Por qu¨¦ a¨²n perdiendo Bolsonaro ya ha podido ganar
A pocas semanas de las elecciones presidenciales en Brasil, de alguna forma la extrema derecha, y sobre todo la m¨¢s agresiva y fascista, ya ha ganado
Brasil vive una peligrosa paradoja que empiezan a subrayar los m¨¢s serios comentaristas pol¨ªticos: a pocas semanas de las elecciones presidenciales, que se disputar¨¢n entre Bolsonaro y Lula, de alguna forma la extrema derecha, y sobre todo la m¨¢s agresiva y fascista, ya ha ganado, lo que dificultar¨ªa seriamente gobernar a Lula a¨²n conquistando la presidencia.
Bolsonaro ...
Brasil vive una peligrosa paradoja que empiezan a subrayar los m¨¢s serios comentaristas pol¨ªticos: a pocas semanas de las elecciones presidenciales, que se disputar¨¢n entre Bolsonaro y Lula, de alguna forma la extrema derecha, y sobre todo la m¨¢s agresiva y fascista, ya ha ganado, lo que dificultar¨ªa seriamente gobernar a Lula a¨²n conquistando la presidencia.
Bolsonaro no gan¨® en la primera vuelta, pero quiz¨¢ conquist¨® algo tanto o m¨¢s importante: el Congreso y el Senado en los que han entrado con mayor¨ªa absoluta, eligiendo a los m¨¢s duros y radicales de la extrema derecha. De ah¨ª que si Lula ganara las elecciones tendr¨¢ una grave dificultad para gobernar.
A ello se ha llegado, seg¨²n el columnista pol¨ªtico del diario O Globo, Pedro Doria, porque la extrema derecha bolsonarista conquist¨® el poder gracias a un dominio sorprendente de las redes sociales que anul¨® a los grandes medios de comunicaci¨®n. Fueron esas redes catapultadas por los robots con millones de lanzamientos de fake news, quienes en 2018 dieron el triunfo a Bolsonaro y le han permitido ya conquistar sea el Congreso de diputados que el senado, dos instituciones sin las que a cualquier presidente le es imposible gobernar a no ser que consiga comprarlo con los instrumentos de la corrupci¨®n.
Que el bolsonarismo lleg¨® para quedarse y quiz¨¢s para influenciar una buena parte del resto del continente, incluso perdiendo la jefatura del Estado, lo revelan simb¨®licamente dos hechos concretos de estas elecciones. En el Senado han conquistado la mayor¨ªa a las huestes de Bolsonaro, entre ellas su vicepresidente, el general, Hamilton Mourao, que ha mantenido en estos cuatro a?os de Gobierno una actitud ambigua entre su fidelidad al Presidente y una larvada oposici¨®n para distinguirse como m¨¢s moderado y pensando ya en su entrada definitiva en la pol¨ªtica. Y as¨ª ha sido. Ya est¨¢ en el Senado de la Rep¨²blica y no ha perdido tiempo en presentar un plano revolucionario para entregar el Supremo en manos de la extrema derecha, que fue el sue?o de Bolsonaro.
El general y ahora senador, Mourao no es un militar del mont¨®n. Se ha distinguido por sus misiones fuera del pa¨ªs, entre ellas en Venezuela. Es un militar que, al rev¨¦s de Bolsonaro, es preparado culturalmente, no es burdo como ¨¦l, tiene sentido del humor, es un lector, gran deportista, y sabe dentro de la extrema derecha mantener un equilibrio con el que sabe encubrir su ¨ªndole dictatorial. Es defensor de la dictadura militar y de la tortura y al mismo tiempo sabe dialogar con todas las fuerzas democr¨¢ticas.
Ya senador y antes a¨²n de tomar posesi¨®n, el exvicepresidente de la rep¨²blica ha presentado un plan para desbaratar el poder del Supremo, que es la bestia negra del bolsonarismo con quien ha entrado abiertamente en guerra y hasta amenazado con invadirlo por la fuerza.
El proyecto de Mourao es m¨¢s sutil. Hoy, dicho Supremo est¨¢ constituido por 11 miembros, de los cuales dos elegidos por Bolsonaro que le son totalmente fieles. El proyecto del nuevo senador bolsonarista ser¨ªa aumentar sus miembros hasta 14 y presentar un impeachment de dos o tres de los actuales. Y ya que dos de los magistrados deben jubilarse este a?o por motivos de edad, el bolsonarismo tendr¨ªa mayor¨ªa absoluta en la alta Corte. De ah¨ª a intentar un proyecto de una nueva Constituci¨®n, otro de los sue?os del bolsonarismo y de las poderosas iglesias evang¨¦licas que no soportan que el Estado sea laico, habr¨ªa un paso.
Alguien podr¨ªa objetar que Lula la primera vez que disput¨® las presidenciales estaba en una situaci¨®n semejante en el sentido en que la gran mayor¨ªa del Congreso era conservadora y, sin embargo, consigui¨® igualmente gobernar. Es cierto, pero pag¨® un precio muy alto, ya que se vio obligado para ello a comprar al Congreso. Surgieron as¨ª los dos grandes esc¨¢ndalos de corrupci¨®n, el del mensalao primero y m¨¢s tarde el del petralao, este ¨²ltimo pagado con el precio de 20 meses de c¨¢rcel para Lula lo que acab¨® debilitando gravemente a la izquierda.
