Las sanciones que no cesan
La Uni¨®n Europea mantiene la unidad interna para aprobar el octavo paquete de sanciones contra Rusia
Se han disipado las dudas que resonaban en agosto sobre la efectividad de las sanciones y las dificultades de mantener la unidad de los 27 Estados miembros de la UE en su respuesta a la invasi¨®n rusa de Ucrania. La nueva fase de la guerra a gran escala no consiste, al menos por ahora, en un conflicto b¨¦lico gangrenado con frentes casi inamovibles. La contraofensiva ucrania est¨¢ recuperando de forma r¨¢pida terreno invadido al comienzo de la contienda y evidenciando la precariedad del Ej¨¦rcito ruso. La debilidad de Mosc¨² y las presiones internas han llevado a Vlad¨ªmir Putin a emprender una huida hacia delante con la anexi¨®n ilegal de zonas invadidas mediante chapuceros referendos y avalada con ceremonias solemnes destinadas sobre todo al consumo interno.
La respuesta de la UE a esta escalada, la m¨¢s peligrosa desde el inicio de una guerra que ha cumplido ya siete meses, ha vuelto a ser unitaria, ayudada por el ¨¦xito de la contraofensiva de las fuerzas ucranias: las sanciones restringen las importaciones que pudieran sobre todo ayudar a la industria militar, a la vez que los Veintisiete se comprometen a fijar un tope al precio del petr¨®leo ruso. El acuerdo ha sido facilitado en gran medida porque esta vez Hungr¨ªa se jugaba poco en este octavo paquete y tambi¨¦n por el hecho de que se hayan escuchado las dudas de quienes lo ve¨ªan menos claro: Grecia, Chipre o Malta. La capacidad negociadora del bloque ha mantenido la unidad.
Rusia est¨¢ notando el castigo, aunque menos de lo esperado. En 2022, se estima que su econom¨ªa caer¨¢ un 4%, apenas la mitad de lo previsto en principio, pero sigue siendo una cifra nada desde?able en una econom¨ªa tan dependiente de sus exportaciones de hidrocarburos. Con la nueva ronda se a?aden 35 nuevos nombres a la lista negra de entidades y personas sancionadas ¡ªentre ellos el ide¨®logo del Kremlin, el ultranacionalista Alexander Dugin¡ª, se proh¨ªbe a los ciudadanos de la UE pertenecer a consejos de administraci¨®n de las empresas estatales (la cl¨¢usula Schr?der) y se proh¨ªbe la exportaci¨®n a Rusia de hulla, productos qu¨ªmicos, t¨¦cnicos y armas peque?as. Habr¨¢ que esperar para ver la verdadera efectividad de las sanciones, que no sucede de un d¨ªa para otro ni logran desplomar autom¨¢ticamente a una econom¨ªa tras su publicaci¨®n en el Diario Oficial de la UE, como suelen recordar sus m¨¢s altos responsables. A la hora de evaluarlas, de hecho, conviene recordar que solo las est¨¢ aplicando Occidente, y grandes potencias como la India y China, con cada vez m¨¢s lucrativos negocios con Mosc¨², no se han sumado al bloque de Estados Unidos y la UE, ni ha sido f¨¢cil que los bancos turcos dejen de aceptar el pago a trav¨¦s del sistema ruso Mir.
Todav¨ªa queda recorrido para endurecer las medidas contra Putin y acorralar m¨¢s estrechamente a una econom¨ªa que hoy trabaja entregada a sufragar la invasi¨®n. Dejar de comprar gas a Rusia sigue sin aparecer en el horizonte pr¨®ximo, pese a que la Comisi¨®n Europea estudia topar el precio de este combustible, sin llegar a prescindir de ¨¦l pese a que ya solo supone el 10% de todo el que se consume en la UE (cuando hace un a?o era el 40%). Convendr¨ªa no dejar que esa decisi¨®n dependa de la voluntad del Kremlin. Los Veintisiete siguen manteniendo la vigilancia y la capacidad de respuesta unitaria para que el ¨¦xito de la contraofensiva ucrania, unido al temor a la guerra energ¨¦tica del Kremlin contra la UE, act¨²e como garant¨ªa de continuidad cuando lleguen las peores horas del invierno.
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