Comprobemos que los ni?os no han metido a ning¨²n extraterrestre en casa
Siempre tenemos algo mejor que hacer que atender a las chorradas de un ni?o, y los padres que se la conceden son r¨¢pidamente acusados por los psic¨®logos de guardia de hiperprotectores
Si mis fuentes no me mienten, a estas horas Melchor, Gaspar y Baltasar se han puesto ya en marcha. No tengo muchas esperanzas de que en Espa?a guardemos la compostura hasta que terminen el viaje. No s¨¦ si aguantemos tantos d¨ªas sin que una instituci¨®n del Estado abra otra crisis o vuelvan a granizar insultos y sarcasmos. En el mundo antiguo, las guerras paraban en invierno. Hace muchos siglos que a las guerras no las detiene la nieve, pero estas dos semanas a¨²n serv¨ªan para abrir una tregua en las guerras incruentas y cotidianas.
No soy tan ingenuo como para pedirle piedad a Putin: me conformar¨ªa con un poco de silencio en mi pa¨ªs, tan solo un poco, mientras los Reyes Magos hacen su reparto. Que esta conspiraci¨®n anual sirva de verdad para que los ni?os sientan un protagonismo que se les niega el resto del a?o. Y s¨ª, claro que el rosc¨®n de reyes es un bollo ins¨ªpido, y acercarse a un centro comercial pone a prueba la misantrop¨ªa del alma m¨¢s c¨¢ndida, pero qu¨¦ diablos, es un sacrificio muy peque?o: tragu¨¦monos el rosc¨®n, aunque nos toque el haba, y procuremos que los Reyes atiendan el pedido de las cartas sin refunfu?ar demasiado en las colas de las cajas registradoras. El lunes que viene volveremos a ignorar a los ni?os y a centrarnos en nuestros ombligos de adultos.
Uno de los artistas menos onfalosc¨®picos y m¨¢s atentos al mundo infantil, Steven Spielberg, estrena pel¨ªcula en unas semanas, y en casa hemos aprovechado estos d¨ªas para ver algunas de sus cl¨¢sicas. De sus primeras obras, siempre me ha inquietado el retrato de las familias de clase media suburbana. En Encuentros en la tercera fase o en E.T., los ni?os viven en sitios muy desordenados, donde la tele est¨¢ encendida aunque nadie la vea, la nevera nunca tiene caldo, como en la canci¨®n de Rigoberta Bandini, y los adultos andan tan ensimismados en sus angustias cotidianas que no prestan la menor atenci¨®n a sus hijos. Ni siquiera se dan cuenta de que tienen un extraterrestre en casa.
El mundo se parece mucho a esos hogares. Siempre tenemos algo mejor que hacer que prestar atenci¨®n a las chorradas de un ni?o, y los padres que se la conceden son r¨¢pidamente acusados por los psic¨®logos de guardia de obsesivos e hiperprotectores. Los Reyes Magos nos conceden el privilegio anual de mirar a los ni?os un rato y comprobar que no han metido a ning¨²n alien¨ªgena en casa. No desaprovechemos la ocasi¨®n.
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