Riesgo en las ayudas p¨²blicas
El plan europeo para encauzar la propuesta alemana de apoyo a sus empresas debe evitar la erosi¨®n del mercado interior
El Gobierno alem¨¢n anunci¨® a finales de septiembre que ampliaba su plan de ayudas econ¨®micas en marcha (cerca de 100.000 millones de euros) en 200.000 millones adicionales, aplicables a empresas energ¨¦ticas y de otros sectores muy afectados por la crisis de los carburantes dada su dependencia rusa. Con ¨¦l ayudar¨ªa tambi¨¦n a financiar un mes de la factura el¨¦ctrica (o gasista) de los hogares. Se trata de una cifra abrumadora, que en conjunto alcanza el 8,4% del PIB alem¨¢n, y duplica largamente las ayudas de Francia e Italia juntas. Distintos pa¨ªses, entre ellos Espa?a, han dado la se?al de alarma por el eventual impacto negativo de esos subsidios en la capacidad de competir de sus propias empresas con las alemanas. El paquete de Berl¨ªn carec¨ªa de un encuadre legal suficiente, pero la Comisi¨®n prepara una actualizaci¨®n del marco temporal europeo de las ayudas, que s¨ª se lo brindar¨ªa. El principal recelo que plantea su borrador es la ampliaci¨®n de las posibles beneficiarias. No se permitir¨ªa ayudar ya solo a empresas en apuros de liquidez, sino incluso insolventes (es decir, con balance patrimonial neto negativo). El riesgo es el de amparar unas distorsiones de la competencia potencialmente graves, adem¨¢s de favorecer artificialmente una inflaci¨®n alemana menor por la v¨ªa de sobresubsidiar su sector energ¨¦tico, que es el causante primero y principal del alza de precios.
La crisis inflacionaria amenaza la supervivencia de empresas atenazadas por el aumento de costes de sus materias primas y componentes, de manera que es l¨®gico que el sector p¨²blico contribuya a su continuidad. Pero sus ayudas no deben ser ilimitadas ni indiscriminadas, so pena de distorsionar la competencia: existe el peligro grave de tratar con distinto rasero a compa?¨ªas equivalentes dentro del mismo pa¨ªs y ese riesgo se multiplicar¨ªa en el conjunto de los Veintisiete al propiciar la creaci¨®n de fronteras internas Norte-Sur y Norte-Este, en funci¨®n de la potencia fiscal de cada pa¨ªs para el subsidio de sus empresas.
El mecanismo es una v¨ªa directa de erosi¨®n del mercado interior europeo, que garantiza en todo el territorio comunitario un campo de juego com¨²n a las empresas. Lo hace mediante est¨¢ndares compartidos (industriales, fitosanitarios) y reglas tambi¨¦n comunes de competencia (persecuci¨®n de abusos de posici¨®n dominante y c¨¢rteles de precios), adem¨¢s de establecer condiciones de financiaci¨®n similares (de lo que se ocupa el BCE) para evitar brechas del cr¨¦dito a unas y otras causadas por las primas de riesgo. Es un pilar capital de la Uni¨®n para su econom¨ªa, y resulta tambi¨¦n clave como salvaguarda del m¨ªnimo com¨²n denominador pol¨ªtico indispensable para su mantenimiento. La complicidad de los Veintisiete frente al Brexit encontr¨® su fundamento ¨²ltimo en la defensa del mercado interior contra el af¨¢n de romperlo desde fuera, convirtiendo a Irlanda del Norte en zona privilegiada de elusi¨®n fiscal y contrabando. Desde la pandemia y la guerra, la Uni¨®n ha imprimido una flexibilidad adecuada a su pol¨ªtica de competencia al validar ayudas de Estado nacionales potentes, pero sujetas a condiciones: cantidades limitadas y solo a empresas solventes con problemas de liquidez.
En t¨¦rminos pol¨ªticos, es cuestionable privilegiar de ese modo al pa¨ªs que encabeza la resistencia a la mayor¨ªa partidaria de fijar topes al precio del gas. En t¨¦rminos europeos, ese posible rev¨¦s podr¨ªa haberse evitado mancomunando los programas de ayudas contra el impacto de la guerra en Ucrania, como se hizo para el plan de recuperaci¨®n Next Generation (los eurobonos). Ser¨ªa esa la soluci¨®n m¨¢s solidaria para reforzar la unidad de la UE.
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