El comercio como arma: Europa entre Estados Unidos y China
En un mundo en el que Washington y Pek¨ªn han optado por la v¨ªa del enfrentamiento, la UE debe reflexionar sobre su propia pol¨ªtica industrial y sobre sus propios instrumentos y enfoque
Estados Unidos ha bloqueado la exportaci¨®n de semiconductores sofisticados a China. Esto demuestra c¨®mo ha cambiado fundamentalmente su actitud hacia el comercio. Hace una d¨¦cada, los pol¨ªticos estadounidenses todav¨ªa sosten¨ªan que el comercio transformar¨ªa el mundo. Los mercados abiertos traer¨ªan la libertad a su paso, transformando pa¨ªses como China. Ahora, Estados Unidos ve el comercio con los adversarios como una debilidad y un arma.
A la Administraci¨®n Biden le preocupa que algunos tipos de comercio puedan debilitar a Estados Unidos creando vulnerabilidades estrat¨¦gicas. En particular, las autoridades estadounidenses temen que si se vuelven demasiado dependientes de China, esta se aprovechar¨¢. Se?alan el dominio de China en la fabricaci¨®n de paneles solares, bater¨ªas y procesamiento de tierras raras como prueba de que un d¨ªa China podr¨ªa pedir un rescate a Estados Unidos, amenazando con retener las tecnolog¨ªas necesarias para la transici¨®n a la energ¨ªa verde.
Taiw¨¢n presenta otras vulnerabilidades. Si China invadiera Taiw¨¢n o lo bloqueara, Estados Unidos dejar¨ªa de tener acceso a los semiconductores avanzados fabricados por TSMC, la Taiwan Semiconductor Manufacturing Corporation, que tiene el monopolio efectivo de la fabricaci¨®n de los semiconductores m¨¢s peque?os y potentes.
Todo esto explica que Estados Unidos haya pasado del libre comercio a la pol¨ªtica industrial. Recientemente, Estados Unidos ha aprobado dos importantes leyes que pretenden fomentar la producci¨®n de tecnolog¨ªa clave en suelo estadounidense. La CHIPS and Science Act subvenciona a los fabricantes de semiconductores para que construyan instalaciones de producci¨®n en suelo estadounidense, con la condici¨®n de que no construyan instalaciones en China. La m¨¢s reciente Inflation Reduction Act subvenciona la fabricaci¨®n de energ¨ªa limpia en bater¨ªas, veh¨ªculos el¨¦ctricos y otras tecnolog¨ªas clave.
Estas nuevas leyes suponen un coste para Europa y Corea del Sur, cuyos fabricantes de autom¨®viles no pueden beneficiarse actualmente de estas subvenciones. La UE estudia actualmente la posibilidad de emprender acciones contra EE UU en la Organizaci¨®n Mundial del Comercio. El problema es que el proceso de apelaci¨®n legal de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio est¨¢ efectivamente muerto, porque Estados Unidos se niega a nombrar funcionarios para ello.
Todo esto es m¨¢s complicado, porque Estados Unidos est¨¢n convirtiendo los v¨ªnculos comerciales en un arma. La acci¨®n m¨¢s reciente de la Administraci¨®n Biden sobre los semiconductores est¨¢ deliberada y expl¨ªcitamente destinada a socavar el dominio de China sobre la alta tecnolog¨ªa. Como lo describe el asesor de seguridad nacional de Biden, Jake Sullivan, los semiconductores avanzados son una parte ¡°fundamental¡± de la ventaja de Estados Unidos sobre China. El Gobierno estadounidense sol¨ªa pensar que era suficiente con mantener a China un par de generaciones por detr¨¢s de la tecnolog¨ªa m¨¢s avanzada. Ahora, en cambio, Sullivan dice que ¡°debe mantener una ventaja tan grande como sea posible¡±, haciendo todo lo posible para asegurarse de que China nunca pueda alcanzarla.
