El verdadero maestro te va a decepcionar
Ense?ar es suicidarse un poco: se transmiten conocimientos o actitudes para que el ne¨®fito se valga por s¨ª mismo
Es indudable que los maestros, los padres concienzudos y todo el que pretende educar y no solo seducir o pavonearse debe tener vocaci¨®n renunciativa. Ense?ar es suicidarse un poco: se transmiten conocimientos o actitudes para que el ne¨®fito se valga por s¨ª mismo. Es decir, para que se aleje del maestro al que cada vez necesita menos. Los profesores que aspiran a verse siempre rodeados de sus disc¨ªpulos como la gallina de sus polluelos o los padres que se enorgullecen de que sus v¨¢stagos a los 40 a?os a¨²n les pidan permiso para volver despu¨¦s de medianoche no han cumplido bien su funci¨®n formativa. Han potenciado su influencia, pero no han liberado a los influidos. Es un ego¨ªsmo muy humano, porque los ya competentemente aleccionados miran a quienes les ense?aron con cierta displicencia: ¡°?bah, ah¨ª sigue con sus cosas, no era para tanto!¡±. Recuerden la pel¨ªcula El graduado o pregunten a generosas mujeres maduras c¨®mo les fue con los j¨®venes a quienes ense?aron a besar...
Y es que hay muchos que solo consideran verdaderos maestros a quienes les tat¨²an una ortodoxia, no a los que les dejan volar. Qu¨¦ digo una ortodoxia, m¨¢s bien una ortodoncia, porque lo ¨²nico que les satisface es aprender a morder. Consideran que esa es la gran lecci¨®n y cuando el educador renuncia a la dentadura postiza se sienten traicionados. ¡°?Cu¨¢nto me ha decepcionado usted, con la admiraci¨®n que yo le ten¨ªa! Despu¨¦s de que me empe?¨¦ en tomarle como modelo...¡±. Pero hay cosas que no pueden ense?arse, se tienen o no. La principal es la libertad de esp¨ªritu, o sea, vivir y escribir sin respiraci¨®n asistida. Se?al de ejercerla es que la peregrinaci¨®n de disc¨ªpulos extasiados se convierte en jaur¨ªa feroz. Es el precio por ense?ar de verdad.
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