La Constituci¨®n chilena
La negociaci¨®n habr¨¢ de ser la consecuencia pol¨ªtica del refer¨¦ndum, sea cual sea su resultado
En poco m¨¢s de una semana, el 4 de septiembre, los chilenos acudir¨¢n a las urnas para decidir si aprueban o rechazan el texto de una nueva Constituci¨®n redactada por una Convenci¨®n de mayor¨ªa progresista. Chile habr¨¢ llegado as¨ª al punto culminante de un largo camino iniciado tras las revueltas sociales de 2019. El acuerdo entre todas las fuerzas pol¨ªticas permiti¨® salir del atolladero mediante la creaci¨®n de nuevos espacios de discusi¨®n democr¨¢tica. La soluci¨®n a la crisis se traslad¨® a la poblaci¨®n, que decidi¨®, tambi¨¦n en elecciones, enterrar la Constituci¨®n heredada de la dictadura de Augusto Pinochet y redactar otra nueva. Los legisladores elegidos para ello reflejaron el esp¨ªritu del momento: en su mayor¨ªa de izquierda, muchos incluso independientes de los partidos pol¨ªticos. Se dio adem¨¢s una destacada representaci¨®n a minor¨ªas hasta ese momento rezagadas, como la ind¨ªgena. De esa amalgama de voluntades sali¨® el texto que ser¨¢ sometido a escrutinio tras un largo periodo de negociaciones.
El Gobierno de Gabriel Boric tom¨® como propio el proceso constituyente y defendi¨® su esp¨ªritu fundacional. Los ¨²ltimos sondeos publicados, sin embargo, otorgan una mayor¨ªa de en torno a 10 puntos a quienes optan por rechazar el texto, con un alto porcentaje de indecisos. A medida que se acerca la fecha del refer¨¦ndum, queda claro que el d¨ªa despu¨¦s de la votaci¨®n la democracia chilena vivir¨¢ una prueba de solvencia institucional que refuerza la estrategia oficial y su anticipaci¨®n de que no habr¨¢ imposiciones de ning¨²n tipo, cualquiera que sea el resultado.
Boric ha propuesto una nueva elecci¨®n de miembros de la Convenci¨®n destinada a redactar la Constituci¨®n en caso de que el resultado se decante en favor del rechazo del texto. Esa renovada Convenci¨®n deber¨¢ responder a la demanda de cambio que qued¨® plasmada en el plebiscito que dio inicio al proceso, cuando casi un 80% de los chilenos votaron por enterrar la actual, engendrada sin consenso y en plena dictadura. Si nos remontamos a los resultados de las ¨²ltimas elecciones legislativas, en noviembre de 2021, es posible que la derecha alcance la cuota de representaci¨®n que no obtuvo en el anterior proceso constituyente.
Si el 4 de septiembre se aprobase la Constituci¨®n, una posibilidad que no debe descartarse, el desaf¨ªo no es menor y exigir¨¢ tambi¨¦n sentido institucional. El Gobierno ha ofrecido a la ciudadan¨ªa una agenda de reformas que, por la v¨ªa del Parlamento actual, modere los puntos de la nueva Constituci¨®n que m¨¢s inquietan. En la lista figuran el art¨ªculo que crea una justicia ind¨ªgena paralela o el nivel de poder que podr¨¢n ejercer las llamadas autonom¨ªas territoriales. Llegados a este punto del proceso constituyente, resulta evidente que la democracia chilena ha dado sobradas muestras de madurez. Deber¨¢ ahora revalidar esos precedentes con soluciones creativas y a trav¨¦s de acuerdos negociados, sea cual sea el resultado que arrojen las urnas.
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