Cenizas
Un d¨ªa volveremos a ver la gloria entre las flores del valle de la Marina, aunque ahora apenas se pueda distinguir bajo el resplandor del fuego
En ese valle los almendros florec¨ªan ya con el sol de enero; a continuaci¨®n, llegaba la helada y a veces su arriesgada gloria quedaba en nada. La cosecha se perd¨ªa. Durante muchos a?os los amigos sub¨ªamos al valle de Ebo de la Marina para contemplar aquella proeza suicida. Una compa?era de excursi¨®n, la m¨¢s sabia, que ya pervive en el estanque dorado de la memoria, iba dando nombre aut¨®ctono a cada planta silvestre que encontr¨¢bamos en el camino; a?ad¨ªa las propiedades ben¨¦ficas de cada una y tambi¨¦n nos alertaba si alguna era venenosa, que sol¨ªa ser la que echaba las flores m¨¢s bonitas. Luego entre marzo y abril en ese valle florec¨ªan los cerezos y algunos de nosotros, sin ser japoneses, tambi¨¦n celebr¨¢bamos el milagro de su fr¨¢gil belleza tan fugaz. Ahora en la terraza del bareto junto al mar ca¨ªan algunas cenizas de un incendio que estaba convirtiendo en una inmensa carbonera toda la gloria de ese valle en el que durante tantos a?os nuestra juventud se midi¨® frente a sus tortuosos y perfumados senderos. En alguno de sus barrancos y acantilados habr¨ªan quedado los ecos de nuestras voces, que tambi¨¦n se estar¨ªan quemando. Desde la orilla del mar de Denia se ve¨ªa el cord¨®n de fuego que siluetea el perfil de varias monta?as cuyo resplandor no era muy distinto del de tantos crep¨²sculos que hab¨ªa contemplado desde este mismo lugar. De regreso a la ciudad, despu¨¦s del verano, pienso en el poema de William Wordsworth en que recomienda no afligirse por la belleza perdida porque los tiempos de esplendor en la hierba siempre quedar¨¢n en el recuerdo. En la terraza del bar, un ni?o sentado a mi lado lloraba al ver aquel incendio. No llores ¡ªle dije¡ª porque un d¨ªa volver¨¢s a ver de nuevo la gloria entre las flores del valle de la Marina, aunque ahora apenas se pueda distinguir el resplandor de esta hermosa puesta de sol del que procede del fuego de ese infierno.
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