C¨®mo la Administraci¨®n Biden puede apoyar las negociaciones en Venezuela
El Gobierno de Estados Unidos conservar¨¢ una importante influencia que podr¨¢ utilizar para incentivar futuros acuerdos en este proceso
El Gobierno venezolano y la coalici¨®n opositora conocida como la Plataforma Unitaria han firmado un importante acuerdo humanitario en Ciudad de M¨¦xico, mientras los Estados Unidos ha acordado flexibilizar elementos de sus sanciones financieras, marcando el reinicio formal de negociaciones pol¨ªticas tras una suspensi¨®n de catorce meses. A medida que el proceso de negociaci¨®n entra en una nueva fase, los Estados Unidos y las partes interesadas a nivel internacional deben prestar todo su apoyo y animar a las partes a que hagan part¨ªcipes a las voces de la sociedad civil, con el fin de maximizar las posibilidades de ¨¦xito.
Los informes de prensa sugieren que los representantes del Gobierno de Nicol¨¢s Maduro y de la coalici¨®n opositora Plataforma Unitaria tienen previsto anunciar un acuerdo para descongelar y destinar casi 3.000 millones de d¨®lares de fondos venezolanos para la ayuda humanitaria. La ONU supervisar¨¢ directamente esta ayuda y dar¨¢ prioridad al acceso a la atenci¨®n sanitaria y a los medicamentos esenciales, a la lucha contra la desnutrici¨®n infantil y al restablecimiento de la electricidad y otras infraestructuras cr¨ªticas.
Este acuerdo podr¨ªa tener un impacto significativo en la sufrida poblaci¨®n del pa¨ªs. La ONU ha estimado que siete millones de personas, aproximadamente el 25% de los venezolanos, necesitan asistencia humanitaria. Las organizaciones humanitarias venezolanas sugieren que la poblaci¨®n necesitada es a¨²n mayor, con encuestas que afirman que hasta 19 millones necesitan ayuda. En todo el pa¨ªs, los pacientes est¨¢n desesperados por recibir atenci¨®n vital y se ven obligados a recurrir a un sistema de salud p¨²blica en ruinas. Los ni?os de los barrios pobres muestran signos de retraso en el crecimiento debido a la desnutrici¨®n. El acceso a la electricidad y al agua corriente sigue siendo irregular, especialmente en las zonas de bajos ingresos del interior de Venezuela.
Para apoyar este acuerdo humanitario -y para impulsar negociaciones m¨¢s amplias- la Administraci¨®n de Biden ha aceptado recalibrar su pol¨ªtica de sanciones. Aunque se mantendr¨¢n las amplias sanciones petroleras y financieras, el Departamento del Tesoro conceder¨¢ una licencia a la empresa petrolera estadounidense Chevron para importar petr¨®leo venezolano a Estados Unidos.
El Gobierno de Biden conservar¨¢ una importante influencia que podr¨¢ utilizar para incentivar futuros acuerdos en este proceso. Esta licencia no permitir¨¢ un aumento de las actividades de perforaci¨®n, ni permitir¨¢ pagos en efectivo directamente a la petrolera estatal PDVSA; m¨¢s bien, los env¨ªos de petr¨®leo servir¨ªan para pagar la deuda pendiente del gobierno con Chevron.
Esta reanudaci¨®n es el resultado de meses de conversaciones. Este a?o se ha producido una comunicaci¨®n constante entre el gobierno de Maduro y la oposici¨®n, con la facilitaci¨®n de Noruega y el apoyo de Estados Unidos. Las conversaciones se han mantenido en gran medida confidenciales hasta ahora, bajo la realidad que son complicadas, delicadas y podr¨ªan desmoronarse en cualquier momento.
Sin embargo, las negociaciones a puerta cerrada tienen un costo, que se ha reflejado en la opini¨®n p¨²blica. Cuando los jefes de los equipos negociadores del gobierno y la oposici¨®n aparecieron juntos en p¨²blico en Caracas, Oslo y Par¨ªs en los ¨²ltimos ocho meses, el escepticismo generalizado y la falta de comunicaci¨®n p¨²blica alimentaron las especulaciones y los rumores.
Quiz¨¢s la percepci¨®n err¨®nea m¨¢s com¨²n es que esta negociaci¨®n, en realidad, ha sido entre la Administraci¨®n de Biden y el Gobierno de Maduro, con la oposici¨®n excluida de la discusi¨®n. Pero esto est¨¢ mal informado: el Gobierno de Biden ha participado con la oposici¨®n durante todo el proceso de negociaci¨®n. De hecho, durante los ¨²ltimos seis meses, los negociadores de la oposici¨®n se han sentado frente a los representantes de Maduro, para definir los detalles.
Otra percepci¨®n err¨®nea es que el acuerdo humanitario y la ampliaci¨®n de la licencia son los objetivos finales de la negociaci¨®n: En realidad, estos acuerdos se consideran medidas de fomento de la confianza -¡±mangos bajitos¡± para impulsar el proceso-. De hecho, las partes enmarcan este acuerdo como parte de la agenda de siete puntos establecida cuando se inici¨® este proceso en agosto de 2021, que incluye la resoluci¨®n de la crisis humanitaria, as¨ª como las condiciones para la celebraci¨®n de elecciones libres y justas, el restablecimiento del Estado de Derecho y la reparaci¨®n de las v¨ªctimas.
El escepticismo y las percepciones err¨®neas son comprensibles. Este es el quinto proceso de negociaciones con respaldo internacional en Venezuela en los ¨²ltimos ocho a?os, y en todos ellos no se han logrado acuerdos significativos. Esta vez tampoco hay garant¨ªas de que se pueda alcanzar un acuerdo que restablezca el derecho fundamental de los venezolanos a unas elecciones libres y justas, o que aborde los derechos de las v¨ªctimas a la verdad, la justicia y las garant¨ªas de no repetici¨®n.
Pero hay formas de maximizar las posibilidades de ¨¦xito. Una forma de hacer que a ambas partes les cueste m¨¢s levantarse de la mesa es asegurarse de que el p¨²blico venezolano est¨¢ activo en y comprometido con el proceso. Al entrar en una nueva fase, es esencial que las negociaciones resulten atractivas para el conjunto de la sociedad venezolana, y que los participantes y los partidarios internacionales informen mejor al p¨²blico venezolano sobre c¨®mo estas conversaciones pueden dar forma al futuro de su pa¨ªs.
Igualmente importante es el crear canales de participaci¨®n directa o indirecta, al igual que el proceso de paz en Colombia incorpor¨® a las v¨ªctimas y a los grupos de v¨ªctimas. Los expertos en resoluci¨®n de conflictos han encontrado sistem¨¢ticamente una correlaci¨®n entre el ¨¦xito de los acuerdos y el grado de incorporaci¨®n de la sociedad civil en las conversaciones. Si bien los equipos negociadores han acordado en teor¨ªa crear ¡°mecanismos de consulta¡±, sigue sin estar claro c¨®mo se relacionar¨¢n con otras partes interesadas, como las v¨ªctimas o las organizaciones de derechos humanos, y mucho menos si esas perspectivas se tendr¨¢n en cuenta en cualquier acuerdo futuro. Mientras Estados Unidos y otros gobiernos internacionales siguen apoyando el progreso de las negociaciones, es fundamental que insten a las partes a ampliar su compromiso con la sociedad venezolana.
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