Espa?a, Catalu?a y lo com¨²n
Hay un uso democr¨¢tico del lenguaje que se desmorona cuando se sustituyen los argumentos por expresiones hiperb¨®licas, como ¡°Gobierno ileg¨ªtimo¡± o ¡°golpe de Estado¡±, que ya no significan nada
Escucho a Pere Aragon¨¨s decir que ¡°avanzar en la resoluci¨®n del conflicto pol¨ªtico es lo que llev¨® a facilitar la investidura de S¨¢nchez¡±. Y me pregunto si es posible sacar el di¨¢logo con Catalu?a de la fr¨ªa l¨®gica de transmisi¨®n de poder, o si dialogar es ¨²nicamente la imposici¨®n del refer¨¦ndum. Durante la Transici¨®n, hab¨ªa un plan pol¨ªtico, dentro del cual se posibilit¨® un proceso democr¨¢tico que incluy¨® la amnist¨ªa. Hoy, la idea de un plan pol¨ªtico lo constituye la extra?a l¨®gica del parcheo del C¨®digo Penal, sin que conozcamos nada de la estrategia b¨¢sica o del paquete de negociaciones sobre qu¨¦ hacer con Catalu?a, o a qu¨¦ renuncia ERC, si es que lo hace. Parece que todo lo que el Estado hace en Catalu?a es algo arrancado por el independentismo mientras cualquier otra v¨ªa est¨¢ muerta, por ejemplo, pensar qu¨¦ hacer para que Catalu?a est¨¦ m¨¢s presente en Espa?a y viceversa, a nivel local, en la sociedad civil o en los grandes proyectos que el Estado lidere all¨ª.
Buena parte de la poblaci¨®n quiere esa v¨ªa, tambi¨¦n en Catalu?a, y por mucho que Aragon¨¨s insista en que hay un conflicto pol¨ªtico con Espa?a, su reto primordial deber¨ªa ser gestionar el disenso entre sus conciudadanos, porque nos afecta a todos. No solo se trata de que hay dos millones de personas que desean irse, instigadas por un independentismo que defiende su proyecto desde el Gobierno auton¨®mico; es que la sociedad catalana, aunque est¨¦ mejor que en 2017, sigue estando polarizada, y esto ha acabado por afectar al conjunto del sistema pol¨ªtico, y no solo por la aparici¨®n de Vox y su negaci¨®n del Estado de las Autonom¨ªas. La l¨®gica de polarizaci¨®n tribal del proc¨¦s, esa que adapta la realidad al lenguaje del ¡°nosotros contra ellos¡±, del atrincheramiento y la ruptura de esa zona com¨²n que permite la negociaci¨®n conjunta del futuro de cualquier sociedad, ha terminado por impregnar todas las instituciones del Estado.
La judicatura conservadora est¨¢ en la l¨®gica del choque total. La falta de pericia del Gobierno para sacar sus reformas adelante y la mala fe de la oposici¨®n, con el indecente bloqueo institucional del que solo ella es responsable, nos hablan de la procesizaci¨®n de Espa?a. Contestando a Illa (¡°ERC debe tener el coraje de decir la verdad a los catalanes¡±), Aragon¨¨s dec¨ªa: ¡°Nadie tiene la verdad sobre Catalu?a¡±. Pero hay un r¨¦gimen de verdad propio de la pol¨ªtica que se define por la forma en que las instituciones, los procedimientos, las pr¨¢cticas y los discursos se relacionan con dicha verdad, sea la tribal o la democr¨¢tica. Si el tribalismo coloniza las instituciones, pierden su legitimidad, porque la confrontaci¨®n social inundar¨¢ esa p¨¦rdida del poder simb¨®lico que las instituciones ejercen sobre la ciudadan¨ªa. El per¨ªmetro para relacionarse con ese r¨¦gimen de verdad lo definieron hace 44 a?os la Constituci¨®n y el autogobierno. Fue esa zona com¨²n la que permiti¨® el acomodo en Espa?a de una parte importante de la sociedad catalana, y la f¨®rmula de ese territorio compartido sigue siendo la misma. Afecta tambi¨¦n al propio lenguaje, nuestro m¨¢s evidente anclaje a la realidad. Porque hay un uso democr¨¢tico del lenguaje que se desmorona cuando se sustituyen los argumentos por expresiones hiperb¨®licas, como ¡°Gobierno ileg¨ªtimo¡± o ¡°golpe de Estado¡±, que ya no significan nada. Y sin esa cortes¨ªa imprescindible, ninguna democracia sobrevive, pues al perder las formas, perdemos tambi¨¦n su sentido, este s¨ª, com¨²n.
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