La inflaci¨®n multiplica de nuevo las colas del hambre en Madrid: ¡°Es una ola inmensa y una muerte a fuego lento¡±
Las despensas de alimentos de la capital, gestionadas por los vecinos, no paran de recibir a madrile?os que no llegan a fin de mes. El Banco de Alimentos atiende ya a 186.000 personas, mientras Cruz Roja y C¨¢ritas advierten de un ¡°oto?o negro¡±
Hay un Madrid que va en picado desde 2020. Para decenas de miles de madrile?os, sobre todo los vecinos de los barrios del sur, los casi siempre olvidados por las administraciones, los que siempre asumen las crisis camuflados entre n¨²meros y cuadros de Excel, a todos ellos, nada les ha cambiado desde el inicio de la pandemia. Todo ha ido a peor. Si el zarpazo del coronavirus devor¨® de un plumazo sus pocas horas de trabajo al d¨ªa, aquellas que pasaban limpiando hogares, acompa?ando a abuelos en sillas de ruedas por el parque, o compaginando chapuzas de alba?iler¨ªa, ahora, con la vuelta del empleo y del fin de las mascarillas, hacer la compra les requiere de una auditoria extensa con los folletos de publicidad que los supermercados dejan en el buz¨®n. Para otros, ni eso.
La colombiana Jenifer Andrea, de 40 a?os, le pide a su hija Isis, de 13, que sujete el carro de la compra unos segundos. Con cierta timidez, cuentan que es la primera vez que acuden a una cola de reparto de alimentos. Se enteraron por unos vecinos de que hab¨ªa un grupo de voluntarios con una enorme despensa de comida para los m¨¢s desfavorecidos, muy cerquita del metro de Aluche. Los trabajos precarios no guardan nunca un colch¨®n econ¨®mico.
Por eso, a la vuelta del verano se han vuelto a disparar las colas del hambre en Madrid. Todas las despensas de la capital consultadas est¨¢n desbordadas. La paga diaria de principios de 2020 ya no alcanza para sobrevivir en septiembre de 2022. En toda Espa?a, el porcentaje de poblaci¨®n en riesgo de pobreza subi¨® del 21% al 21,7% en los ¨²ltimos 12 meses, lo que significa que, ahora, 10.285.517 millones de personas viven en la pobreza. Es decir, hay 346.000 nuevas personas m¨¢s con unos ingresos inferiores a 9.535 euros anuales, 794,6 euros al mes, seg¨²n el informe AROPE, la Plataforma Europea de Entidades Sociales que trabajan y luchan contra la Pobreza y la Exclusi¨®n Social en los pa¨ªses miembros de la Uni¨®n Europea.
Andrea vive en una peque?a habitaci¨®n junto a sus tres hijos, de 20, 13 y 7 a?os, en Carabanchel Alto. Los cuatro comparten un diminuto espacio para convivir desde el pasado enero. ¡°A cambio, me toca hacer el aseo y pasear al se?or que cuido para poder pagar la habitaci¨®n¡±, explica. El contrato de alquiler son 400 euros junto a un recibo de luz. ¡°Ahora es todo muy costoso¡±. Jam¨¢s hab¨ªa pedido alimentos en Colombia. Al divorciarse de su marido el a?o pasado, convenci¨® a los suyos de que salir del pa¨ªs era lo mejor para todos. Qu¨¦ mejor lugar que Espa?a, pens¨®. Nueve meses despu¨¦s, no hay ahorros. Tampoco trabajo:
¨D No pienso regresar.
En la mano derecha guarda una tarjeta de publicidad que ofrece microcr¨¦ditos r¨¢pidos de 3.000 euros. En unos minutos recibir¨¢ de los voluntarios de Aluche un poco de carne, unas cajas de leche, verduras, paquetes de galletas para el desayuno, un par de cuadernos de material escolar y un huevo Kinder para el m¨¢s peque?o. As¨ª, hasta el s¨¢bado que viene. ¡°Mi hijo mayor nos ayuda. A veces trabaja unas horas en carga y descarga¡±.
Vivir al d¨ªa se ha traducido en acudir a la parroquia para recoger alimentos. En pedir pr¨¦stamos. En llamar a la puerta del vecino. Algunos llevan meses sin pisar un supermercado. Otros se han cansado de llamar a las instituciones para pedir. Las cifras oficiales no recogen las solicitudes que no llegan a presentarse. ¡°Hemos notado un repunte brutal en septiembre¡±, cuenta Ra¨²l Calzado, uno de los encargados de la despensa de alimentos de Aluche. ¡°Vamos a 15 nuevas familias por semana¡±. Este fin de semana han repartido a 325, con 600 ni?os y 100 beb¨¦s. El Ayuntamiento de Madrid, a trav¨¦s de su ¨¢rea social, ha expedido 18.000 tarjetas de Familia desde 2020 y se benefician 55.000 madrile?os. Es una tarjeta monedero, similar a las tarjetas de d¨¦bito, que se carga mensualmente con una cantidad que va desde los 125 a los 630 euros ¨Den funci¨®n de sus ingresos¡ª para hacer la compra.