Esta vez, si Lula vuelve al poder, se encontrar¨¢ con mayores dificultades si cabe que en sus gobiernos pasados, porque no solo la mayor¨ªa del Congreso y del Senado le ser¨¢n en contra, sino que el bolsonarismo m¨¢s duro, el de ra¨ªz, ha reforzado a la extrema derecha fascista que parece haber despertado para quedarse, apoyada por el movimiento mundial conservador y autoritario que empieza a dominar el mundo.
Se ha presentado como esperanza en Brasil el hecho que esta vez m¨¢s que nunca, los j¨®venes, incluso los que no tienen obligaci¨®n, han ido a votar y que la mayor¨ªa ha votado a Lula. Y, sin embargo, ha habido un hecho en las recientes elecciones que est¨¢ siendo estudiado como emblem¨¢tico y preocupaci¨®n por la izquierda. Se trata de la elecci¨®n como diputado federal, del joven de 26 a?os, con estudios universitarios, Nicol¨¢s Ferreira, de Minas Gerais, que se ha presentado como ¡°soldado de Bolsonaro¡± y que ha conseguido un mill¨®n y medio de votos, convirti¨¦ndose en el diputado m¨¢s votado en absoluto, llamado a ser un ¨ªdolo del mundo juvenil.
El joven Ferreira, siempre sonriente, se present¨® con gran candor en las redes sociales que domina como pocos y en las que alcanza cuatro millones de seguidores, como un conservador empedernido que defiende todos los credos m¨¢s reaccionarios del m¨¢s duro bolsonarismo, como la pasi¨®n por las armas, la defensa de la familia tradicional, su adversi¨®n a todos los movimientos a favor de la lucha por la defensa de la igualdad de g¨¦nero y contra el aborto. Es partidario de la lectura de la Biblia, que seg¨²n ¨¦l ¡°es la luz que se revela en la oscuridad¡±, y confes¨®: ¡°yo quiero ser luz y quebrar el paradigma que el cristiano no puede involucrarse en la pol¨ªtica¡±. M¨¢s bolsonarista imposible. Y tiene 26 a?os y con sue?os de seguir subiendo en la escalera de la pol¨ªtica. ?Hasta qu¨¦ punto el nuevo fen¨®meno juvenil de la pol¨ªtica neofascista podr¨¢ influenciar al resto de los j¨®venes?, no es f¨¢cil adivinar, pero ciertamente no es el mejor augurio ni el mejor ejemplo de defensa de la democracia para los millones de j¨®venes brasile?os que podr¨ªan haber encontrado un nuevo ¨ªdolo pol¨ªtico.
Todo ello coloca a Lula, si gana las elecciones, en una situaci¨®n delicada y peligrosa, ya que es consenso que el bolsonarismo pierda o gane las elecciones, lleg¨® para quedarse y para influenciar el futuro de la pol¨ªtica con ramificaciones fuera del pa¨ªs. Uno de los hijos de Bolsonaro, el diputado Eduardo, el m¨¢s extremista, el que antes de ganar su padre las elecciones en 2018 ya hab¨ªa indicado que para acabar con el Supremo ¡°bastar¨ªan un par de soldados y una furgoneta¡±, ya est¨¢ organizando un movimiento latinoamericano de extrema derecha que tendr¨ªa a Brasil como centro, al mismo tiempo que ya ha tenido encuentros en el exterior con los nuevos l¨ªderes de la nueva extrema derecha.
De ah¨ª el que, como m¨ªnimo, si Lula ganase las elecciones, deber¨ªa ganarlas como amplio margen que le permita gobernar con cierta fuerza y hacer frente a un bolsonarismo cada vez m¨¢s fuerte y popular, ya que ha sido abrazado por el ej¨¦rcito de las poderosas y conservadoras iglesias evang¨¦licas.
Lula, si gana, deber¨ªa poder gobernar esta vez sin verse constre?ido a comprar un Congreso como en el pasado, para poder llevar a cabo las reformas que se le quedaron en el tintero, desde la del Estado a la pol¨ªtica, para acabar con la friolera de 32 partidos dentro del Congreso, algo, creo, ¨²nico en el mundo y que impide gobernar al mejor de los presidentes que acaba siendo reh¨¦n de ellos, imposibilitado de llevar a cabo su propia pol¨ªtica.
A ello hay que a?adir que las fuerzas ultraconservadoras de Brasil se han apoderado de las nuevas tecnolog¨ªas de las redes sociales y como ha escrito, O Globo, en ese campo, ¡°lo peor de la pol¨ªtica es lo m¨¢s competente¡±, al mismo tiempo que la izquierda, por ahora, ha perdido ese tren que no le ser¨¢ f¨¢cil alcanzar. De ah¨ª que las elecciones que se avecinan son vistas como definitivas en la lucha por defender al pa¨ªs de las investidas, cada vez m¨¢s fuertes, de la nueva ola derechista y autoritaria dif¨ªcil de adivinar hasta donde pueda conducir a este pa¨ªs clave en la involuci¨®n ultraconservadora que vive nuestro mundo.
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