La Europa que saldr¨¢ de la guerra
Berl¨ªn quiere poner en marcha otra vez la ¡®f¨¢brica de democracia¡¯ que fue la ampliaci¨®n de la UE, que hab¨ªa dejado de funcionar
De nuevo, la guerra esculpe las formas del continente europeo, tras un largo y bendito par¨¦ntesis que pudo parecer definitivo. Como todos los pa¨ªses de Europa, ¡°Francia se hizo a golpes de espada¡±, seg¨²n empezaba Charles de Gaulle su famoso libro de historia militar.
Sucede a ojos vista en sus fronteras, donde Rusia pretende hacerse con retazos del imperio perdido, mientras Finlandia y Suecia se refugian escarmentadas bajo el paraguas atl¨¢ntico. Tambi¨¦n en el espacio interior, donde la guerra en Ucrania impulsa nuevas alianzas y equilibrios. Se ha roto el frente de Visegrado (Polonia, Hungr¨ªa, Chequia y Eslovaquia), por los excesos prorrusos de Viktor Orb¨¢n, y toma forma un nuevo polo, intensamente proamericano, alrededor de Varsovia, con las rep¨²blicas b¨¢lticas y los n¨®rdicos, alertados por la proximidad del peligro putinista. Es la desconfianza ante los dos m¨¢s grandes, Francia y Alemania, y la reacci¨®n a la prudencia y al pragmatismo desplegados ante el d¨¦spota al que no hab¨ªa que humillar.
La Europa polaca se aferra al voto por unanimidad de los 27, que es lo mismo que el derecho de veto. Es una t¨¢ctica para combatir las sanciones de Bruselas contra sus vulneraciones iliberales del Estado de derecho, pero tambi¨¦n una estrategia de la Europa de las naciones que retienen el m¨¢ximo de su soberan¨ªa, con el esfuerzo de defensa mayormente en manos de los socios y de la OTAN. En Varsovia ya van en tal direcci¨®n los fabulosos incrementos del gasto militar, acompa?ados por la inamistosa reclamaci¨®n a Alemania de una indemnizaci¨®n fuera de toda l¨®gica por la destrucci¨®n de la Segunda Guerra Mundial.
Cuando llegue la paz, fecha imposible de atisbar ahora, la nueva Ucrania se inclinar¨¢ hacia quienes m¨¢s la habr¨¢n ayudado en su combate. Probablemente ser¨¢ m¨¢s polaca que franco-alemana. Hace bien poco, antes de la guerra, la ampliaci¨®n europea ya no estaba en el orden del d¨ªa. La f¨¢brica de la democracia hab¨ªa cesado de funcionar. Ahora hay que ponerla en marcha de nuevo, seg¨²n acaba de anunciar el canciller de Alemania, Olaf Scholz, en un discurso de gran enjundia pronunciado en la Universidad Carolina de Praga con la mirada dirigida hacia el Este.
Con Ucrania en puertas de la UE, Scholz quiere alcanzar hasta 36 socios, sumando los balc¨¢nicos, Moldavia y Georgia, y eliminar a cambio el paralizante voto por unanimidad. Ni una palabra de Turqu¨ªa, el eterno candidato y socio atl¨¢ntico que hace m¨¢s m¨¦ritos como negociador de la paz entre Kiev y Mosc¨². La Europa estrat¨¦gica que quer¨ªan Macron y la comisi¨®n de Bruselas ha recibido en Praga el pleno espaldarazo alem¨¢n.
Otra vez bajo el estruendo del ca?¨®n se agitan las ideas sobre Europa y toman forma sus futuras estructuras. Ojal¨¢ la diplomacia y la pol¨ªtica de nuestro a?orado par¨¦ntesis de paz europea ocupen pronto y en exclusiva el lugar de la guerra como herramientas de construcci¨®n del futuro.
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