Un intento ¡®monse¡¯ de autogolpe
Lo que hizo Pedro Castillo este mi¨¦rcoles no puede considerarse un disparo en los pies: se dispar¨® ¡ªpol¨ªticamente¡ª directo al pecho. Y nuevamente la ciudadan¨ªa deber¨ªa pagar el resultado
¡°Monse¡± es como decimos en Per¨² a lo tonto o est¨²pido. Pero tiene un tono especial, a?adido, de una acci¨®n inconducente, sin perspectivas de ¨¦xito. As¨ª ha sido el anuncio del expresidente Pedro Castillo, este mi¨¦rcoles, de cerrar el Congreso. No obtuvo ning¨²n respaldo, sus ministros fueron renunciando uno tras otro, su abogado tambi¨¦n, no sabemos exactamente en qu¨¦ momento lo hizo su primera ministra. No control¨® la televisi¨®n del Estado, ni la polic¨ªa, ni las Fuerzas Armadas. Termin¨® intentando huir y siendo llevado por los mismos polic¨ªas que dirig¨ªan su veh¨ªculo a un centro de detenci¨®n.
El anuncio de Castillo nos hizo recordar a los peruanos el autogolpe de Fujimori el 5 de abril de 1992. Seguramente por eso, entre otras razones, su aislamiento fue tan grande: a los peruanos nos cost¨® mucho recuperar la democracia y tuvimos que esperar hasta el a?o 2000, luego de que Fujimori fuera re-re-reelecto, para lograrlo.
Desde el inicio de su Gobierno, Castillo, electo tras una plataforma de cambio cercana a las izquierdas, enfrent¨® una oposici¨®n frontal y antidemocr¨¢tica de quienes desde la derecha perdieron las elecciones. Clamaron fraude y llamaron a vacarlo desde antes que juramentara. Lograron controlar el Congreso y desde ah¨ª no cesaron de atacarlo mientras ellos mismos aprobaban leyes populistas y negociaban intereses. Apenas un 10% por ciento de peruanos respalda actualmente al Congreso, seg¨²n las encuestas de opini¨®n.
La oposici¨®n del Congreso, los medios de comunicaci¨®n masivos y la ¨¦lite empresarial blanca hicieron que la situaci¨®n nunca le fuera f¨¢cil a Castillo. Pero Castillo hizo un p¨¦simo Gobierno. Con fuertes acusaciones de corrupci¨®n hacia su entorno inmediato e incluso contra ¨¦l, decidi¨® enfrentarlas buscando obstaculizar la justicia antes que actuar de manera transparente y apoyar las investigaciones abiertas, lo que llev¨® a ampliar las sospechas sobre su participaci¨®n en acusaciones como enriquecimiento il¨ªcito. Los indicios al respecto se fueron acumulando entre noviembre 2021 y enero 2022, y cuando Castillo opt¨® por reemplazar a la premier Mirtha V¨¢squez y al ministro Avelino Guill¨¦n, s¨ªmbolo de la lucha anticorrupci¨®n, yo, que ven¨ªa ejerciendo como ministro de Econom¨ªa, decid¨ª renunciar tambi¨¦n.
Castillo, adem¨¢s, dej¨® en el camino las grandes promesas de cambios profundos que hizo durante la campa?a. La propuesta que hicimos de una reforma tributaria similar a la aprobada recientemente en Colombia no recibi¨® su apoyo y fue rechazada por el Congreso. La llamada ¡°Segunda reforma agraria¡± naufrag¨® en medio de una escasez y carest¨ªa de fertilizantes, frente a la cual las respuestas del Gobierno fracasaron reiteradamente. La masificaci¨®n del gas natural que poseemos sali¨® de la agenda del Gobierno. Luego de una vacunaci¨®n muy exitosa, cuando era una gran oportunidad para una reforma de salud que apuntara al acceso universal con base en atenci¨®n primaria, se canje¨® ese ministerio por unos cuantos votos congresales. Los conflictos sociales, la tala ilegal, la inseguridad ciudadana... no fueron enfrentados con estrategia. En la educaci¨®n, tan necesitada de un relanzamiento pospandemia, se prioriz¨® el clientelismo con los grupos de maestros allegados al presidente.
El Gobierno Castillo ha estado caracterizado por una rotaci¨®n de ministros tan alta, negociando cargos por votos y con tan poca capacidad de promover eficiencia, que la gesti¨®n p¨²blica ha sido muy mala. En los ¨²ltimos meses, sin embargo, hab¨ªa logrado que su popularidad fuera recuper¨¢ndose, con base en una campa?a identitaria, pase¨¢ndose por las regiones y pueblos del Per¨² con el mensaje de que ¨¦l era como ellos, los excluidos de siempre, y que por eso los que siempre hab¨ªan dominado al Per¨² no lo dejaban gobernar. Logr¨® aumentar su popularidad en seis puntos, sobrepasando el 30 por ciento, que no es bajo si se compara con anteriores gobiernos tras 15 meses de gesti¨®n.
Con estas bases, enfrentaba una nueva moci¨®n de vacancia en el Congreso. Una nueva ofensiva de denuncias de corrupci¨®n en su contra sali¨® a luz estos ¨²ltimos d¨ªas, como parte de esa campa?a. A pesar de eso, no hab¨ªa ninguna seguridad de que fuera vacado y varios analistas indicaban que el Congreso no lograr¨ªa los 87 votos (dos tercios del total de congresistas) para lograrlo. Es en estas circunstancias, el mismo d¨ªa que deb¨ªa darse esa votaci¨®n, Castillo da su mensaje a la Naci¨®n de lo que no puede considerarse sino un intento de autogolpe monse. No de disparo a los pies: se dispar¨® ¡ªpol¨ªticamente¡ª al pecho. Hoy est¨¢, justamente, vacado y detenido.
?Qu¨¦ viene? Ha asumido el poder la vicepresidenta Dina Boluarte, como indica la Constituci¨®n. Es la primera mujer presidenta en la historia del Per¨², algo que de por s¨ª es un avance a pesar de las circunstancias. La Constituci¨®n indica que ella debiera gobernar hasta el 28 de julio del 2026. Pero la situaci¨®n no es f¨¢cil; Castillo, a pesar de los severos cuestionamientos en su contra, contaba con 30 por ciento de respaldo ciudadano, encuestas de opini¨®n recientes indican que, ante una salida de Castillo, menos de 5% de ciudadanos favorece una presidencia de Boluarte y m¨¢s de 85% quiere elecciones adelantadas que incluyan tambi¨¦n la elecci¨®n de un nuevo Congreso. La crisis es de tal magnitud que para lograr un Gobierno estable parece indispensable que la ciudadan¨ªa sea nuevamente consultada.
El problema es que esa opci¨®n requiere una reforma constitucional, que debe ser aprobada por el propio Congreso por 87 votos en dos oportunidades, o ser aprobada por mayor¨ªa simple en el Congreso y someterse a refer¨¦ndum. Es dudoso que el Congreso actual quiera irse anticipadamente, y menos bajo la actual regla que impide la reelecci¨®n de congresistas. Ha terminado el Gobierno de Castillo, pero no la crisis de gobernabilidad que vive el Per¨².
Pedro Francke es economista y fue el primer ministro de Econom¨ªa del Gobierno de Pedro Castillo.
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