La tendencia no es una l¨ªnea, sino una curva
Europa puede estar al principio de una recesi¨®n inusualmente grave, que no se revertir¨¢ por s¨ª sola
Gritar ¡°?fuego!¡± en el teatro es algo que no se hace a la ligera, a no ser que el teatro est¨¦ en llamas. En el caso de la econom¨ªa europea, creo que ha llegado el momento de gritar que lo que estamos a punto de ver este oto?o e invierno no es una recesi¨®n habitual, sino el tipo de crisis que forjar¨¢ nuestros recuerdos y relatos para lo que queda de siglo.
La semana pasada, vi ...
Gritar ¡°?fuego!¡± en el teatro es algo que no se hace a la ligera, a no ser que el teatro est¨¦ en llamas. En el caso de la econom¨ªa europea, creo que ha llegado el momento de gritar que lo que estamos a punto de ver este oto?o e invierno no es una recesi¨®n habitual, sino el tipo de crisis que forjar¨¢ nuestros recuerdos y relatos para lo que queda de siglo.
La semana pasada, vi una proyecci¨®n de una ca¨ªda del 5% del PIB para Alemania, basada en los precios futuros de la energ¨ªa. En el caso de que los flujos de gas se detengan y tengamos un invierno fr¨ªo, la recesi¨®n podr¨ªa ser peor. Gazprom ya ha anunciado una parada indefinida de los flujos a trav¨¦s del Nord Stream I, supuestamente a causa de una fuga de aceite.
La principal caracter¨ªstica de la actual recesi¨®n no es su impacto medido en el PIB, aunque probablemente vaya a ser considerable. Esta recesi¨®n se caracteriza por el hecho de que hemos agotado nuestras opciones pol¨ªticas. La pol¨ªtica monetaria de la ¨²ltima d¨¦cada se excedi¨® con la flexibilizaci¨®n cuantitativa a gran escala y su posterior negativa a dar marcha atr¨¢s. Occidente reaccion¨® a la pandemia con el mayor paquete de est¨ªmulo fiscal de la historia.
Los economistas nos siguen contando que necesitamos una expansi¨®n fiscal durante una recesi¨®n, y estoy de acuerdo. Pero la diferencia entre este siglo y el anterior es que seguimos redoblando los est¨ªmulos y la flexibilizaci¨®n monetaria. Y nunca nos libramos de la deuda.
La mentalidad de la ¨²ltima d¨¦cada qued¨® plasmada en la promesa de Mario Draghi de hacer todo lo que hiciera falta. Estoy un poco dividido en cuanto a su apoyo. Sirvi¨® para poner fin a la fase aguda de la crisis de la deuda soberana de la eurozona. Pero tambi¨¦n quit¨® presi¨®n a la necesidad de hacer reformas pol¨ªticas. Creo que la noci¨®n de que la pol¨ªtica tiene que hacer lo que haga falta es irresponsable. La pol¨ªtica es siempre una elecci¨®n entre objetivos contradictorios. La exuberancia de la ¨²ltima d¨¦cada se bas¨® en la codicia a corto plazo. Nos dej¨® en la posici¨®n en la que nos encontramos ahora: no nos quedan muchas opciones.
No existen herramientas pol¨ªticas que puedan detener una recesi¨®n. Y la recesi¨®n tampoco se encargar¨¢ de la inflaci¨®n, por las razones expuestas el pasado fin de semana por Agust¨ªn Carstens, director general del Banco de Pagos Internacionales. Nuestras pol¨ªticas fiscales y monetarias excesivamente generosas han creado un exceso de demanda, y aunque las condiciones de la oferta se suavizar¨¢n, no volver¨¢n a la situaci¨®n anterior.
Ser¨ªa un error calificar lo que est¨¢ ocurriendo como el fin de la globalizaci¨®n. Es mejor pensar en todo ello como una serie de crisis con un efecto combinado de nivel y crecimiento. Las empresas ya no maximizan la eficiencia de sus cadenas de suministro, sino su solidez. Producen menos, y lo que producen es m¨¢s caro.
Europa atraviesa actualmente un periodo de ajuste. Una parte del ajuste pasa por el aumento de los tipos de inter¨¦s (pensemos en una cifra media o alta). Tambi¨¦n preveo una vuelta a un m¨ªnimo de disciplina fiscal. No hablo de austeridad, sino de un retorno gradual a los d¨¦ficits sostenibles. Ya no vivimos en un mundo de econom¨ªa yoy¨® en el que lo que baja vuelve a subir. Un menor crecimiento limita nuestras opciones de pol¨ªtica fiscal.
La macroeconom¨ªa tanto antigua como moderna utiliza modelos matem¨¢ticos lineales. A los economistas les gustan los gr¨¢ficos con l¨ªneas de tendencia, y ven las recesiones como desviaciones de la tendencia. La pol¨ªtica econ¨®mica consiste en volver a conectar con esa l¨ªnea. Los pron¨®sticos econ¨®micos tambi¨¦n est¨¢n pensados para predecir una vuelta a la tendencia. Pero es mucho suponer que la l¨ªnea de tendencia vaya a ser lineal. Fue lineal durante buena parte del siglo XX, pero lo que ha cambiado en este siglo es que la productividad de las econom¨ªas avanzadas ha experimentado un descenso secular. Eso tendr¨ªa que haber sido una se?al de alarma. Seguimos en una trayectoria de crecimiento ascendente a largo plazo, pero con una pendiente que se va aplanando. El objeto matem¨¢tico m¨¢s cercano es una curva logar¨ªtmica, tal como se representa en el gr¨¢fico que acompa?a a este texto. Nos encontramos en el punto de la l¨ªnea discontinua, donde la distancia entre la curva y la l¨ªnea empieza a ensancharse.
El cometido de la pol¨ªtica econ¨®mica deber¨ªa ser el de aumentar la pendiente de la curva logar¨ªtmica. Para lograrlo, habr¨ªa que aumentar la capacidad productiva de nuestras econom¨ªas. No estamos hablando de reformas estructurales al viejo estilo para aumentar la competitividad mediante la supresi¨®n de los salarios. La competitividad es una econom¨ªa de suma cero. Funciona para las econom¨ªas peque?as, y para los economistas de mente peque?a. Nuestra crisis es una crisis de crecimiento de la productividad en todas las econom¨ªas. La forma de salir de ella es mediante la innovaci¨®n de la variante que se centra en la destrucci¨®n creativa. No es algo que se nos d¨¦ muy bien en Europa. Nosotros innovamos ¡°por orden del muft¨ª¡±. La idea alemana de innovaci¨®n es el pr¨®ximo motor di¨¦sel fabricado por Volkswagen.
He llegado a dos conclusiones. El fuego en el teatro es de verdad. Volveremos a poner en marcha el espect¨¢culo, pero llevar¨¢ tiempo y no ser¨¢ el mismo.