La distancia de Portugal
Las intensas relaciones entre Espa?a y Portugal exigen una mejora sustancial de la interconexi¨®n ferroviaria
El Plan Ferroviario Nacional que acaba de presentar el primer ministro de Portugal, Ant¨®nio Costa, aspira a transformar sus conexiones dom¨¦sticas con el fin de reducir dr¨¢sticamente tanto los vuelos internos como el tr¨¢fico de coches, en sinton¨ªa con las ...
El Plan Ferroviario Nacional que acaba de presentar el primer ministro de Portugal, Ant¨®nio Costa, aspira a transformar sus conexiones dom¨¦sticas con el fin de reducir dr¨¢sticamente tanto los vuelos internos como el tr¨¢fico de coches, en sinton¨ªa con las demandas de Bruselas en relaci¨®n con la emergencia clim¨¢tica. Pero el plan dibuja tambi¨¦n sus apuestas de futuro para mejorar la conexi¨®n con Espa?a a trav¨¦s de corredores de alta velocidad. Los dos pa¨ªses atraviesan un momento de particular cordialidad social y pol¨ªtica, traducida este a?o en la defensa de intereses comunes en Bruselas, con logros como el mecanismo ib¨¦rico para limitar el precio del gas o el acuerdo con Francia sobre conexiones energ¨¦ticas.
Todo ello ocurre, sin embargo, en un momento en el que las l¨ªneas ferroviarias entre Madrid y Lisboa siguen atascadas: no existe un tren directo desde que se suspendi¨® hace tres a?os, algo que solo hab¨ªa ocurrido durante la guerra. La ¨²nica conexi¨®n internacional operativa es una locomotora contaminante y lenta entre Oporto y Vigo. El diagn¨®stico lo comparten ambos Gobiernos sin que haya habido hasta hoy pasos significativos para resolver la situaci¨®n.
Para Portugal son tan vitales sus conexiones interiores como su engarce con Espa?a, su ¨²nica v¨ªa terrestre hacia Europa y con la que aspira a tener cuatro l¨ªneas transfronterizas. Geogr¨¢ficamente, Portugal es tan reh¨¦n de Espa?a como Espa?a de Francia. Si los espa?oles no acompa?an las inversiones ferroviarias lusas, el pa¨ªs ser¨¢ una isla dependiente para sus salidas de aviones y coches, que son los dos medios de transporte que Bruselas quiere reducir para distancias cortas y medias por su alto impacto contaminante.
M¨¢s all¨¢ de las razones clim¨¢ticas, las relaciones intensas entre ambos pa¨ªses justifican el impulso a esta conexi¨®n ya demasiado tiempo aplazada. M¨¢s de 15.000 empresas espa?olas exportan sus productos a Portugal, que tiene a Espa?a como su principal abastecedor y su mejor cliente. El tr¨¢fico de mercanc¨ªas podr¨ªa beneficiarse de los dos nuevos corredores internacionales que propone el Gobierno luso en el norte y el sur de la frontera. Entre Lisboa y Madrid se realizan una veintena de vuelos diarios, un puente a¨¦reo similar al Barcelona-Madrid, y en 2019 se movieron entre Espa?a y Portugal casi nueve millones de turistas. Si Espa?a es el destino internacional predilecto de los lusos, hace dos a?os que Portugal desbanc¨® a Francia como el favorito de los espa?oles. Ni turistas ni viajeros de negocios ni expatriados disponen hoy de una alternativa al avi¨®n o al coche para desplazarse entre ciudades de ambos pa¨ªses. No solo resulta una anomal¨ªa a escala europea, sino que hace patente la necesidad de resolver la actual desconexi¨®n de forma urgente. La ¨²ltima ocasi¨®n perdida fue la cumbre ib¨¦rica en Viana do Castelo, donde nada se concret¨® para mejorar los enlaces transfronterizos. Si Portugal es reacio a permitir un tren entre Lisboa y Madrid por Badajoz, como propone la espa?ola Renfe para operar mientras no llega la alta velocidad, Espa?a parece a su vez desinteresada en mejorar la conexi¨®n entre Oporto y Vigo.
A largo plazo, las visiones sobre la alta velocidad de ambos pa¨ªses divergen todav¨ªa. A Espa?a parece bastarle el modelo radial de Madrid-Badajoz-Lisboa, mientras que Portugal necesita vertebrar su pa¨ªs en el eje atl¨¢ntico (Lisboa-Oporto-Vigo y Oporto-Aveiro-Salamanca-Madrid) con beneficios tambi¨¦n para la zona espa?ola afectada. Son intereses complementarios y no incompatibles que piden sobre todo voluntad pol¨ªtica para hacerse realidad y terminar con una situaci¨®n at¨ªpica y empobrecedora.