Lo que quedar¨¢ de la 4T
El obradorismo tiene asegurado al menos otros ocho a?os en el poder. Quedan pocas dudas de que el presidente elegir¨¢ a su sucesor
Quiz¨¢ sea demasiado pronto para hacer un balance hist¨®rico de lo que habr¨¢ significado el autodenominado Gobierno del cambio, m¨¢s all¨¢ de que algunos consideren que ha sido para bien y otros para mal. Pero a cuatro a?os del sexenio y entrando a la recta final, ya podr¨ªamos preguntarnos cu¨¢nto realmente de fondo ha impactado la llamada Cuarta Transformaci¨®n. ?Cu¨¢nto lleg¨® para quedarse y cu¨¢nto ser¨¢ borrado por el arribo de otro Gobierno?
Antes que nada habr¨ªa que asumir que existir¨¢ una forma de continuidad. El obradorismo tiene asegurado al menos otros ocho a?os en el poder. A estas alturas quedan pocas dudas de que el presidente elegir¨¢ a su sucesor y que resultan peregrinas las esperanzas de los que supon¨ªan que este proyecto pol¨ªtico se desmoronar¨ªa en su ¨²nica y primera versi¨®n. Aun faltando 22 meses para las elecciones, me parece que hemos pasado el punto en el que un video esc¨¢ndalo, una informaci¨®n explosiva o un gradual desencanto puedan desplomar la imagen de L¨®pez Obrador. Y no porque no hayan existido tales videos o esc¨¢ndalos, sino porque el tabasque?o ha logrado convencer a las grandes mayor¨ªas de que sigue siendo el presidente que nunca hab¨ªan tenido.
Pero sean dos u ocho a?os, algunas cosas habr¨¢n cambiado sustancialmente. Lo que sigue no es un balance de los m¨¦ritos o dem¨¦ritos del Gobierno de la 4T, sino una mera exploraci¨®n inicial de aquello que, al margen de gustos, lleg¨® para quedarse de manera definitiva o, al menos, prolongada.
Activismo presidencial
La cancelaci¨®n de Los Pinos y el traslado a Palacio Nacional representa mucho m¨¢s que una mudanza o un mero s¨ªmbolo residencial. Debilita la noci¨®n de un espacio privado en la vida personal de los mandatarios, y convierte al Ejecutivo en monarca de tiempo completo a ojos de la opini¨®n p¨²blica. Y si a eso aunamos la actividad febril de L¨®pez Obrador, sus giras de cada fin de semana, sus marat¨®nicas conferencias de prensa, sus video-mensajes de s¨¢bados o domingos, el precedente ser¨¢ formidable para su sucesor. No veo a Claudia Sheinbaum o a Marcelo Ebrard con el talante o la habilidad para improvisar dos o tres horas diarias sobre cualquier tema, entre otras cosas porque se trata de funcionarios profesionales, pero lo cierto es que se ver¨¢n obligados a poner en pr¨¢ctica alguna forma de activismo pol¨ªtico. Frente al protagonismo de AMLO todo ejercicio presidencial de quien le siga ser¨¢ una forma de ausencia. O para decirlo r¨¢pido, no ser¨¢ f¨¢cil que el pr¨®ximo inquilino de Palacio dedique fines de semana a bucear o jugar golf, o al menos no sin pagar facturas pol¨ªticas.
La justa median¨ªa
Lo anterior se relaciona, adem¨¢s, con la puesta en marcha de lo que el presidente denomina la austeridad republicana. La clase pol¨ªtica tradicional hab¨ªa vendido con ¨¦xito la noci¨®n de que todo funcionario encumbrado se hab¨ªa ganado el derecho a privilegios y a cierto uso discrecional del patrimonio p¨²blico. Una noci¨®n que AMLO ha combatido profundamente, al insistir en la sana median¨ªa a la que se debe comprometer el servidor p¨²blico. Es cierto que el combate a la corrupci¨®n no ha profundizado en la medida en la que el presidente habr¨ªa deseado, pero al menos ha impactado diseminando nuevos usos y costumbres en la cultura pol¨ªtica mexicana. Hasta hace poco nadie encontraba inusual ver a las autoridades viajando en primera clase, rodearse de s¨¦quitos y caravanas de veh¨ªculos de lujo, departiendo en restaurantes de post¨ªn, por no hablar de los consabidos tours de compras en los Rodeos Drive de las metr¨®polis. Estas formas han cambiado, al menos en su narrativa, y no es poca cosa.
