Xi Jinping se impone
El Partido Comunista chino consagra un proyecto aut¨®crata y que pretende disputarle el liderazgo mundial a EE UU
Pocas noticias cabe esperar del congreso quinquenal del mayor partido del mundo, el comunista chino, con 96 millones de afiliados, que re¨²ne a partir de hoy a sus m¨¢s de 2.000 delegados durante una semana en Pek¨ªn. Las decisiones ya se han tomado antes de que los delegados las aprueben con unanimidad oce¨¢nica. Se conoce perfectamente la de mayor trascendencia, como es el nombramiento de Xi Jinping por tercera vez como secretario general, eliminando as¨ª en la pr¨¢ctica la regla de limitaci¨®n de mandatos vigente hasta 2018.
Nadie desde Mao Zedong, fallecido en 1976, ha acumulado tanto poder personal como Xi desde su llegada a la m¨¢xima magistratura en 2012. Ahora, con su tercera reelecci¨®n, y desaparecida la direcci¨®n colegiada, se abre el camino casi inevitable del plenamente autocr¨¢tico liderazgo vitalicio. El Congreso inscribir¨¢ su aportaci¨®n ideol¨®gica en la expresi¨®n pensamiento-Xi Jinping, a la misma altura que el pensamiento-Mao Zedong o mao¨ªsmo, con el correspondiente culto a la personalidad a imitaci¨®n del fundador de la Rep¨²blica Popular, situ¨¢ndose as¨ª por encima de sus antecesores, incluido Deng Xiaoping, el l¨ªder reformista que introdujo la econom¨ªa de mercado.
Xi ha ido acentuando durante 10 a?os todos los aspectos m¨¢s autoritarios del poder que detenta el Partido Comunista, de forma que solo cabe esperar el continuismo o incluso la intensificaci¨®n de los esfuerzos de control social mediante las tecnolog¨ªas digitales, la represi¨®n de la disidencia y las minor¨ªas y el despliegue de una intensa e incluso expansiva pol¨ªtica exterior. Se ha desvanecido la idea, concebida para la devoluci¨®n de Hong Kong y con vistas a una futura reunificaci¨®n con Taiw¨¢n, de que pod¨ªan convivir dos sistemas pol¨ªticos dentro de un mismo pa¨ªs. La excolonia brit¨¢nica ha perdido sus libertades p¨²blicas y ha visto degradadas sus instituciones hasta convertirse en una provincia m¨¢s, mientras que pende sobre Taiw¨¢n la amenaza de una anexi¨®n por la fuerza al estilo de la intentona de Putin en Ucrania.
Al modo del mao¨ªsmo y de su Libro rojo, el xiismo tambi¨¦n utiliza esl¨®ganes de solemne ret¨®rica, como la propuesta de ¡°sue?o chino¡±, concebido como alternativa al ¡°sue?o americano¡±, que se concreta en la idea de un ¡°gran rejuvenecimiento de la naci¨®n china¡±, una forma encriptada de propuesta nacionalista de recuperar el pasado imperial, ahora como superpotencia hegem¨®nica en Asia y capaz de medirse con Estados Unidos en el plano mundial. De puertas hacia dentro, significa la colonizaci¨®n de T¨ªbet y de Xinjiang, acompa?adas de operaciones represivas y ambas pr¨¢cticamente culminadas; y de puertas hacia fuera, la anexi¨®n de Taiw¨¢n como final de la guerra civil diferida 70 a?os, la destrucci¨®n del molesto modelo democr¨¢tico vecino y la apropiaci¨®n de una pieza de enorme valor geopol¨ªtico para imponer su hegemon¨ªa en el mar de China.
A pesar de tanta grandilocuencia celebratoria, Xi Jinping no llega en buenas condiciones para hacer el inevitable balance de su gesti¨®n. La pol¨ªtica de covid cero, concebida desde una visi¨®n totalitaria de la sociedad, y derivada de la baja calidad de sus vacunas y de la debilidad de su sistema sanitario, est¨¢ provocando un enorme malestar social y da?ando la econom¨ªa, que solo crecer¨¢ un 3,2% este a?o, seg¨²n el FMI, muy por debajo de las previsiones del Gobierno, y cuenta ya con un 20% de paro juvenil, inquietantes datos que se a?aden a la explosi¨®n de la burbuja inmobiliaria. De momento, la China xi¨ªsta que quiere liderar el planeta ya ha dejado de ser l¨ªder del crecimiento en Asia.
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