Vidas sin luz: demasiada Europa deprimida, ansiosa y pesimista
Tras el golpe de la pandemia, la p¨¦rdida de poder adquisitivo se perfila como nuevo factor de desestabilizaci¨®n de la salud mental
Europa vive los d¨ªas con menos luz del a?o. La oscuridad domina, el fr¨ªo avanza, y a la ciudadan¨ªa ucrania le toca afrontar eso sin electricidad por los bombardeos con los que Vlad¨ªmir Putin busca quebrar a la poblaci¨®n civil. En la UE, los ciudadanos no est¨¢n sometidos a circunstancias tan dram¨¢ticas, pero esto no impide que sean muchos, demasiados, aquellos que, al mirar los cielos encapotados color metal y ceniza de estos d¨ªas, tengan la sensaci¨®n de que son espejos. Depresi¨®n, ansiedad y pesimismo corroen por dentro a muchos europeos. Datos previos a la pandemia situaban en alrededor del 7% la parte de la poblaci¨®n que sufr¨ªa depresi¨®n cr¨®nica. Abundan los estudios que se?alan que los trastornos mentales se han disparado durante la fase pand¨¦mica. ?Qu¨¦ est¨¢ ocurriendo ahora?
Dos estudios publicados esta semana aportan nuevos elementos para desarrollar la reflexi¨®n sobre una plaga que, afortunadamente, ha atra¨ªdo una creciente atenci¨®n pol¨ªtico-medi¨¢tica, pero acerca de la cual es preciso seguir alertando hasta que se afiancen respuestas p¨²blicas mucho m¨¢s eficaces del estado actual. El primero es Salud en una mirada: Europa 2022, una cooperaci¨®n de la OCDE y la UE, que sistematiza un amplio n¨²mero de indicadores recopilados por instituciones nacionales; el segundo, Vivir, trabajar y covid-19 en la UE y diez pa¨ªses vecinos, elaborado por la Fundaci¨®n Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo y la Fundaci¨®n Europea de Formaci¨®n, dos organismos de la UE, es una encuesta con un muestreo de unos 39.000 ciudadanos europeos y unos 18.000 de los pa¨ªses vecinos.
El primer estudio incide mucho en las afecciones mentales del segmento juvenil, con los casos de depresi¨®n que se dispararon a m¨¢s del doble con el estallido de la pandemia en muchos pa¨ªses, y los de ansiedad casi se duplicaron. ¡°Un conjunto limitado de datos nacionales sugiere que la salud mental de los j¨®venes ha registrado una leve mejor¨ªa en la primera mitad de 2022¡å, indica el documento. En cuanto a los adultos, tambi¨¦n se detecta una mejor¨ªa con respecto a los picos de 2020 y 2021, pero permaneciendo en niveles superiores a los prepand¨¦micos. El estr¨¦s vinculado a la crisis de la covid se va evaporando, pero el informe se?ala la subida del coste de la vida y la guerra en Ucrania como nuevos elementos desestabilizadores.
El segundo estudio ofrece potentes indicios de vinculaci¨®n entre el estado de salud general, y en concreto el mental, y el poder adquisitivo de las personas. Un 12% de los encuestados en la UE reporta un mal estado de salud. Esta cifra llega al 22% en los hogares con dificultades para llegar a fin de mes, y se queda en un 5% en los m¨¢s pr¨®speros. Igual que la salud en general, el riesgo de depresi¨®n tambi¨¦n est¨¢ muy vinculado a las condiciones econ¨®micas, comentan los autores a partir de los datos recopilados. El informe tambi¨¦n incluye un dato revelador: los encuestados de la UE son m¨¢s pesimistas sobre el futuro que los de los vecinos, que no disfrutan del mismo nivel de desarrollo (Albania, Georgia, Jordania, Kosovo, L¨ªbano, Moldavia, Marruecos, Macedonia del Norte, Palestina y T¨²nez). Algo va mal. Subestimar el impacto de la pandemia, primero, y de la p¨¦rdida de poder adquisitivo, despu¨¦s, porque no conviene por motivos pol¨ªticos ser¨ªa un grave error.
Los problemas mentales no son exclusivos de las clases menos pr¨®speras. Abundan, desgraciadamente, los casos de j¨®venes sin carencias materiales y, sin embargo, deprimidos por cortocircuitos relacionales, falta de autoestima, el nefasto peso cuantificador de likes y seguidores en redes; o los casos de directivos y super-profesionales con ansiedad, que siguen en sus puestos porque no se resisten a seguir engrosando el ego y la cuenta bancaria aunque sean infelices tengan que recurrir al lexatin. No obstante, el problema central reside en el segmento poblacional socioecon¨®micamente m¨¢s fr¨¢gil. El coste individual y colectivo de no tratar bien estas afecciones es enorme. Es necesaria una potente respuesta p¨²blica de atenci¨®n sanitaria. Tambi¨¦n es necesario seguir en la concienciaci¨®n a escala privada, seguir borrando lo que queda de estigma, mejorar la detecci¨®n de los s¨ªntomas. Entender a tiempo el significado de ciertos s¨ªntomas en uno mismo o en el entorno y reaccionar pronto, antes de que degeneren, es clave en la salud individual as¨ª como en la de la vida p¨²blica.
Esta ¨¦poca no es peor que otras. Al contrario, en muchos sentidos nunca se ha vivido mejor. Pero la misma leg¨ªtima expectativa de un cierto tipo de vida crea grandes frustraciones en quien no la tiene; entre quienes s¨ª la tienen, son frecuentes los tropiezos en el camino de las enormes posibilidades de proyecci¨®n personal, en los campos profesionales y sociales, que este tiempo ofrece m¨¢s que ning¨²n otro. La resistencia del pueblo ucranio encierra muchas lecciones y nos convoca a la acci¨®n y al optimismo de lo posible. Pronto llegar¨¢ el solsticio de invierno, y los d¨ªas empezar¨¢n a alargarse.
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