El petr¨®leo viene de la Luna
La llamada roca madre, seg¨²n el ge¨®logo Gustavo Coronel, ha producido hasta hoy, solo en la cuenca sedimentaria de Maracaibo, unos 40.000 millones de barriles
¡°Los ge¨®logos petroleros son, en realidad, ocultistas¡±, afirma uno de ellos, el tejano Rick Bass, en un libro para extra?o y memorable, Oil notes. ¡°Son gente ¨Cdice Bass¡ªque puede hablar durante horas de cosas y movimientos que ocurren en el seno del planeta y que nadie, salvo ellos, puede ver¡±.
Uno de esos prodigios de la geognosia es Gustavo Coronel, el ge¨®logo petrolero venezolano que ya en 1955 recolectaba calizas en los Andes venezolanos. Es el autor de El petr¨®leo viene de la Luna (edici¨®n del autor, 2010), el libro cuyo t¨ªtulo usurpa mi columna de hoy.
Coronel pronto cumplir¨¢ los 90 siendo una de las voces m¨¢s respetadas por los venezolanos de varias generaciones y de toda condici¨®n. Las columnas de asunto pol¨ªtico que a¨²n publica en El Nacional pueden resultar deslenguadas pero nunca zafias. El petr¨®leo viene de la Luna, recoge sus vivencias y observaciones, no siempre exclusivamente geol¨®gicas o corporativas, de mucho m¨¢s de medio siglo durante el cual Coronel lleg¨® a ser figura insoslayable de la industria petrolera global.
En ella cuenta las andanzas¡ªentre ellas, algunas galantes¡ª de una vida como ge¨®logo petrolero de piqueta, br¨²jula y bloc de notas, primero, y luego como gerente de empresas petroleras, entre 1948, trabajando para concesionarias transnacionales y, luego, a partir de 1976, como uno de los grandes capitanes de la estatal Petr¨®leos de Venezuela (PDVSA) hasta 1998, justo al comenzar la ¡°era Ch¨¢vez¡±.
Mis cap¨ªtulos predilectos, por la intensidad de lo que narran y la acuidad del juicio pol¨ªtico del autor, transcurren en Indonesia antes y durante las masacres que, entre 1965 y 1966, cobraron la vida de, al menos, medio mill¨®n de personas, muchas de ellas miembros locales del Partido Comunista Indonesio o de la minor¨ªa de origen chino. Coronel es autor, adem¨¢s, de una documentada (y desconsoladora) historia de la nacionalizaci¨®n petrolera, aparecida en 1983.
Volviendo a Indonesia, la violencia antioccidental de aquellos d¨ªas de descolonizaci¨®n se ceb¨® en los extranjeros de origen europeo. El porte a la vez mestizo, distinguido y cosmopolita de Coronel hizo de ¨¦l un personaje digno de una novela de Eric Ambler y le permiti¨®, al frente de instalaciones refinadoras de la Royal Dutch-Shell, peligrosamente asediadas, interceder con gran presencia de ¨¢nimo para salvar muchas vidas y la suya propia. Pero ?por qu¨¦ eso de la Luna?
La primera vez que, hace ya m¨¢s de treinta a?os, le¨ª el t¨ªtulo en un manuscrito¡ªtrabajaba yo en una editorial caraque?a que, al cabo, inexplicablemente rechaz¨® editarlo¡ª, pens¨¦ que se trataba de un libro sobre cosmogon¨ªas ind¨ªgenas
precolombinas. Ya por aquel entonces me pareci¨® un texto singular y absorbente: el relato que ¨¦l quiso novelado de su vida como petrolero.
