Los problemas de la lectura
En nuestras sociedades cada vez quedamos menos gente a la que no nos gustan los libros. Para qu¨¦ vamos a enga?arnos
Buenos d¨ªas, buenas tardes, hola, ?est¨¢n bien? La curiosidad por la vida de los dem¨¢s es una virtud imprescindible para la literatura. Ayuda a entender el mundo en el que vivimos. Saber escuchar es un don. Gracias a una an¨¦cdota que me cuenta mi amiga Mar¨ªa Jos¨¦ G¨¢lvez, directora general del Libro y Fomento de la Lectura, he comprendido que el verdadero problema de la sociedad es que las personas a las que no nos gusta leer estamos en proceso de extinci¨®n. Con la pr¨®xima ...
Buenos d¨ªas, buenas tardes, hola, ?est¨¢n bien? La curiosidad por la vida de los dem¨¢s es una virtud imprescindible para la literatura. Ayuda a entender el mundo en el que vivimos. Saber escuchar es un don. Gracias a una an¨¦cdota que me cuenta mi amiga Mar¨ªa Jos¨¦ G¨¢lvez, directora general del Libro y Fomento de la Lectura, he comprendido que el verdadero problema de la sociedad es que las personas a las que no nos gusta leer estamos en proceso de extinci¨®n. Con la pr¨®xima Feria del Libro de Fr¨¢ncfort dedicada a Espa?a, Mar¨ªa Jos¨¦ dispone de poco tiempo para sus cosas, pero a veces necesita ir a la peluquer¨ªa. Cuando yo voy a adecentarme el pelo, nunca me llevo un libro, porque el horario est¨¢ fijado en la cita, y Amalia, adem¨¢s, me saca del mundo real mientras me lava la cabeza. Los dichosos libros siempre han tenido la man¨ªa de ponerme los pies en la tierra.
Mientras esperaba, la peluquera se acerc¨® a Mar¨ªa Jos¨¦ para ofrecerle la revista ?Hola! Como ella es muy educada, con una sonrisa le dijo que no, que no hac¨ªa falta. En una peluquer¨ªa se puede esperar turno sin nada en las manos, mirando a los dem¨¢s, escuchando o d¨¢ndole vueltas en la cabeza, antes de que sea lavada, a las cosas que se oyen por ah¨ª. Una ayudante de la peluquera la vio sola, sin una revista que llevarse a los ojos, y de manera natural busc¨® el ?Hola! y se encamin¨® hacia ella. Pero la peluquera interrumpi¨® el acercamiento: no, no se lo lleves, a esa se?ora no le gusta leer.
Privatizaci¨®n de lo p¨²blico con cuernos, idilios y pompas coronadas. Despu¨¦s de darle tantas vueltas a la educaci¨®n y a los libros, Mar¨ªa Jos¨¦ me cuenta la an¨¦cdota y yo comprendo que el problema de nuestras sociedades es ese: cada vez quedamos menos gente a la que no nos gusta leer. Para qu¨¦ vamos a enga?arnos.