El perfil tambi¨¦n ha variado. Cada vez acuden m¨¢s espa?oles con trabajo, pero con un salario que ya no alcanza para meter la compra en el carro del D¨ªa, del Mercadona, del Carrefour, del Lidl. Ya no hay ofertas por ning¨²n lado. Todo ha subido. En las colas tambi¨¦n se ven ucranias con hijos peque?os, que huyeron de la guerra, adem¨¢s de peruanos, venezolanos y colombianos. Hay casos que hacen frotar los ojos a m¨¢s de uno. Celia Rodr¨ªguez, de 19 a?os, fue una de las voluntarias de la despensa durante la cuarentena. Ayudaba a colocar las bolsas de fruta y de carne para sus vecinos. Desde hace dos meses tambi¨¦n se lleva a casa las bolsas que empaquetaba. Su padre es el alba?il y su madre costurera. ¡°Nos buscamos la vida como podemos. Ahora todo est¨¢ car¨ªsimo y no nos llega¡±. Viven en un piso peque?o. Pagan 550 euros por dos habitaciones. ¡°Un chollo en estos tiempos¡±.
Los que ofrecen un breve di¨¢logo en la cola no esconden la realidad. ¡°Todo est¨¢ car¨ªsimo¡±. ¡°El aceite es un lujo¡±. ¡°Vengo a por leche para mis ni?os¡±. Solo en agosto, el precio de los alimentos subi¨® un 14% con respeto al a?o pasado, el peor dato en casi tres d¨¦cadas. El pan, un 18,9%. La carne, un 11,6%. La leche, el queso y los huevos, un 19,2%. El aceite, un 24%. La compra de una familia de cuatro miembros ya es 567 euros m¨¢s cara al a?o, sin sumar el incremento de la vivienda (9,1%). Y la luz: agosto fue el mes con la electricidad m¨¢s cara de la historia. Por no hablar de la gasolina¡ Un tajo sin precedentes para los hogares que viven con una calculadora pegada al cuerpo.
¡°Oto?o negro¡±
El Banco de Alimentos tambi¨¦n ha detectado el socav¨®n. Atienden a 186.000 madrile?os, una poblaci¨®n similar a Santander, Pamplona o Almer¨ªa. Unas cifras similares a la pandemia. ¡°Y subiendo¡±, cuenta Elena Doria, la portavoz. ¡°Lo peor es que, con la subida de los precios, ahora nosotros compramos la mitad de los alimentos que antes. En junio nos quedamos sin aceite. Fue la primera vez que nos pas¨®¡±. El IPC tambi¨¦n ha golpeado en el est¨®mago de los donantes tradicionales. C¨¢ritas, a trav¨¦s del suplemento cat¨®lico Alfa y Omega, alertaba hace siete d¨ªas: ¡°Se avecina un oto?o negro. Muchas familias no van a poder llevar la nevera¡±. Cruz Roja ha comenzado el curso escolar duplicando las ayudas ante la alta demanda: ¡°Vamos a doblar el n¨²mero de ni?os atendidos en este curso¡±. La tormenta ya est¨¢ aqu¨ª.
A 17 kil¨®metros de Aluche, en el distrito Villa de Vallecas, donde viven 230.000 vecinos repartidos en seis barrios con una renta per c¨¢pita media de 24.687 euros al a?o ¨Den algunas zonas llega a 17.500, la m¨¢s baja de la capital¨Del padre Gonzalo Ruip¨¦rez almacena al mes 60.000 kilos de alimentos para repartir. Son donaciones de particulares y del propio banco de alimentos. ¡°Lo que veo ahora no es un maremoto, es una ola inmensa. Todos los d¨ªas atiendo a gente y no puedo rechazar a nadie. Vienen de todos los barrios¡±. Dice que los que acuden ahora a buscarlo ya no encienden el gas, que apagan las calderas, que se duchan con agua fr¨ªa. Que prefieren ir a pie para ahorrarse as¨ª el billete de metro o el cercan¨ªas. Que si les duele algo, aguantan con un paracetamol. ¡°Aguantan para no gastar m¨¢s¡±. Nunca, dice, ha despachado tanto como en agosto. ¡°Esto ya no es como la pandemia, ahora se parte de un nivel mucho m¨¢s bajo. Los almacenes nuestros ya no est¨¢n llenos y las necesidades son distintas. Ahora, las familias no tienen miedo a morir como con el coronavirus, ahora tienen miedo a perder el trabajo y a no encontrar alimentos. Es una muerte a fuego lento¡±.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.