Verano al sur

El recuento de dolores de esta ma?ana es gracioso: el brazo ¨Dvacuna, quinta dosis¨D, el cuello, la cintura, la rodilla izquierda, la pierna derecha. Pero corro escuchando Nirvana, Nick Cave, Pearl Jam, y corro bien. Me gusta la luz hist¨¦rica de las ma?anas. El otro d¨ªa sal¨ª a correr a la tarde y esa luz melanc¨®lica, con la que sol¨ªa correr antes, me pareci¨® una c¨¢rcel. Al llegar a casa, empiezo a escribir. Siento cierta laxitud ¨Dimagino que por la vacuna¨D y voy a la cama. Intento dormir pero me despabilo. As¨ª que vuelvo a mi estudio. Pongo m¨²sica muy baja, en loop: She?s a Rainbow, de los Stones. En alg¨²n momento, me detengo para hacer ejercicios de rehabilitaci¨®n. Estoy en eso cuando llega el hombre con quien vivo y me encuentra en postura extra?a. No parece llamarle la atenci¨®n, como si siempre lo recibiera as¨ª. Me muestra un pedazo de hierro viejo que encontr¨® en la calle. Detalla usos posibles. ¡°Perchero¡±, dice. ¡°Antes muerta¡±, digo, y despu¨¦s: ¡°?Me ayud¨¢s con esta pierna?¡±. Se acerca, me empuja la pierna desaprensivo mientras comenta algo sobre los amortiguadores del auto. Cuando se aburre, se va al cuarto. Vuelvo al estudio, pero recibo un mensaje de WhatsApp suyo que dice: ¡°Ven¨ª¡±. Me levanto, voy. Est¨¢ tumbado boca arriba. El resto sigue as¨ª: nos re¨ªmos como bobos durante una hora. Por alg¨²n motivo, empezamos a hacer un recuento de novios antiguos y les pone ep¨ªgrafes: ¡°Un tonto¡±, ¡°pelado feo¡± (no era pelado ni feo), ¡°de ese no me hables¡± (uno que fue importante), ¡°lindo pero mala gente¡±. Fingimos que habla en serio (quiz¨¢s habla en serio) y yo protesto con convicci¨®n. Me mira y dice: ¡°Sos mi familia¡±. Le digo: ¡°Qu¨¦ aburrido. Te prefiero punk¡±. Pone los ojos en blanco, dice: ¡±Vamos a comer¡±. Camina hasta la puerta del cuarto y, desde all¨ª, canta: ¡°De ac¨¢ me voy con vos. Y si te vas, llevame¡±. Yo pienso: ¡°Es el fondo de mi pozo sin fondo¡±. No termina mejor una noche de verano.