Discutir el verde
La crisis clim¨¢tica requiere una estrategia de soluciones m¨²ltiples, a veces peque?as y dom¨¦sticas, a veces contradictorias, en lugar de una sola grande y global
Al arquitecto del Consorcio de Santiago, ?ngel Panero, se le ocurri¨® un d¨ªa que el verdor espont¨¢neo de musgo, malas hierbas y florecillas que crecen entre las juntas del empedrado compostelano podr¨ªa tener un efecto sobre la piedra similar al que tienen los parques sobre la ciudad. La c¨¢mara termogr¨¢fica del Grupo de An¨¢lisis y Conservaci¨®n de la Biodiversidad de la Universidad de Santiago confirm¨® que su intuici¨®n ten¨ªa piernas: el verdor que rascamos con tanto esfuerzo de nuestras calles puede refrescar hasta 25 grados la temperatura de la piedra. Panero lo llam¨® microverde.
Dice un poema de Paul ?luard que hay otros mundos pero est¨¢n en este. Y dice Lynn Margulis que la vida es el contrato de cooperaci¨®n y simbiosis que permite sobrevivir a los que se asocian. ¡°La piedra del centro hist¨®rico hierve de calor, pero no en todas partes¡±, tuite¨® el bot¨¢nico Miguel Serrano, la mano que sujetaba la c¨¢mara. ¡°Hay especies colonizadoras de malas hierbas que hacen la ciudad m¨¢s hospitalaria. Vamos a ayudarlas como aliadas que son¡±. Pero ?hay ojos de bot¨¢nico bajo nuestras gafas de exterminador?
Si los hubiera, empezar¨ªamos por catalogar, porque la interdependencia no es libertinaje. La Universidad est¨¢ construyendo un censo de las comunidades del microverde para saber qu¨¦ familias tienden sus hojas al sol y cu¨¢les buscan la sombra; qu¨¦ verdor prospera bajo la presi¨®n de los coches y cu¨¢l se abraza al bordillo. Segundo, muy importante, para saber lo que comen y c¨®mo se reproducen. Las malas hierbas, como todos los que sobreviven donde no se los quiere, son persistentes, competitivas y promiscuas; se dispersan con abandono y comen lo que pueden. Mejor tener cuidado. ¡°Imag¨ªnate que haya una planta que se encuentre tan bien en las juntas que empiece a comerse la piedra y genere un conflicto biol¨®gico¡±, me explica Panero por tel¨¦fono desde Santiago. La tercera fase es acotar una zona del empedrado para someter la hip¨®tesis de adaptaci¨®n y supervivencia a la vida real. ¡°Yo quiero empezar cuando digan por cuestiones bot¨¢nicas, pero siempre antes de primavera si es posible¡±, dice Panero, ¡°y abrir el debate respecto al patrimonio, que ser¨¢ muy curioso¡±.
El debate del patrimonio ser¨¢ curioso porque Santiago es piedra, y es ap¨®stol y es de la humanidad, pero no ser¨¢ tan diferente al debate no patrimonial. Mucha gente dice: ¡°A ver si se llenar¨¢ todo de verde¡±. Otros dicen: ¡°A ver si luego cuando llueve, resbala¡±. Si en un a?o descubrimos que el microverde produce mucho CO2 y que, adem¨¢s de refrescar el empedrado, limpia el ambiente, habr¨¢ quien quiera discutir el verde. Y tendr¨¢ que dar igual. La crisis clim¨¢tica es un problema complejo, lo que significa que requiere una estrategia de soluciones m¨²ltiples, a veces peque?as y dom¨¦sticas, a veces contradictorias, en lugar de una sola grande, tot¨¦mica y global. El trabajo es buscar y saber reconocer qui¨¦n y qu¨¦, en medio del infierno, no es infierno, darle espacio y hacerlo durar.
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