De nuevo, esto tiene implicaciones para Europa y para los aliados de Estados Unidos en Asia. Las nuevas normas no s¨®lo impiden a las empresas estadounidenses exportar semiconductores avanzados a China. Bloquean a cualquier empresa que utilice una cantidad significativa de propiedad intelectual estadounidense para fabricar semiconductores, o incluso la propiedad intelectual estadounidense para el equipo que se utiliza para construirlos. Dado que los conocimientos t¨¦cnicos de Estados Unidos son fundamentales para la cadena de suministro de semiconductores y tecnolog¨ªa avanzada, las empresas europeas como ASML (que fabrica los equipos para construir chips superavanzados), y las taiwanesas como TSMC, tienen que obedecer las leyes estadounidenses. De lo contrario, perder¨¢n el acceso a la tecnolog¨ªa y los conocimientos t¨¦cnicos que necesitan.
Esto es rehacer el comercio internacional. Estados Unidos sol¨ªa apuntalar el sistema de comercio mundial, aunque a menudo tergiversara las reglas en su propio beneficio. Ahora, su actitud hacia el comercio es m¨¢s complicada.
En un reciente discurso, la Representante de Comercio de Estados Unidos, Katherine Tai, prometi¨® que Estados Unidos no dejar¨ªa que el sistema de comercio mundial se convirtiera en un ¡°estado de naturaleza en el que la fuerza hace el bien¡±. Pero tambi¨¦n hizo hincapi¨¦ en que el libre comercio tendr¨ªa que dejar paso en ocasiones a la pol¨ªtica industrial. Como dijo, ¡°la apertura del mercado, la liberalizaci¨®n y la eficiencia... no pueden producirse a costa de debilitar a¨²n m¨¢s nuestras cadenas de suministro, exacerbar las dependencias de alto riesgo, diezmar nuestras comunidades manufactureras y destruir nuestro planeta¡±.
Esto plantea algunos problemas inc¨®modos para Europa. Los fundamentos de la UE son las ¡°cuatro libertades¡±, que permiten la circulaci¨®n de bienes, servicios, dinero y personas en toda la Uni¨®n Europea. La UE pudo vivir muy feliz en un mundo de comercio libre y abierto que parec¨ªa reflejar su propia composici¨®n interna, y aprendi¨® durante d¨¦cadas a dar un empuj¨®n a las normas comerciales mundiales para que reflejaran los intereses europeos.
Ahora, tiene que rehacerse en un mundo m¨¢s fr¨ªo y duro. Y las cosas pueden empeorar mucho. Aunque a Europa no le gusten algunas de las pol¨ªticas de Biden, su Administraci¨®n est¨¢ dispuesta a colaborar con sus aliados. Si Trump, o alguien como ¨¦l, es elegido en 2024, entonces Estados Unidos podr¨ªa empezar a armar las relaciones comerciales tambi¨¦n contra Europa.
El viejo mundo del comercio abierto ha desaparecido. Tanto Estados Unidos como China creen, con raz¨®n, que pone en peligro su seguridad. Tambi¨¦n lo cree Europa, aunque a¨²n no haya calculado bien las consecuencias. La dependencia de Alemania del gas ruso durante d¨¦cadas resulta haber sido un error pol¨ªtico fundamental. En el mundo despu¨¦s del comercio abierto, los pol¨ªticos tendr¨¢n que pasar de hablar de una Uni¨®n Europea ¡°geopol¨ªtica¡± a los cambios pol¨ªticos e institucionales concretos y dif¨ªciles que necesita para defender sus intereses.
La UE debe reflexionar sobre su propia pol¨ªtica industrial y sobre si sus restricciones a las ayudas estatales siguen teniendo sentido. Se enfrentar¨¢ a nuevas luchas entre el norte y el sur de Europa sobre c¨®mo centralizar el poder y asegurarse de que no sean s¨®lo Alemania y Francia quienes tomen las decisiones clave. Por ¨²ltimo, tendr¨¢ que reflexionar m¨¢s sistem¨¢ticamente sobre sus propios instrumentos y su enfoque del comercio. En un mundo en el que China y Estados Unidos est¨¢n dispuestos a convertir el comercio en un arma contra sus adversarios, ?qu¨¦ armas necesita la UE para protegerse? Los retos y problemas son m¨¢s evidentes que las respuestas.
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