El futuro del hidr¨®geno verde

El pacto entre los gobiernos de Espa?a, Francia y Portugal, auspiciado por el Ejecutivo comunitario, significa la puesta en marcha de un in¨¦dito tubo submarino entre Barcelona y Marsella en 2030, destinado a trasladar cada a?o...

El pacto entre los gobiernos de Espa?a, Francia y Portugal, auspiciado por el Ejecutivo comunitario, significa la puesta en marcha de un in¨¦dito tubo submarino entre Barcelona y Marsella en 2030, destinado a trasladar cada a?o dos millones de toneladas de hidr¨®geno verde. El acuerdo consolida el impulso a un vector energ¨¦tico esencial para el ¨¦xito de la transici¨®n hacia un mundo en el que los combustibles f¨®siles tengan un peso residual. El empuje de la Comisi¨®n Europea resulta fundamental pero condicionado a fomentar la energ¨ªa verde: de los 2.500 millones de euros que costar¨¢, Bruselas podr¨¢ financiar hasta la mitad de esa cantidad.

La electrificaci¨®n es el paso necesario para la descarbonizaci¨®n del entramado energ¨¦tico global, hoy sostenido en un 80% por los combustibles f¨®siles. Pero ese proceso no resulta suficiente: necesita un complemento para aquellos usos ¡ªtransporte de mercanc¨ªas, industria pesada¡ª en los que la capacidad y el peso de las bater¨ªas o las necesidades de calor hacen necesarias otras alternativas. Ah¨ª es donde el hidr¨®geno verde, generado con electricidad de origen renovable, se abre camino a pasos agigantados. En la cumbre euromediterr¨¢nea de Alicante el pasado viernes, fue la presidenta de la Comisi¨®n, Ursula von der Leyen, quien subray¨®: ¡°El hidr¨®geno verde va a cambiar la historia de Europa y va a ser una parte crucial de nuestro sistema energ¨¦tico¡±. Es la constataci¨®n de un creciente convencimiento en Bruselas sobre la oportunidad que los Veintisiete tienen por delante. Por primera vez desde la era del carb¨®n, la UE podr¨¢ crear las condiciones para cubrir buena parte de sus necesidades del futuro con energ¨ªa limpia y end¨®gena y liberarse de ataduras a terceros pa¨ªses o bloques hasta llegar a dar la vuelta a su balanza comercial.

En escasos meses, el hidr¨®geno verde ha pasado de ser poco m¨¢s que una promesa lejana a algo casi tangible. Aunque sus costes de producci¨®n siguen siendo sustancialmente m¨¢s altos que los de su versi¨®n sucia ¡ªgenerada con carb¨®n o, sobre todo, con gas natural¡ª, la proliferaci¨®n de anuncios de inversiones est¨¢ acelerando los tiempos para alcanzar la rentabilidad. En la fase de generaci¨®n, las petroleras ¡ªgrandes consumidoras de hidr¨®geno sucio en sus refiner¨ªas y con el respaldo de arcas repletas gracias a la escalada de precios del crudo y los carburantes¡ª han anunciado en las ¨²ltimas semanas importantes proyectos en este segmento. Rolls-Royce acaba de probar con ¨¦xito su uso en lugar del queroseno en una turbina de avi¨®n comercial, y Airbus mantiene que en 2035 ya habr¨¢ aeronaves surcando los cielos impulsadas por hidr¨®geno. Y Maersk, una de las mayores navieras del mundo, acaba de desvelar su plan para producir en Galicia y Andaluc¨ªa ingentes cantidades de metanol verde ¡ªun combustible en cuya generaci¨®n el hidr¨®geno es esencial¡ª para alimentar su flota.

La apuesta de Espa?a en esta carrera global no es caprichosa. La pen¨ªnsula Ib¨¦rica tiene las mejores condiciones de Europa para la energ¨ªa fotovoltaica, la fuente de energ¨ªa m¨¢s barata en la actualidad: m¨¢s horas de sol que cualquier otro Estado, amplia disponibilidad de terreno y una de las redes de conducci¨®n m¨¢s robustas del continente, que permite conectar decenas de nuevos gigavatios de potencia en los pr¨®ximos a?os. Para que este nuevo escenario se convierta en realidad habr¨¢ que tener en cuenta, sin embargo, dos factores importantes: la oposici¨®n del movimiento contra las renovables y la escasez de agua, que, junto con la electricidad, es el segundo ingrediente esencial para su producci¨®n.