C¨®mo mola ser pobre
Queda la sensaci¨®n de que nos est¨¢n tratando como idiotas. Aunque muchas personas se sumen al discurso de resignarse, en realidad han conseguido narcotizar cualquier conato de indignaci¨®n
Vivimos en la era de los eufemismos y las verdades a medias. Unos y otras alcanzan l¨ªmites insospechados cuando tratamos un tema tab¨² en nuestra cultura como es el dinero. Nuestra hacienda, tanto si es mucha, como si es poca, es algo que ¡ªcorregidme si me equivoco¡ª no suele ser plato de gusto tratar en p¨²blico.
Sin embargo, parece claro que, mientras tener mucho dinero es algo que afecta a unos pocos, no tenerlo afecta a un grupo de personas que ...
Vivimos en la era de los eufemismos y las verdades a medias. Unos y otras alcanzan l¨ªmites insospechados cuando tratamos un tema tab¨² en nuestra cultura como es el dinero. Nuestra hacienda, tanto si es mucha, como si es poca, es algo que ¡ªcorregidme si me equivoco¡ª no suele ser plato de gusto tratar en p¨²blico.
Sin embargo, parece claro que, mientras tener mucho dinero es algo que afecta a unos pocos, no tenerlo afecta a un grupo de personas que cada vez es mayor; ayer fue mi vecino, ma?ana puedo ser yo. Y, mientras tener dinero no molesta a nadie, no tenerlo puede suponer un altibajo considerable en todas las ¨¢reas de la vida que te lleve, incluso, a quererlo ocultar.
Y es aqu¨ª donde acuden a nuestro rescate agencias de publicidad y medios de comunicaci¨®n, porque no solo es malo ser pobre; es mucho peor tener conciencia de serlo. Y, si me apuras, peor todav¨ªa es que los dem¨¢s sepan que lo eres; por eso, se empe?an en darnos distintas f¨®rmulas con las que normalizar, ocultar, romantizar y hasta legitimar la pobreza y la explotaci¨®n revistiendo una realidad objetivamente precaria de la ret¨®rica progresista de la que andamos tan sobrados. Porque el mejor modo de contener reivindicaciones, indignaciones y revueltas ante el hartazgo por tu pobreza, es convencerte de su inevitabilidad y normalidad o, al menos, ayudarte a ocultarla para que no te sientas un desgraciado.
Para muestra un bot¨®n. D¨ªas antes de estas entradas y salidas de Downing Street, y como consecuencia de la crisis energ¨¦tica que estamos viviendo en Europa, el programa This Morning, de la televisi¨®n brit¨¢nica ITV, puso en marcha un concurso en el que, tras mover una ruleta de la suerte, pod¨ªas lograr la nada despreciable opci¨®n de conseguir cuatro meses pagados de la factura de la luz. Aqu¨ª, de momento, no tenemos programa parecido, pero d¨¦mosle tiempo.
En Espa?a ya nos hemos acostumbrado a ver en ¨¦pocas navide?as ¡ªpreparaos que se acercan¡ª a bomberos, amas de casa o jubilados fotografi¨¢ndose en calendarios cuya venta tratar¨¢ de paliar alguna falta de presupuesto estatal o cubrir alguna intervenci¨®n sanitaria, y a nadie le parece mal esta f¨®rmula para enmascarar el recorte de servicios p¨²blicos.
Pero es que, y tambi¨¦n en esas fechas, ya es habitual el bombardeo medi¨¢tico de campa?as de donaciones de juguetes o recogida de comida, noticias que se comentaban en los medios con un aplauso, ya fuera a los comedores sociales o bancos de alimentos. Medios a los que, en realidad, deber¨ªa preocuparles el aumento de personas que necesitan vivir de la donaci¨®n de alimentos, en lugar de celebrar que aumenten las donaciones, por lo que eso supone.
Ahora hay que ir un poco m¨¢s all¨¢ porque, ya os lo he dicho, no est¨¢ bien ser pobre. Nada nuevo, eso ya nos lo hab¨ªa contado Berlanga en Pl¨¢cido, pero seguro que es revisionista volver a ¨¦l, y, como no evitan que lo seamos, el objetivo es que nos resignemos y lo envuelven de modernidad.
As¨ª, las campa?as se centran en lo personal, empezando por ¡°enga?ar¡± con eufemismos o neologismos a nuestros j¨®venes, o mejor, a nuestros pobres patrios, que los hay de todas las edades, para que presuman de tomar decisiones voluntarias que afectan a lo econ¨®mico, cuando en realidad lo hacen movidos por la precariedad.
Me explico.
?El dinero que ganas no te llega cuando has pagado todos los gastos fijos? No te preocupes. La f¨®rmula adecuada son las trabacaciones, o sea, aprovecha tus per¨ªodos de merecido descanso para trabajar en otras labores que te ayuden a completar tu sueldo.
?No tienes dinero para pagar el gas? No lo llames pobreza energ¨¦tica. Presume de que prefieres no poner la calefacci¨®n para que tu piel est¨¦ m¨¢s tersa y que es mejor sentarse en el sof¨¢ cubierto por dos mantas.
?No puedes comprar comida? Ap¨²ntate al friganismo, neologismo inventado para decir que sigues la tendencia sostenible de recoger comida de la basura.
?Quieres que tus prendas duren m¨¢s? Al¨¦jate de las secadoras y practica el sundrying, que es la novedosa t¨¦cnica de colgar la ropa para que se seque al aire.
?Tienes un sueldo que no te permite vivir solo en tu casa? No te apures; ha llegado el coliving. Y cuando te pregunten por qu¨¦ compartes piso, diles que lo tuyo es un estilo de vida nuevo y que defiendes vivir en comunidad junto a personas con ideas afines.
?Te gustar¨ªa encontrar un trabajo fijo y no hay manera? No te apures. Presume de que lo que en realidad te gusta es ir cambiando de trabajo cada a?o.
Podr¨ªa seguir, pero no lo har¨¦, porque una tiene la sensaci¨®n de que nos est¨¢n insultando y trat¨¢ndonos como idiotas; por m¨¢s que, tal vez, haya mucha gente que se sume a este discurso de la resignaci¨®n, en realidad han conseguido narcotizar cualquier conato de indignaci¨®n.
Visto lo visto, no s¨¦ cu¨¢nto tiempo tardaremos en reclamar menos frivolidad posmoderna que atropella nuestros derechos sociales y m¨¢s justicia social.