Inquietudes

Perdonen la ingenuidad, pero me ha dado por preguntarme como puede ser que el marchamo ¡°izquierda¡±, aplicado a personas y actitudes, suscite todav¨ªa un clamoroso aplauso, incluso, a rega?adientes, entre quienes menos parecen identificarse con ¨¦l. La izquierda est¨¢ aprobada antes de examinarse, la derecha suspende siempre, unas veces por equivocar las respuestas y otras por copiar. ?C¨®mo puede ocurrir ese fen¨®meno, pese las lecciones a contrario que nos da la historia y recibimos un d¨ªa s¨ª y otro no? Creo que se debe a una confusi¨®n entre dos modos de izquierda: el modo inquietud y el modo soluci¨®n. Llamamos de izquierda a todas las inquietudes sociales irreprochables: la preocupaci¨®n por los pobres, por los marginados, por los excluidos del banquete capitalista, por los explotados, por los discriminados por su raza o sus creencias, por los d¨¦biles... O sea que es izquierdista todo lo que a¨²n nos queda de cristianos. Y como cristiana es nuestra cultura y nuestra educaci¨®n ¨D?menos mal!¨D simpatizamos instintivamente con las proclamas de izquierda y con el sentimentalismo af¨ªn. En cambio, nos repele la iron¨ªa tipo Logan Pearsall Smith cuando asegura que encontrarse en la misma habitaci¨®n con un millonario ya le alegra... y nos repele m¨¢s si sabemos que es verdad.

Hasta aqu¨ª nuestra moralidad. Pero la pol¨ªtica empieza cuando buscamos soluciones de izquierdas a nuestras inquietudes no menos zurdas. La cosa se complica, porque esos remedios ¨Dcolectivistas, confiscatorios, autoritarios y partidarios de la intromisi¨®n estatal no en la gesti¨®n social, sino en la orientaci¨®n de la vida individual¨D resuelven poco, aunque perjudican mucho, al modo que la decapitaci¨®n es una cura inadecuada de la jaqueca. Pero como son de izquierdas... ?cualquiera los critica! Atrev¨¢monos: tengo inquietudes de izquierda porque estoy bautizado, pero a la hora de las soluciones... prefiero ser pensante, no creyente.