?Nadie se quiere mudar a Rusia?

En el v¨ªdeo se ve a un matrimonio ruso y a su hijo, que viajan en avi¨®n a Estados Unidos. Pero durante el vuelo se suceden escenas que sorprenden a estos pobres y confiados emigrantes: primero, les saluda una mujer que les presenta a su ¡°marido¡±, que resulta ser otra mujer; despu¨¦s, la azafata les pide que no coman carne porque a los veganos de la fila de atr¨¢s les molesta; luego, el marido va al ba?o y tiene que dejar pasar, de rodillas, a un hombre negro, para compensar la esclavitud del pasado. El matrimonio y su hijo acaban saltando del avi¨®n en paraca¨ªdas, pidiendo perd¨®n a la madre Rusia.

Newsweek precisa que el v¨ªdeo lleva d¨ªas circulando en canales de Telegram partidarios del Kremlin y, como pasa con todo, ha terminado en Twitter, donde se ha compartido desde cuentas sorprendidas por el tono hom¨®fobo y tosco de la pretendida s¨¢tira.

En los comentarios no falta quien asegura que Occidente ya es as¨ª y que los rusos lo han clavado, aunque quiz¨¢s exageren un poco por aquello de la intenci¨®n humor¨ªstica. Otros recuerdan que no pasa nada ni remotamente parecido y que el v¨ªdeo solo muestra las obsesiones del Gobierno ruso con la libertad y la diversidad. No he podido encontrar a ning¨²n tuitero que afirme que el v¨ªdeo le ha convencido y que ya est¨¢ buscando piso en San Petersburgo. M¨¢s bien ocurre lo contrario: esta escena es una respuesta a la salida en masa de rusos en las ¨²ltimas semanas, ante la posibilidad de ser reclutados y acabar en el frente de Ucrania.

No es el primer v¨ªdeo propagand¨ªstico favorable a Putin que se viraliza ante la sorpresa de los tuiteros: a finales de julio, la Embajada de Rusia en Espa?a public¨® uno que invitaba a los europeos a mudarse a Rusia, un pa¨ªs con gas barato, ¡°mujeres hermosas¡± (de los hombres no se dec¨ªa nada) y ¡°sin cultura de la cancelaci¨®n¡±. Por supuesto, sin aclarar que a lo mejor en Rusia no te cancelan con cuatro insultos en Twitter, pero si criticas al Gobierno de Putin corres el peligro de terminar en la c¨¢rcel o de resbalar y caer por una ventana abierta.

El anuncio fue parodiado en versiones que manten¨ªan la voz en off, pero prefer¨ªan usar otras im¨¢genes de Rusia: bombardeos, civiles que intentaban frenar el avance de tanques, supermercados vac¨ªos, protestas de periodistas, escenas de brutalidad policial y cementerios.

Por supuesto, nadie esperaba que corri¨¦ramos todos a la embajada rusa a pedir asilo. Estos v¨ªdeos quieren provocar la divisi¨®n y el enfrentamiento, como quedaba claro en los comentarios. Es lo que Peter Pomerantsev define en This Is Not Propaganda como la b¨²squeda de un ¡°conflicto permanente¡±. El objetivo: que le compremos el marco a Putin y pasemos un buen rato discutiendo sobre si es verdad o no que podemos comer carne en p¨²blico, como si no lo hici¨¦ramos cada d¨ªa, y que dejemos de lado, aunque sea por unos minutos, lo que est¨¢ pasando en Ucrania.

En su libro The Chaos Machine, el periodista Max Fisher resume la estrategia rusa en redes, muy similar a la de los partidos populistas de derechas: ¡°Apela a la identidad de un grupo. Diles que esa identidad est¨¢ siendo atacada. Aviva la indignaci¨®n hacia otro grupo externo. Y usa todo el lenguaje emocional que puedas¡±. La ¨²nica forma que le queda a Rusia de mostrar algo de fuerza es debilitar a los que considera sus adversarios (las democracias occidentales). Por eso el Kremlin apoy¨® a Trump, el Brexit y la independencia de Catalu?a. Porque est¨¢ empe?ado en que los rusos crean que las elecciones y la libertad de expresi¨®n solo traen el caos, y que es mejor optar por un l¨ªder fuerte, como Putin, para dirigir a su pa¨ªs en un orden exquisito hacia la ruina m¨¢s absoluta.