Qatar y la ingenuidad
Un repaso al hashtag #sportwashing permite no olvidar que las peripecias de unos cuantos periodistas en excursi¨®n al emirato son solo la an¨¦cdota de un Mundial en un pa¨ªs que no respeta los derechos humanos
?Qu¨¦ es el f¨²tbol? La pregunta no tiene una respuesta correcta. Para una periodista de sucesos, como es el caso, es en buena medida hooliganismo, pasi¨®n desmedida, violencia e incluso delincuencia, sin que nada de eso sea f¨²tbol. Para un aficionado tradicional, pueden ser todos esos a?os con los pies fr¨ªos en el campo, el bocadillo envuelto en papel de plata, y la contenci¨®n suficiente para no gritar cuando gana tu equipo y tampoco llorar cuando pierde. Todo, con la radio pegado a la oreja porque es sabido que el f¨²tbol se escucha mejor que se ve.
Para otros, los reventas, el f¨²tbol pueden ser esas jornadas que se pasaban ofreciendo cerca del estadio las entradas que no se hab¨ªan podido colocar. Ahora los grupos de WhatsApp o los turoperadores sin permisos son m¨¢s efectivos. Para las pe?as, las tardes con la gran familia del pueblo, creada por amor a un club. Para el turista de turno, la visita al estadio del equipo m¨¢s jaleado del mundo, ?Bar?a!, sin que tengan muy claro el significado de aquello de blaugrana s¨®n els colors... Para los ni?os, esa primera vez en el campo, cuando se descubre que el Camp Nou es mucho m¨¢s peque?o de lo que se imaginaba, y Messi, verdaderamente una pulga en el c¨¦sped.
Pero por encima de todo, el f¨²tbol es un negocio. Qatar y su Mundial de f¨²tbol est¨¢n ah¨ª para record¨¢rnoslo, una vez m¨¢s. En Twitter, la ¨²ltima pol¨¦mica ha llegado de la mano del periodista dan¨¦s Rasmus Tantholdt, del canal TV2. Cuando estaba en plena conexi¨®n en directo, cerca del estadio donde se disputa el Mundial, un grupo de guardias de seguridad le abord¨®, intent¨® impedir que siguiese grabando y uno de ellos amenaz¨® con ¡°romperle la c¨¢mara¡±. El v¨ªdeo tuiteado por el periodista acumula m¨¢s 15 millones de reproducciones.
We now got an apology from Qatar International Media Office and from Qatar Supreme Commitee.
— Rasmus Tantholdt TV2 (@RasmusTantholdt) November 15, 2022
This is what happened when we were broadcasting live for @tv2nyhederne from a roundabout today in Doha. But will it happen to other media as well? #FIFAWorldCupQatar2022 pic.twitter.com/NSJj50kLql
Los miles de comentarios podr¨ªan dividirse en dos: los que con sorna responden que qu¨¦ esperaban de un pa¨ªs como Qatar, y los que confirman a los primeros, record¨¢ndole al periodista que est¨¢ en Qatar y debe cumplir sus normas. Otro v¨ªdeo, esta vez de un c¨¢mara, John Balcazar, acumula m¨¢s de cuatro millones de reproducciones en Tik Tok. Habla sobre la validez de su pase de prensa: ¡°Cuando recogemos la acreditaci¨®n nos dicen que este permiso y este icono nos da la posibilidad de grabar en cualquier parte de Doha. Y adonde llegamos nos dicen: ¡®S¨ª, listo, buen¨ªsimo, pero ese permiso ac¨¢ no aplica. En todo Doha podemos grabar con esto y en ning¨²n lado podemos grabar¡±.
El sportwashing es utilizar el deporte para blanquear cualquier cosa, incluso un mundial de f¨²tbol en Qatar. Un repaso al hashtag permite no olvidar que las peripecias de unos cuantos periodistas en excursi¨®n al emirato son solo la an¨¦cdota en un pa¨ªs donde no se respetan los derechos humanos. Que se lo digan a mujeres, homosexuales o a los inmigrantes que construyeron las infraestructuras del Mundial. Un desencanto m¨¢s para los amantes del f¨²tbol. El redactor jefe de deportes de EL PA?S en Barcelona, Ramon Besa, lo resume como nadie: ¡°Siempre he vinculado el f¨²tbol a la ingenuidad. A los ni?os, a las ni?as. Pienso en Brasil, en Inglaterra, en Francia, los ni?os que salen de los barrios perif¨¦ricos y son futbolistas. Pienso incluso en Espa?a. Pero en Qatar no he visto nunca un futbolista, he visto futbolistas que van all¨ª. Es un pa¨ªs harto. La sociedad de la opulencia, de comprarlo todo. ?Que en el futbol siempre ha habido corrupci¨®n? Eso ya lo sabemos. Pero llega un momento, que como queremos ser ingenuos y ni?os, queremos que nos enga?en. Pero esta vez es imposible¡±.
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