Dispersi¨®n social
Obradoristas en el poder o no, ser¨¢ muy dif¨ªcil para la clase pol¨ªtica dar marcha atr¨¢s a los programas sociales de dispersi¨®n de recursos puestos en marcha por el gobierno. AMLO presume que los beneficios alcanzan, de una manera u otra, al 70% de las familias mexicanas. Pero incluso si la cifra real fuese de 50%, quiero ver al valiente o al despistado que intente suspenderlos.
Incluso una Administraci¨®n desafecta a los subsidios sociales necesitar¨¢ contar con un apoyo inusual para atreverse a desafiar los bolsillos directos de la mayor parte de los electores.
Guardia Nacional
No sabemos d¨®nde quedar¨¢ inscrita finalmente la Guardia Nacional (en la Secretar¨ªa de Seguridad P¨²blica o en la Sedena), pero los 170.000 elementos y 530 cuarteles distribuidos en todo el pa¨ªs con los que se contar¨¢ al terminar el sexenio, constituir¨¢n un recurso dif¨ªcilmente prescindible para cualquier Gobierno, de cara a la disputa territorial ante el crimen organizado. M¨¢s all¨¢ de que las estad¨ªsticas validen o no hasta este momento la operaci¨®n de la GN, se trata de un proyecto de largo aliento que se encuentra actualmente a la mitad. Para cuando termine el sexenio habr¨¢ sido la mayor inversi¨®n que la administraci¨®n p¨²blica haya realizado jam¨¢s en materia de seguridad p¨²blica en M¨¦xico. Y no solo se trata de un tema de correlaci¨®n de fuerzas frente a los sicarios que no ser¨¢ f¨¢cil de sacrificar; es tambi¨¦n un asunto de percepci¨®n de seguridad entre los ciudadanos. Incluso incompleta, como est¨¢, la GN genera niveles de aprobaci¨®n entre los habitantes que nunca llegaron a tener las polic¨ªas judiciales.
Los medios y el poder
Un tema interesante ser¨¢ conocer la modalidad que finalmente adquiera la relaci¨®n entre el poder y los medios. L¨®pez Obrador sacudi¨® el arreglo que t¨¢citamente y durante d¨¦cadas oper¨® en el pa¨ªs. Este martes el presidente asegur¨® que el 95% de los medios tradicionales est¨¢n en su contra, algo, en efecto, nunca visto. No s¨¦ si la unanimidad medi¨¢tica antiobradorista llegue a tanto, pero es cierto que en el pasado las grandes empresas de comunicaci¨®n se caracterizaban por favorecer la imagen del soberano. El tema de fondo no es solo que ya no sucedi¨® as¨ª, sino el hecho de que al mantener sus altos niveles de aprobaci¨®n, L¨®pez Obrador demostr¨® que los medios ya no eran imprescindibles. En parte tiene que ver con la emergencia de las redes sociales y en general la omnipresencia de la Web, pero tambi¨¦n con el enorme poder medi¨¢tico personal de AMLO, algo que se antoja irreproducible en el inmediato futuro. Es posible que su sucesor intente recomponer la relaci¨®n con los medios, pero se ve poco probable que se regrese a los grandes presupuestos de publicidad de anta?o o al papel privilegiado del que gozaban.
La impronta de la 4T no se reducir¨¢ a los puntos aqu¨ª esbozados, desde luego, pero a cuatro a?os, conviene ir tomando nota.
@Jorgezepedap
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