El ins¨®lito bumer¨¢n de Bolsonaro
La estrategia de llamar la atenci¨®n a cualquier costo empez¨® a cobrarle factura al bolsonarismo, que en la recta final de la campa?a ha tenido que enfrentar dos reveses causados por el presidente y sus aliados
El 6 de septiembre de 2018, un mes antes de las elecciones anteriores, la poblaci¨®n y gran parte de la izquierda brasile?a se vieron sorprendidos por un atentado contra el candidato de derecha que lideraba las encuestas, Jair Bolsonaro. Vencedor de esa elecci¨®n, Bolsonaro termin¨® creando alrededor de su c¨²pula ¡ªformada por militares, evang¨¦licos y neoconservadores, extremistas de derecha y, por supuesto, sus hijos¡ª, una especie de estereotipo de una nueva derecha. La imagen respecto del presidente y su c¨ªrculo cercano mut¨® gradualmente de ¡°un grupo que ser¨ªa incompetente para gobernar el pa¨ªs¡± a ¡°un grupo que manipul¨® la pol¨ªtica en Brasil a su antojo, con un repertorio in¨¦dito de fake news¡±.
Apoyada en una mezcla del m¨¦todo de hacer pol¨ªtica de Steve Bannon con el condimento personal del clan Bolsonaro, esta extrema derecha sembr¨® noticias falsas con la misma rapidez con la que cre¨® crisis, siempre con el nombre del presidente en foco, siempre bajo el precepto de que no importa que se hable bien o se hable mal: lo que importa es que se hable de ¨¦l. La repetici¨®n fue reduciendo los hechos y las denuncias a simples relatos; neg¨® la ciencia, despreci¨® la mediaci¨®n de las universidades, promovi¨® un medicamento in¨²til como la cloroquina y pretendi¨® imponer normas de moralidad y costumbres bajo las cuales los ni?os vest¨ªan de azul, las ni?as de rosa, y el presidente pod¨ªa defender abiertamente su supuesta potencia sexual delante de las familias en las fiestas patrias. Pero, recientemente, su campa?a se vio afectada con una de las frases de su repertorio recuperada de un v¨ªdeo de 2021, donde dijo que ¡°hab¨ªa un ambiente de ligue¡± al hablar con ni?as venezolanas de 14 a?os refugiadas en la capital federal.
Tras el esc¨¢ndalo generado por las declaraciones de Bolsonaro en un video del a?o pasado, otro episodio reciente ha dejado expuestas las debilidades que implica la estrategia de llamar la atenci¨®n a cualquier costo: un episodio marcado por la misoginia y la violencia que ocurri¨® una semana antes de la segunda vuelta. El domingo pasado, uno de los principales aliados de Bolsonaro, el excongresista Roberto Jefferson, bajo arresto domiciliario por movilizar milicias digitales contra la democracia, utiliz¨® las redes sociales para criticar de forma insultante a la jueza de la Corte Suprema Carmen Luc¨ªa. Aun estando condenado, el excongresista infringi¨® la ley y acos¨® a la magistrada llam¨¢ndola prostituta en un v¨ªdeo que se difundi¨® r¨¢pidamente. El ministro Alexandre de Moraes orden¨® entonces que Jefferson abandonara el arresto domiciliario y fuera llevado a prisi¨®n.
La agresi¨®n abierta del excongresista pretend¨ªa orientar el debate electoral a la censura que, para los bolsonaristas, operan los jueces. Jefferson quiso dar un espect¨¢culo como m¨¢rtir perseguido por la justicia pero, finalmente, solo dej¨® al rey desnudo. Cuando llegaron los equipos policiales para detenerlo, el exdiputado abri¨® fuego contra los agentes y se lanzaron tres granadas no letales modificadas con clavos alrededor. Los disparos y la metralla acertaron a la primera patrulla y alcanzaron a un comisario y a una agente. El comisario qued¨® con fragmentos de metal en el cr¨¢neo; la agente, con trozos de granada en la cadera, heridas en el rostro y en el muslo. Esta puesta en escena de una supuesta resistencia result¨® no ser m¨¢s que una escenificaci¨®n de violencia gratuita.
Las acciones de Jefferson dejaron al gobierno at¨®nito y a la campa?a sin rumbo definido. El presidente Bolsonaro declar¨® que no ten¨ªa fotos con el diputado y la prensa casi reserv¨® un ¨¢lbum de im¨¢genes para contradecirlo, exhibiendo el fuerte v¨ªnculo que hab¨ªa entre ambos. Adem¨¢s, Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente, fue ayudante de Jefferson cuando ten¨ªa 18 a?os. Para tratar de mostrar cierto control de la situaci¨®n, Bolsonaro afirm¨® que quien dispara a un polic¨ªa es un bandido y que ¨¦l hab¨ªa ordenado la detenci¨®n de su aliado, cuando la orden en realidad provino del ministro de Justicia Alexandre de Moraes. Mientras tanto, fuera de la residencia parlamentaria, un camar¨®grafo fue golpeado por partidarios de Bolsonaro. El episodio afect¨® a la imagen de la Polic¨ªa Federal, que tuvo que esperar una llamada del ministro de Justicia y ver c¨®mo el lugarteniente de Jefferson, el ortodoxo sacerdote Kelmon, negociaba la rendici¨®n del congresista.
Al exponer la violencia fuera del discurso, Jefferson revel¨® los esquemas de la extrema derecha liderada por Bolsonaro. Los peri¨®dicos con un m¨ªnimo compromiso con la democracia impregnaron sus p¨¢ginas de cr¨ªticas al bolsonarismo y al odio inculcado por Jefferson. El episodio no s¨®lo muestra que el Gobierno, cuya base es militarista, no es tan eficiente para controlar todo como pretende aparentar. Incluso porque la guerra est¨¢ hecha de fricci¨®n, como nos muestra Clausewitz, y el reino de la pol¨ªtica se encuentra entre la pasi¨®n, las apariencias, los errores y la suerte, como nos ense?a Maquiavelo. Incluso la diosa fortuna parece haber respondido a los ataques mis¨®ginos de Jefferson, dejando al descubierto ante los polic¨ªas y el p¨²blico en general la demagogia extremista. La fortuna le sonr¨ªe ahora a Lula: el sondeo de opini¨®n de Datafolha publicado el jueves mostraba que la ventaja del expresidente hab¨ªa aumentado en un punto porcentual, tres d¨ªas antes de las elecciones.
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