?Nueva etapa pol¨ªtica?
El estado de ¨¢nimo de la sociedad est¨¢ cambiando, como ya sucediera en etapas anteriores desde mayo del 68, y solo los liderazgos socialdem¨®cratas fuertes son capaces de enfrentarse a la pulsi¨®n conservadora
Cada vez que se publica una nueva encuesta y, especialmente, tras las elecciones andaluzas, son muchos los analistas que se preguntan si estamos ante un cambio de ciclo. En nuestro pa¨ªs tenemos una cierta tendencia a ver todo con miradas partidistas. Por ello, toda la discusi¨®n se ha reducido desde entonces a si tras cuatro a?os de un Gobierno socialista y las victorias del PSOE en 2019, se abre un nuevo tiempo para el Partido Popular y la extrema derecha como protagonistas. S¨ª que es cierto que aquellos que den por ¡°muerto¡± al Partido Socialista, se equivocan. Una de las virtudes de la socialdemocracia a lo largo de su historia ha sido su capacidad de adaptaci¨®n a las nuevas circunstancias. Por lo tanto, cualquier predicci¨®n que de forma categ¨®rica anticipe el fin del PSOE o el final del Gobierno de Pedro Sanchez, estar¨¢ examinando la realidad de una forma un tanto superficial y precipitada.
No obstante, eso no entra en contradicci¨®n con la posibilidad de que se puede estar abriendo una nueva etapa, pero no es tanto partidista como pol¨ªtica. El actual ciclo pol¨ªtico comenz¨® en 2011 con el 15-M. Cuando las calles y las plazas fueron tomadas al grito del ¡°no nos representan¡±, en Espa?a comenz¨® una nuevo ciclo que se ha caracterizado por una crisis pol¨ªtica profunda. La ciudadan¨ªa no se sent¨ªa representada por las pol¨ªticas de ajuste que se tomaron para hacer frente a la crisis financiera internacional. De hecho, el cambio de Gobierno en 2011 signific¨® una profundizaci¨®n en este tipo de pol¨ªticas de ajuste. Las elecciones, que sirven principalmente para echar a gobiernos impopulares y apoyar alternativas, no implicaron en aquella ocasi¨®n un cambio en la pol¨ªtica econ¨®mica, entonces muy contestada en la calle. Por ello, en 2012, la ciudadan¨ªa reaccion¨® con aquello de ¡°que se vayan todos¡± y a partir de 2014 optaron por nuevas formaciones partidistas.
Pero el surgimiento de nuevos partidos no ha implicado una mejora de la calidad de la democracia o de la representaci¨®n. De hecho, Podemos, Ciudadanos y Vox, cada uno en momentos distintos del tiempo, han contribuido a la polarizaci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs. El caso m¨¢s llamativo ha sido el de Ciudadanos. La formaci¨®n pol¨ªtica que estaba llamada a hacer de ¡°bisagra¡± de los dos grandes partidos, crey¨® ser la alternativa desde el centro derecha. As¨ª, bajo el liderazgo de Albert Rivera entre 2017 y 2019, contribuy¨® de forma notable a la polarizaci¨®n pol¨ªtica de Espa?a.
Si echamos la mirada atr¨¢s, veremos que el ciclo pol¨ªtico de la ¨²ltima d¨¦cada se ha caracterizado por la fragmentaci¨®n partidista, la inestabilidad, la continua celebraci¨®n de elecciones y la polarizaci¨®n. Todo muy alejado de lo que se necesita en tiempos de incertidumbre. Cuando se observan nubarrones en el horizonte, algo que sucede en estos momentos tras la pandemia y la guerra en Ucrania, no es de extra?ar que la ciudadan¨ªa busque seguridad y certezas. Adem¨¢s, los estudios sociol¨®gicos muestran que la sociedad se ha agotado de esta forma de hacer pol¨ªtica. Y no s¨®lo eso, la pandemia nos ha hecho m¨¢s temerosos. Nadie esperaba que un virus pusiera en jaque nuestras sociedades. Por ello, una vez hemos pasado por la experiencia de la crisis sanitaria y puesto que nadie nos asegura que no vuelva a suceder, el miedo se ha instalado en nuestras sociedades. Dicho en otras palabras, el cansancio por la polarizaci¨®n y la extensi¨®n del miedo, son dos ingredientes que est¨¢n detr¨¢s del cambio de ciclo.
