Los disparos de un exdiputado aliado de Bolsonaro elevan el temor a episodios de violencia en las elecciones brasile?as
El presidente intenta distanciarse de Roberto Jefferson despu¨¦s de que este se atrincherara y atacara a unos polic¨ªas para evitar ser detenido
El temor a que los 4,4 millones de armas en manos de particulares desemboquen en episodios de violencia en la recta final de las elecciones de Brasil ha tomado cuerpo en los ¨²ltimos d¨ªas. El exdiputado Roberto Jefferson, aliado del presidente Jair Bolsonaro y gran aficionado a las armas, se atrincher¨® este domingo en su casa durante horas para evitar ser detenido; dispar¨® unas 50 balas, lanz¨® tres granadas contra los agentes que iban a devolverlo a prisi¨®n por orden de un juez e hiri¨® a dos de ellos. El caso ha sacudido la ¨²ltima semana de una campa?a dura y con los dos candidatos muy igualados en las encuestas. El candidato ultraderechista intenta distanciarse de Jefferson, mientras Luiz In¨¢cio Lula da Silva afirma que el antiguo parlamentario es ¡°la cara de lo que predica Bolsonaro¡±.
La campa?a brasile?a ha transcurrido entre brotes de tensi¨®n. Varios seguidores de uno y otro candidato han sido asesinados o heridos por adversarios a tiros o a cuchilladas en los ¨²ltimos meses. Pero el incidente protagonizado por Jefferson incluye varios ingredientes que podr¨ªan convertirlo en un peligroso anticipo del escenario de pesadilla que muchos temen. Jefferson es un personaje tan turbio como veterano y famoso en la pol¨ªtica brasile?a. Estuvo en la c¨¢rcel por corrupci¨®n tras haber sido sobornado por el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula y ahora estaba en arresto domiciliario por amenazar a jueces del Tribunal Supremo. Ten¨ªa el permiso de armas en suspenso por sus problemas judiciales, y un arsenal en su casa del interior de R¨ªo de Janeiro que inclu¨ªa una veintena de armas y enormes cantidades de munici¨®n. Jefferson ha regresado a prisi¨®n y ha sido acusado de cuatro intentos de homicidio.
El juez que orden¨® devolverlo a la c¨¢rcel, Alexandre de Moraes, es ahora mismo la m¨¢xima autoridad electoral de pa¨ªs y el magistrado al que Bolsonaro m¨¢s ataca. El presidente ha cargado repetidamente contra la justicia electoral y amagado con enviar al Ej¨¦rcito a los colegios electorales. Tampoco ha dado una respuesta clara sobre si reconocer¨¢ el resultado en caso de perder el domingo ante Lula. La inc¨®gnita es qu¨¦ har¨¢ ¨¦l personalmente y qu¨¦ directrices dar¨¢ a sus seguidores m¨¢s ultras, muchos de ellos armados hasta los dientes.
La balacera desatada por Jefferson ha llevado la tensi¨®n a un nuevo nivel y ha colocado al mandatario ultraderechista en una situaci¨®n inc¨®moda. Las fuerzas de seguridad son una de sus bases m¨¢s fieles. El domingo por la noche, Bolsonaro compareci¨® r¨¢pidamente para decir que el ataque era algo propio de ¡°bandidos¡± y expres¨® su ¡°solidaridad¡± con los polic¨ªas, aunque tan solo un d¨ªa antes hab¨ªa afirmado que las investigaciones del Supremo Tribunal Federal contra el exdiputado ¡°no ten¨ªan ninguna base en la Constituci¨®n¡±. El candidato de extrema derecha buscaba un dif¨ªcil equilibrio, mantener prietas las filas de sus seguidores m¨¢s ultras, entre los que destaca Jefferson, sin asustar a los millones de votantes m¨¢s moderados que necesita para ganar en las urnas.
Consciente del da?o que puede causar el episodio, la campa?a de Bolsonaro no se ha conformado con tratar de desvincularlo de Jefferson, sino que ha intentado asociarlo a Lula. El exdiputado federal fue el primero en denunciar p¨²blicamente el caso del Mensal?o, una trama de sobornos que el Gobierno de Lula repart¨ªa entre parlamentarios a cambio de apoyo legislativo. El entorno de Lula rechaza estas acusaciones como absurdas y espera que el episodio frene la lenta recuperaci¨®n de Bolsonaro en las encuestas, que han llegado a apuntar a un posible empate t¨¦cnico.
Un reciente video de propaganda del PT aprovechaba el caso Jefferson para se?alar que ¡°la violencia bolsonarista ha llegado a niveles alarmantes¡±. ¡°Tenemos que acabar con el odio¡±, continuaba la grabaci¨®n, sazonada con im¨¢genes de balaceras y asaltos a mano armada. ¡°La apolog¨ªa de las armas no lleva a nadie a ning¨²n lugar. Las armas no educan, las armas matan¡±, lamentaba el propio Lula este martes en una transmisi¨®n en directo por redes sociales, en la que afirm¨® que los electores deben decidir si quieren que el pa¨ªs restablezca la democracia o que permanezca en la barbarie.
Bolsonaro, que alcanz¨® el rango de capit¨¢n en el Ej¨¦rcito antes de lanzarse a la pol¨ªtica, abandera el uso de las armas para la defensa personal. Durante su Gobierno, ha flexibilizado el acceso, lo que se ha traducido en un aumento de pistolas y rifles en manos privadas. Los registros de cazadores, tiradores y coleccionistas crecieron un 473% entre 2018 y 2022, seg¨²n el Foro Brasile?o de Seguridad P¨²blica. Brasil vive adem¨¢s una aut¨¦ntica explosi¨®n de inauguraciones de clubes de tiro. Aunque la tasa de homicidios ha ca¨ªdo significativamente desde 2017 hasta el menor nivel en 15 a?os ¡ªde 30,9 por cada 100.000 habitantes a 22,3 en 2021¡ª, un an¨¢lisis estad¨ªstico de esta asociaci¨®n afirmaba que se podr¨ªan haber evitado 6.379 homicidios si la posesi¨®n de armas de fuego no hubiese aumentado.
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