Mucho tiempo despu¨¦s, descubr¨ª que el doctor Coronel hab¨ªa optado por la autopublicaci¨®n y es as¨ª como he podido volver a leerlo y disfrutarlo. Lo ofrece gratuitamente a quien quiera descargarlo de su blog, Las armas de Coronel. Llegado aqu¨ª, ser¨¢ mejor cederle la palabra, tomada de una breve cr¨®nica sobre c¨®mo se le ocurri¨® un t¨ªtulo tan desconcertante para sus memorias:
¡°En la Sierra de Perij¨¢, esa fila de monta?as que marca la frontera entre Venezuela y Colombia, tierra de tapires y jaguares, hogar de Yucpas y Baris venezolanos y de Irokos colombianos, fluye una quebrada llamada La Luna. Y en esa quebrada abundan afloramientos de rocas de edad cret¨¢cica superior, la ¨¦poca en que las amonitas eran las reinas de los mares. Esas rocas han sido designadas por los ge¨®logos como propias de la Formaci¨®n La Luna¡±.
La Luna es, pues, la localidad tipo de esa formaci¨®n, el lugar donde esa secuencia de rocas fue estudiada en detalle por primera vez y donde se nos muestra m¨¢s radiante y completa.
All¨ª, en un ambiente insuficientemente oxigenado, hace ya 75 millones de a?os, comenzaron a acumularse sedimentos org¨¢nicos que lentamente se transformaron en hidrocarburos. Es la llamada roca madre que, seg¨²n calcula Coronel, ha producido hasta hoy, solo en la cuenca sedimentaria de Maracaibo, unos 40.000 millones de barriles de petr¨®leo.
Desde chico he encontrado poderosamente evocativo el lenguaje de los ge¨®logos que trat¨¦ en el medio petrolero en que trabaj¨® mi padre. Es algo que notas, por ejemplo, en los libros del bar¨®n de Humboldt, vulcan¨®logo, esteta y escritor de gran virtud. Sigmund Freud admite haberse apropiado, sin vacilar, de conceptos claramente geol¨®gicos como ¡°buzamiento¡± y ¡°afloraci¨®n¡± para referirse con tino a lo que desciende o emerge del inconsciente. Esa intuici¨®n del lenguaje resplandece en la prosa de Coronel.
Es as¨ª como los ge¨®logos tienden a prescindir a menudo de convenciones geopol¨ªticas y prefieren hablar de ¡°comarcas¡± , de ¡°provincias¡± subterr¨¢nea much¨ªsimo m¨¢s vastas que los territorios enmarcados en los mapas.
Y es tambi¨¦n por eso que les resulta por completo natural y apropiado que las cuencas colombianas del valle del Magdalena, de los llanos colombianos o del Putumayo, al mostrarse litol¨®gicamente afines a las rocas halladas en la Sierra de Perij¨¢, sean referidas como de la Formaci¨®n La Luna.
La Formaci¨®n Vaca Muerta, en la Argentina, por citar otro ejemplo, muestra rocas de ¡°rostro¡± similar a los de La Luna. Sus reservas se estiman hoy en 22 mil millones de barriles¡±,. Comenta Coronel en el art¨ªculo ya citado c¨®mo el fil¨®sofo Orlando Cabrales, experto petrolero colombiano, hizo notar hace alg¨²n tiempo que los ge¨®logos de la YPF argentina considera juzgan el yacimiento de Vaca Muerta asimilable a la formaci¨®n La Luna. En Guyana, al oriente de las bocas del Orinoco, en un bloque aguas adentro del Atl¨¢ntico, la Formaci¨®n llamada ¡°del r¨ªo Canje¡± exhibe naturaleza y edad semejantes a las de la Luna.
Pa¨ªses hermanos, pues, distantes entre s¨ª y de diverso r¨¦gimen legal, se extienden sobre un mismo inagotable manto subterr¨¢neo de riqueza com¨²n que nos viene de la Luna.
Es en la superficie donde la avidez de las trasnacionales, tanto como la incuria ¡°redistributiva¡± de los populismos corruptos, se han conjugado perversamente durante m¨¢s de un siglo para hacer realidad el mito del rey Midas, degradando el ambiente y sumiendo en la miseria a millones de latinoamericanos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.