Elecciones en Brasil, el triunfo de las urnas (electr¨®nicas)
El desarrollo de la primera vuelta de los comicios confirma que el del pa¨ªs sudamericano es hoy uno de los dispositivos de votaci¨®n m¨¢s seguros del mundo
En la cuarta democracia m¨¢s populosa del mundo, y la primera de Latinoam¨¦rica, alrededor de 120 de los 213 millones de brasile?os han participado en unas elecciones en las que han podido escoger entre m¨¢s de 500.000 candidatos (desde los diputados regionales hasta el presidente de la rep¨²blica).
Las elecciones, como empieza a ser habitual, se han desarrollado en un ambiente altamente polarizado, que ha provocado que el proceso se haya visto empa?ado por actos de violencia pol¨ªtica que han llevado al Tribunal Superior Electoral a prohibir el transporte de armas y municiones durante tres d¨ªas, antes, durante y despu¨¦s de la jornada electoral.
La desinformaci¨®n tambi¨¦n ha tenido una gran presencia. Las narrativas falsas no necesitan de la realidad para extenderse y encontrar aliados y por eso se han convertido en omnipresentes en cualquier campa?a electoral disputada. Aunque las plataformas han reforzado sus instrumentos de lucha contra la desinformaci¨®n, en estrecha colaboraci¨®n con el Tribunal Electoral, permitiendo a priori reducir el n¨²mero de casos, en esta campa?a se han denunciado m¨¢s de 15.000 perfiles de usuarios falsos (bots o usuarios de comportamiento inaut¨¦ntico); m¨¢s de 3.000 casos que, a trav¨¦s de la desinformaci¨®n y el falseamiento de datos, promov¨ªan el discurso violento o cuestionaban la legitimidad del proceso electoral, adem¨¢s de m¨¢s de 1.000 casos de distribuci¨®n masiva de informaci¨®n falsa en WhatsApp (una t¨¦cnica que fue tremendamente efectiva en la victoria de Bolsonaro en 2018).
Esta mezcla de desinformaci¨®n y polarizaci¨®n amenazaba con poner en cuesti¨®n el resultado. Durante los meses previos a las elecciones se ven¨ªan construyendo narrativas a trav¨¦s de la difusi¨®n de mensajes, im¨¢genes, v¨ªdeos, memes¡ que han ido creando de manera progresiva una serie de alertas sobre la integridad del proceso en una parte de la poblaci¨®n y sobre la fiabilidad de sus resultados. Las principales acusaciones, preparadas desde hace meses, giraban en torno a la existencia de fraude electoral, especialmente sobre la manipulaci¨®n del voto electr¨®nico. Las sospechas hab¨ªan sido encabezadas por el mismo Bolsonaro, que convoc¨® a todos los embajadores acreditados en Brasil para cuestionar el sistema de votaci¨®n. D¨ªas despu¨¦s, su partido actual, el PL, present¨® un informe t¨¦cnico denunciando agujeros de seguridad, especialmente en lo que afecta al personal, pero sin ninguna acusaci¨®n concreta, que fue contestado con firmeza por el Tribunal Electoral. El sistema de votaci¨®n, que durante muchos a?os hab¨ªa sido un ejemplo para todo el mundo, se convert¨ªa as¨ª en objeto de sospecha.
Las expectativas generadas han convertido a la urna electr¨®nica en la gran triunfadora de la noche. El uso del voto electr¨®nico no es algo excepcional en democracia. 46 pa¨ªses, entre los que se encuentran Suiza, Canad¨¢, Australia, Estados Unidos, M¨¦xico, Per¨², Jap¨®n, Corea del Sur o India, utilizan urnas electr¨®nicas. En Brasil, su uso se instaur¨® en 1996. Los motivos principales eran terminar con los numerosos fraudes, especialmente de compra de votos; evitar los errores humanos y extender el derecho de voto con plenas garant¨ªas a territorios donde resultaba muy dif¨ªcil trasladar las urnas y hacer llegar el resultado. Un sistema de votaci¨®n respecto al cual en todos los procesos electorales celebrados desde entonces no ha prosperado ninguna acusaci¨®n de fraude.
La peculiaridad del sistema brasile?o es la ausencia de un justificante impreso de este voto. Aunque no es algo excepcional ¡ªexisten otros 16 pa¨ªses que utilizan este tipo de m¨¢quinas de votaci¨®n electr¨®nica que registran los votos electr¨®nicamente sin ninguna interacci¨®n con papeletas¡ª, la falta de un resguardo puede plantear problemas de confianza en el votante, aunque existen otros mecanismos de garant¨ªa que no ponen en peligro el secreto del voto. No en vano, durante estos 25 a?os ha habido algunas propuestas normativas para introducir este tipo de certificado, pero los intentos fueron declarados inconstitucionales por la justicia brasile?a, a pesar de haber sido aprobados por una amplia mayor¨ªa parlamentaria. Se trata de una decisi¨®n cuestionable, especialmente cuando en otros pa¨ªses, como Alemania e India, es precisamente la ausencia de estos resguardos la que se ha declarado inconstitucional. El motivo es m¨¢s bien pr¨¢ctico: los problemas t¨¦cnicos de los prototipos que generaban la papeleta y las dificultades que estos errores provocaban cuando se probaron en las elecciones de Rio de Janeiro, y, sobre todo, el temor a la corrupci¨®n tradicional, a trav¨¦s de la compra de votos, que Brasil ha arrastrado durante d¨¦cadas, fruto de la ausencia del secreto del sufragio.
Tras el desarrollo de la jornada del 2 de octubre se confirma que la urna electr¨®nica brasile?a es hoy uno de los dispositivos de votaci¨®n m¨¢s seguros del mundo. Durante todo el proceso electoral se realizan hasta 30 pruebas, abiertas a la supervisi¨®n de partidos pol¨ªticos y organismos sociales, y la v¨ªspera de las elecciones se escogieron por sorteo 641 urnas entre las que estaban instaladas por todo el pa¨ªs para realizar en ellas una doble votaci¨®n p¨²blica (en papel y en la urna electr¨®nica) para garantizar, con una muestra representativa, que el sistema de recuento es correcto. Gracias a este procedimiento y a sus garant¨ªas, las m¨¢s de 570.000 urnas distribuidas por todo el pa¨ªs han permitido recontar m¨¢s de 600 millones de votos (cada brasile?o voto en cinco elecciones diferentes) en menos de cuatro horas. Un verdadero triunfo de la democracia.
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