Qatar en Bruselas
Las detenciones en el Parlamento Europeo evidencian la necesidad de reforzar sus mecanismos de vigilancia
Las sospechas de corrupci¨®n golpean de lleno al Parlamento Europeo. En los ¨²ltimos d¨ªas ha habido detenciones, registros y todos los focos est¨¢n sobre la instituci¨®n ante la presunci¨®n de que Qatar ha pagado centenares de miles de euros a eurodiputados y miembros de la Euroc¨¢mara para edulcorar las resoluciones sobre esta monarqu¨ªa autocr¨¢tica con un historial acreditado de vulneraci¨®n de los derechos humanos. ...
Las sospechas de corrupci¨®n golpean de lleno al Parlamento Europeo. En los ¨²ltimos d¨ªas ha habido detenciones, registros y todos los focos est¨¢n sobre la instituci¨®n ante la presunci¨®n de que Qatar ha pagado centenares de miles de euros a eurodiputados y miembros de la Euroc¨¢mara para edulcorar las resoluciones sobre esta monarqu¨ªa autocr¨¢tica con un historial acreditado de vulneraci¨®n de los derechos humanos. Su ya exvicepresidenta, la socialista griega Eva Kaili, ha llegado a ser detenida: ella es la cara m¨¢s conocida de un esc¨¢ndalo que afecta a asistentes, exeurodiputados e, incluso, a familiares de los parlamentarios implicados.
El espectacular episodio debe encender todas las se?ales de alerta en las instituciones democr¨¢ticas europeas, no tanto por su alcance ¡ªel Parlamento Europeo cuenta con 705 eurodiputados y miles de trabajadores, y la investigaci¨®n, aunque sigue abierta, afecta a una veintena de personas¡ª sino por las enormes debilidades que revela. La presidenta, Roberta Metsola, advert¨ªa el lunes de que ¡°los enemigos de la democracia no se detendr¨¢n ante nada¡±. Ven¨ªa a decir as¨ª que en el actual contexto geopol¨ªtico, corromper a los representantes de la ciudadan¨ªa es una v¨ªa para minar las democracias desde dentro, casi una variante o una nueva forma de ataque h¨ªbrido. Pero a Metsola y a la Euroc¨¢mara en general les faltan grandes dosis de autocr¨ªtica en un caso tan s¨®rdido: el caso demuestra que faltan normas m¨¢s firmes y, sobre todo, que faltan controles en la lucha contra la corrupci¨®n, en una instituci¨®n que deber¨ªa ser intachable y que, en cambio, es sospechosamente permeable ante episodios de compra de capacidad de influencia.
La Euroc¨¢mara, y las instituciones europeas en general, est¨¢n obligadas a reforzar al m¨¢ximo sus mecanismos de vigilancia tras un esc¨¢ndalo que ha dejado al descubierto sus debilidades y que a¨²n tiene mucho recorrido: la polic¨ªa y la Fiscal¨ªa belga llevan cuatro meses investigando. El Parlamento Europeo tiene ya un c¨®digo de conducta y ¨®rganos internos de control, que hay que reforzar al m¨¢ximo. Pero el Qatargate obliga a ir mucho m¨¢s lejos y a activar tambi¨¦n ¨®rganos de control independiente interinstitucionales en la UE, con capacidad para indagar en todas las instituciones europeas. A ese respecto por ahora solo hay vagas promesas.
La Euroc¨¢mara lleva tiempo arrog¨¢ndose el papel de guardi¨¢n moral de la UE; no en vano es la ¨²nica instituci¨®n elegida por sufragio directo. Pero las informaciones difundidas a ra¨ªz del caso que afecta a una de sus 14 vicepresidencias amenazan sobremanera ese estatus. Si quiere mantener su papel de conciencia moral deber¨¢ sacar lecciones de lo sucedido estos d¨ªas y, sobre todo, extremar la vigilancia: es por lo menos chocante que haya un registro para dejar constancia de las reuniones de los eurodiputados con los lobistas, pero no con representantes de Estados extranjeros que, como el caso de Qatar, son reg¨ªmenes autocr¨¢ticos donde los homosexuales son v¨ªctimas de graves vulneraciones de derechos, y el 25% de la poblaci¨®n son mujeres, todas bajo tutela de un var¨®n y sin asomo de derechos equiparables a una democracia liberal. EE UU lleva meses investigando la supuesta corrupci¨®n en la concesi¨®n del Mundial a Qatar. Que las sospechas de corrupci¨®n y sobornos para limpiar la imagen del emirato alcancen ahora a las instituciones europeas es de lo m¨¢s preocupante.