Es por ello que si hablamos de nueva etapa pol¨ªtica, no es tanto de partidos concretos como de estado de ¨¢nimo. Tras haber caminado por la senda de los extremos, la sociedad parece estar buscando la centralidad. De la misma forma que en tiempos de incertidumbre y miedo, la ciudadan¨ªa buscar¨¢ certezas y seguridad. El cansancio con una fragmentaci¨®n partidista donde los nuevos partidos no han dado los resultados esperados, va a permitir un cierto aumento del bipartidismo respecto a 2019, cuando PP y PSOE sumaron en sendas elecciones entre un 45 y 48 por ciento del electorado, sin que ninguno de ellos dos superara el 30 por ciento del voto.
Es un cambio en el estado de ¨¢nimo de la sociedad lo que est¨¢ marcha, donde la derecha puede tener cierta ventaja, puesto que el miedo y la inseguridad son dos de los sentimientos m¨¢s extendidos. No obstante, no estamos ante nada que no haya sucedido antes. En mayo de 1968, tambi¨¦n los j¨®venes tomaron las calles junto con otros grupos sociales al grito de ¡°seamos realistas, pidamos lo imposible¡±. La primera reacci¨®n en pa¨ªses como Francia, Reino Unido, Italia o Estados Unidos fueron los mandatos conservadores de Pompidou y Giscard d¡¯Estaing en Francia, de Heath en el Reino Unido, de Rumor y Andreotti en Italia y de Nixon en EE UU. Algo similar a lo que ocurri¨® en Espa?a con las victorias de Mariano Rajoy tras el 15-M. S¨®lo Alemania, Austria y Suecia escaparon a esta tendencia gracias a liderazgos socialdem¨®cratas tan fuertes como Willy Brandt, Bruno Kreisky y Olof Palme, respectivamente.
Tras las experiencias conservadoras, la izquierda se hizo con el poder en el Reino Unido de la mano de Harold Wilson y de Jimy Carter en Estados Unidos. Pero fueron experiencias breves que anticiparon lo que ser¨ªa el dominio conservador en los 80 de la mano de liderazgos como Margaret Tatcher en el Reino Unido, Ronald Reagan en Estados Unidos y Helmuth Kohl en Alemania. Italia tuvo una breve experiencia socialista de la mano de Bettino Craxi. Y s¨®lo Espa?a bajo el liderazgo de Felipe Gonz¨¢lez y Francia con Fran?ois Mitterrand pudieron frenar la ola neoconservadora de los 80. Es decir, a mayo del 68, una d¨¦cada despu¨¦s y tras la profunda crisis econ¨®mica de los 70, s¨®lo liderazgos fuertes dentro de la izquierda pudieron hacer frente a las pulsiones conservadoras de la sociedad.
Todos estos l¨ªderes socialistas (Brandt, Kreisky, Palme, Mitterrand y Gonz¨¢lez) representaban una visi¨®n cl¨¢sica de la socialdemocracia, muy preocupada por el desarrollo econ¨®mico y la redistribuci¨®n. De hecho, algunos de los revisionistas de los 70 y los 80 hoy les etiquetan como ¡°no suficientemente de izquierdas¡±. Pero lo cierto es que bajo sus mandatos, no s¨®lo la igualdad aument¨®, sino que adem¨¢s los conservadores no lograron mayor¨ªas sociales.
En definitiva, quiz¨¢s el cambio de ciclo tenga que ver con algo que ya ocurri¨® hace 40 a?os. Tras mayo del 68, se abri¨® una etapa de inestabilidad pol¨ªtica, donde tras una primera reacci¨®n conservadora, los progresistas lograron acceder a los gobiernos. Pero la profunda crisis econ¨®mica de los 70 abri¨® la puerta a una ola neoconservadora en los 80. El estado de ¨¢nimo de la sociedad cambi¨®, como est¨¢ sucediendo en estos momentos. S¨®lo donde la izquierda tuvo liderazgos fuertes con un marcado proyecto socialdem¨®crata en su versi¨®n m¨¢s cl¨¢sica (desarrollo y redistribuci¨®n), la izquierda pudo resistir las pulsiones conservadoras de la sociedad.
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