El ¡®Sprachverwendung¡¯ de Vox
El poder del lenguaje se convierte en un instrumento fundamental para una nueva extrema derecha que se ha normalizado en las instituciones
En La lengua del Tercer Reich, Victor Klemperer, un periodista y fil¨®logo jud¨ªo que sobrevivi¨® a la II Guerra Mundial en Alemania, describe c¨®mo el nazismo ¡°se introduc¨ªa en la carne y la sangre de las masas a trav¨¦s de palabras aisladas, de expresiones y de formas sint¨¢cticas que impon¨ªa repiti¨¦ndolas millones de veces y que eran adoptadas de forma mec¨¢nica e inconsciente¡±. Ochenta a?os despu¨¦s del r¨¦gimen totalitario, el poder del lenguaje se convierte en un instrumento fundamental para una nueva extrema derec...
En La lengua del Tercer Reich, Victor Klemperer, un periodista y fil¨®logo jud¨ªo que sobrevivi¨® a la II Guerra Mundial en Alemania, describe c¨®mo el nazismo ¡°se introduc¨ªa en la carne y la sangre de las masas a trav¨¦s de palabras aisladas, de expresiones y de formas sint¨¢cticas que impon¨ªa repiti¨¦ndolas millones de veces y que eran adoptadas de forma mec¨¢nica e inconsciente¡±. Ochenta a?os despu¨¦s del r¨¦gimen totalitario, el poder del lenguaje se convierte en un instrumento fundamental para una nueva extrema derecha que se ha normalizado en las instituciones desde hace dos d¨¦cadas.
En el libro del etnonacionalista franc¨¦s Guillaume Faye publicado en 2001, Por qu¨¦ luchamos: Manifiesto de la resistencia europea, y en el manifiesto de 2015 del l¨ªder fascista sueco Daniel Friberg, El regreso de la verdadera derecha: Un manual para la aut¨¦ntica oposici¨®n, se introduce al lector a un compendio de t¨¦rminos espec¨ªficos que est¨¢n destinados a guiar el debate pol¨ªtico. Las listas incluyen palabras como ¡°amenazar¡±, ¡°traidores¡±, ¡°populista¡±, ¡°extranjero¡± utilizadas de manera diferente seg¨²n la realidad de cada Estado y que hoy son comunes en el discurso de toda la extrema derecha pol¨ªtica. Y es que el lenguaje es un arma poderosa para hacer que las ideas extremas parezcan convencionales, que act¨²an como dosis m¨ªnimas de ars¨¦nico y que como observ¨® Klemperer,¡±uno las traga sin darse cuenta, parecen no surtir efecto alguno y, al cabo de un tiempo, se produce el efecto t¨®xico¡±.
Precisamente una toxicidad de bulos e insultos que empez¨® a liberarse en el Congreso de los Diputados y en muchos parlamentos auton¨®micos desde que lograron representaci¨®n en 2019: ¡°burka ideol¨®gico¡±, ¡°colectivizaci¨®n de las mujeres¡± o la ¨²ltima descalificaci¨®n personal que recibi¨® la ministra de Igualdad, Irene Montero. Este discurso, repetido en redes, permite la coexistencia pac¨ªfica de un machismo radicalizado y de la negaci¨®n del propio concepto de violencia machista, y cuando resulta conveniente, traslada la violencia en t¨¦rminos generales a aquella de car¨¢cter sexual directamente a las mujeres.
Por lo tanto, es incuestionable que el antifeminismo se ha convertido en una de las piedras angulares de la extrema derecha espa?ola: la ofensiva contra la llamada ¡°ideolog¨ªa de g¨¦nero¡±, t¨¦rmino cuya primera difusi¨®n y popularizaci¨®n en sectores ultraconservadores espa?oles debe asociarse a la labor llevada a cabo desde la Conferencia Episcopal Espa?ola y del Consejo Pontificio para la Familia, va tomando fuerza y consolid¨¢ndose a medida que las fake news y las ¡°verdades alternativas¡± presentes en las redes sociales alimentan una misoginia cuyos vocabularios se encuentran a medio camino entre el discurso reaccionario de la Iglesia Cat¨®lica y los nuevos arsenales l¨¦xicos del nacionalpopulismo.
En este discurso, que tiene a partes iguales elementos de las ret¨®ricas reaccionarias que marcar¨ªan y facilitar¨ªan el ascenso de los movimientos autoritarios y totalitarios de los a?os treinta y cuarenta, hay tambi¨¦n elementos novedosos y ¡°palabras clave¡± de nuevo cu?o que han permitido la gestaci¨®n de un ¡°contramundo¡± esencialmente ret¨®rico en el que de nuevo los fantasmas de la ¡°decadencia nacional¡± parecen estar formados por las mismas alusiones a la ¡°hiperfeminizaci¨®n de la sociedad y del g¨¦nero masculino¡±, supuestamente responsable del decaimiento y decadencia de la naci¨®n.
En este juego ret¨®rico los acompa?an las redes, reproductoras del discurso que viene desde el terreno de lo pol¨ªtico, pero tambi¨¦n creadoras y difusoras de los vocabularios m¨¢s reconocibles de los youtuber, los tuiteros y otros gur¨²s digitales que han sido en gran medida responsables de la articulaci¨®n de un machismo milenial de consumo r¨¢pido que no para de crecer entre los m¨¢s j¨®venes. As¨ª, uno de cada cinco chicos entre 14 y 29 a?os niega la violencia de g¨¦nero o la considera un ¡°invento ideol¨®gico¡±. Y esta percepci¨®n ha aumentado m¨¢s entre hombres (un 9,1%) que mujeres (3,6%) en los ¨²ltimos dos a?os (2017-2019) de acuerdo con el ¨²ltimo Bar¨®metro sobre Juventud y G¨¦nero elaborado por el Centro de Estudios Reina Sof¨ªa. Tambi¨¦n es preocupante que el 15,4% de chicos opina que, si es de poca intensidad, no es un problema para la relaci¨®n. En el caso de las mujeres, los porcentajes se reducen significativamente al 7,3%. Y, en ambos casos, crecen las cifras de normalizaci¨®n de la violencia (3,5% hombres y 2,5% mujeres).
Ya no es suficiente decir ¡°No m¨¢s Auschwitz, no m¨¢s horror¡± para invocar las atrocidades por las cuales esos hechos se constituyeron. Es necesario comprender la gestaci¨®n de esos fen¨®menos, los porqu¨¦s no solo de su nacimiento, sino de todas las aristas que lo conforman y que favorecen su normalizaci¨®n y crecimiento una vez han llegado a las instituciones a trav¨¦s de las urnas y alcanzar as¨ª una respetabilidad ante la ciudadan¨ªa. Y eso Vox lo ha logrado ya. La extrema derecha espa?ola ha echado ra¨ªces y el lenguaje ha sido fundamental para lograrlo.