Una universidad cercana y para todos

Cuando llegu¨¦ a la UNED, una de las cuestiones que m¨¢s me preocupaba era c¨®mo iba a llevar la docencia a distancia. No porque tenga nada en contra de este tipo de metodolog¨ªa, sino porque demasiada gente me dec¨ªa que me iba a una universidad sin estudiantes. Podr¨¢s investigar y escribir mucho, comentaban, felicit¨¢ndome por el tiempo que iba a ganar gracias a eso. Y aunque la perspectiva de disfrutar de una especie de barra libre de investigaci¨®n y escritura sonaba tentadora, me apenaba pensar que me iba a perder todo lo que implica la docencia y el contacto con alumnas y alumnos de carne y hueso.

Sin embargo, la experiencia me trajo una realidad muy diferente. En mi primer cuatrimestre me toc¨® tutorizar un buen n¨²mero de trabajos de fin de grado. Era febrero de 2020, as¨ª que mientras todos descubr¨ªamos qu¨¦ significaba vivir en pandemia, yo tuve, adem¨¢s, mi propio proceso de aprendizaje sobre los estudiantes de la UNED. Los meses de confinamiento duro los pas¨¦ intercambiando correos y compartiendo tutor¨ªas virtuales con mis alumnos, lo que me permiti¨® seguir de cerca la evoluci¨®n de su trabajo al tiempo que les pon¨ªa cara e iba conociendo la historia y las circunstancias personales de cada uno de ellos. Mi aprendizaje se consolid¨® en los cursos siguientes, con m¨¢s trabajos de fin de grado y con otras asignaturas. Y aunque en materias de primero, con 1.500 matriculados, no es posible saberse el nombre de todos, los foros, el correo o las clases virtuales permiten conocer a un n¨²mero considerable y, sobre todo, estar ah¨ª para ellos.

As¨ª he podido redescubrir no solo que la UNED s¨ª tiene estudiantes y que son muy reales, sino tambi¨¦n que el perfil de estos es un poco diferente al de los alumnos de otras universidades. El abanico de edades, por ejemplo, es mucho m¨¢s amplio. Junto a j¨®venes procedentes de la selectividad, abundan las personas de edades m¨¢s avanzadas que quieren ampliar sus estudios para mejorar su situaci¨®n laboral, aquellas que simplemente buscan disfrutar adquiriendo conocimientos y tambi¨¦n las que, al borde de la jubilaci¨®n o ya retiradas, tienen la oportunidad de estudiar por primera vez en su vida. Muchas de ellas no pudieron hacerlo antes por motivos econ¨®micos, laborales o familiares. Muchas de ellas no podr¨ªan estudiar ahora en una universidad presencial por esas mismas razones.

Esa vocaci¨®n social, de creadora de comunidad adem¨¢s de transmisora de conocimiento que late detr¨¢s de cada universidad adquiere por todo ello en la UNED una dimensi¨®n especial. Una dimensi¨®n que tiene m¨¢s alcance a¨²n al descubrir que el 40% de los universitarios con discapacidad en Espa?a estudian en ella, al recordar la apertura de sus programas a la poblaci¨®n penitenciaria o al pensar en el papel dinamizador que desempe?an sus centros asociados, sobre todo los que tienen su sede en localidades con menos habitantes. En un tiempo donde la Espa?a vaciada y el reto demogr¨¢fico son temas de preocupaci¨®n, esta red de centros extendida por todo el pa¨ªs ofrece un tejido de apoyo magn¨ªfico para un plan de vertebraci¨®n del territorio.

Esta semana la UNED ha cumplido 50 a?os. No es mal momento para festejarla y para pensar en c¨®mo reforzar su labor para que siga siendo una universidad cercana y para todos otros 50 a?os m¨¢s.