. Mientras, frente a Torre de Tribunales comienzan a reunirse periodistas y columnistas del diario, as¨ª como colegas de otros medios y simpatizantes. Llevan pancartas, meg¨¢fonos y la contraportada de la edici¨®n impresa del 30 de julio del diario. Zamora contin¨²a viviendo una pesadilla, tras las rejas de la carceleta de Torre de Tribunales. No puede escuchar que detr¨¢s de las gruesas paredes, decenas se re¨²nen para corear su nombre y gritar ¡°libertad¡±.
El juez inicia la esperada audiencia para las 10:30 horas. Esta se realiza a puerta cerrada. Le comunica al periodista que la orden de detenci¨®n contra su persona es por los delitos de ¡°conspiraci¨®n para lavado de dinero¡±, ¡°lavado de dinero¡± y ¡°chantaje¡±. Acaba la audiencia. Los abogados protestan. La audiencia de primera declaraci¨®n se celebrar¨¢ hasta el lunes 1 de agosto. De esa manera, el periodista pasar¨¢ el fin de semana en la prisi¨®n Mariscal Zavala, c¨¦lebre tambi¨¦n por las personalidades privadas de libertad all¨ª, como el expresidente Otto P¨¦rez Molina.
Este bien podr¨ªa ser el relato de c¨®mo languidece la libertad de expresi¨®n en un pa¨ªs que pareciera no tener norte. Pero no es el caso, porque a pesar de los abusos y el atropello de los derechos de un periodista y un medio de comunicaci¨®n, a pesar de los grilletes y las penas, habr¨¢ prensa para rato. Primero fueron tras los fiscales y jueces que no se dejaron amedrentar. Ahora, van por los medios y los periodistas independientes.
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