Bella (Italia) ciao
La llegada al poder de Meloni supondr¨ªa el epitafio de la trayectoria republicana que naci¨® del antifascismo
La cantante italiana Laura Pausini se neg¨® recientemente a interpretar Bella ciao en un programa de televisi¨®n espa?ol. La an¨¦cdota es ¨²til para analizar el momento que afronta Italia con las elecciones legislativas convocadas para este domingo y en las que, seg¨²n coinciden los sondeos, ganar¨¢ una coalici¨®n de partidos de derecha con la entronizaci¨®n como presidenta del Gobierno de Giorgia Meloni, l¨ªder del ultraderechista Hermanos de Italia. De confirmarse, ser¨¢ muy probablemente el epitafio formal sobre una larga etapa pol¨ªtica que surgi¨® del antifascismo.
Como es notorio, Bella ciao es considerada el canto s¨ªmbolo de la resistencia partigiana que se levant¨® en armas contra el fascismo y que fue la experiencia militar y pol¨ªtica fundacional de la Rep¨²blica que surgir¨ªa despu¨¦s de la II Guerra Mundial. Como dijo Norberto Bobbio, la Constituci¨®n italiana naci¨® ¡°del antifascismo militante¡±. Un antifascismo que fue un universo heterog¨¦neo, como la propia resistencia armada, donde hab¨ªa combatientes de inspiraci¨®n izquierdista, democristiana o liberal. Su cooperaci¨®n no fue f¨¢cil en ning¨²n momento, como se observa en las p¨¢ginas de Un asunto privado, de Beppe Fenoglio, novela extraordinaria de la que Italo Calvino escribi¨® que representa la culminaci¨®n de los esfuerzos literarios italianos por retratar la Resistencia. Pero ese universo heterog¨¦neo logr¨® superar las dificultades y ¡ªtras capturar, juzgar sumariamente a un pu?ado de altos jerarcas y colgar por los pies al Duce en Piazzale Loreto en Mil¨¢n¡ª convergi¨® en la redacci¨®n y aprobaci¨®n por ampl¨ªsima mayor¨ªa de la Constituci¨®n para la reci¨¦n nacida Rep¨²blica. Bella ciao, que se hizo popular despu¨¦s de la guerra, pertenec¨ªa por igual a las distintas almas de ese universo. Las hemerotecas italianas se?alan que se lleg¨® a cantar al final de un congreso de la Democracia Cristiana, en los setenta, en el que sali¨® elegido Benigno Zaccagnini como l¨ªder.
De ah¨ª viene lo que la Rep¨²blica ha sido en las d¨¦cadas posteriores. Por supuesto, ese esp¨ªritu de extraordinaria convergencia fundacional se lastim¨® pronto. No obstante, a lo largo de la historia republicana, hubo otros momentos de considerable uni¨®n pol¨ªtica ¡ªcon gobiernos de unidad nacional en periodos cr¨ªticos¡ª, y tambi¨¦n, durante muchas d¨¦cadas, una mirada compartida de manera ampl¨ªsima sobre el pasado del que naci¨® la experiencia com¨²n, y los valores esenciales de la misma.
Este ¨²ltimo elemento sufre desde hace tiempo un claro deterioro. La llegada al poder de Giorgia Meloni y de la mirada pol¨ªtica que abandera representar¨ªa el broche final a esa par¨¢bola en trayectoria descendente. Su trampol¨ªn para el auge fue, adem¨¢s, precisamente el negarse a converger como las dem¨¢s fuerzas parlamentarias en la coalici¨®n que apoy¨® al Gobierno de Mario Draghi. Desde la oposici¨®n a ese proyecto compartido sac¨® empuje electoral.
Pol¨ªticos del linaje ideol¨®gico que ella representa ya han estado en el poder en Italia, pero no como presidentes del Gobierno y en contextos diferentes. Cuando Silvio Berlusconi hizo entrar en el Ejecutivo a la Alianza Nacional de Gianfranco Fini, la presi¨®n ambiental sobre la extrema derecha era alta. Hoy, al menos en Italia, no tanto, con un gran sector de la sociedad que da por normalizados esos planteamientos. Y que ve en Bella ciao solo una canci¨®n de izquierdistas. Ya no es patrimonio compartido, y por eso una cantante como Laura Pausini no quiere entonarla.
Puede que la victoria de Meloni resulte ser el gran ¨¦xito final de la Constituci¨®n nacida del impulso antifascista, con un recorrido de democratizaci¨®n de la extrema derecha. Puede que un Gobierno bajo su mando evite impulsos de erosi¨®n de los valores fundacionales, entre otros motivos porque, si la presi¨®n ambiental en Italia es baja, la de Bruselas ser¨¢ elevada ¡ªy con palancas poderosas, como los fondos de ayuda o la buena disposici¨®n, o no, del BCE¡ª. No podemos saberlo ahora. Lo que s¨ª sabemos es que la llegada a la cumbre de esa ideolog¨ªa supondr¨ªa una cesura profunda con la anterior historia republicana, y que habr¨¢ que vigilar m¨¢s aguerridos que nunca. Porque, como dijo Bobbio en ese discurso de 1976 en referencia a la Constituci¨®n, ¡°de la libertad naci¨®, y de libertad vivir¨¢¡±. Libertad. Cu¨¢nta distancia entre el uso de ese vocablo por parte de ese gigante del pensamiento y de la acci¨®n en esas circunstancias y su asociaci¨®n, en otros lares, con las ca?as en los bares y las luminarias en los escaparates.
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