Las buenas esposas yihadistas
Las parejas de los miembros del ISIS que han sido repatriadas no parec¨ªan tener conciencia alguna de la gravedad que supone formar parte de un movimiento terrorista

En el reportaje que hizo Pilar Requena en 2020 para Informe Semanal sobre las mujeres espa?olas del Estado Isl¨¢mico (ISIS, por sus siglas en ingl¨¦s) llamaba la atenci¨®n el testimonio de dos que ahora han sido repatriadas: Yolanda Mart¨ªnez y Luna Fern¨¢ndez. Lo llamativo de sus declaraciones frente a las c¨¢maras fue que no parec¨ªan tener conciencia alguna de la gravedad que supone forma parte de un movimiento terrorista como el yihadismo. Resultaba algo contradictorio que, por un lado, se presentaran como simples e inocentes esposas y madres y que, por otro, no tardaran ni un segundo en salir en defensa del ese islam asesino al que se hab¨ªan unido. No hicieron m¨¢s que confiar en sus esposos, nos dec¨ªan, en ellos ten¨ªan una fe ciega. Es decir, que se hab¨ªan sometido hasta el punto de renunciar a su condici¨®n de adultas responsables. Por eso resulta tan incoherente que, al verse desamparadas en medio de los campos de refugiados, pidan amparo a una sociedad y un Estado cuyas leyes, atendiendo a las opiniones que daban en televisi¨®n, ni les son prioritarias ni parece que tuvieran en cuenta cuando decidieron unirse al Daesh. Pero el Estado de derecho es esto: no se vulnera ni siquiera cuando estamos hablando de supuestos criminales y por eso estas mujeres han sido repatriadas y se les ha aplicado la ley que las ha llevado a la c¨¢rcel. Otro asunto es si en prisi¨®n pueden resultar peligrosas como lo han sido tantos otros yihadistas que se dedicaron a difundir su ideolog¨ªa entre sus compa?eros reclusos.
¡°No entendemos por qu¨¦ tenemos que ir a la c¨¢rcel¡±, dec¨ªan esta semana, pero la visi¨®n que tienen tanto del islam como del Estado Isl¨¢mico es de un inquietante radicalismo. No hay que subestimar el papel de las mujeres en este tipo de movimientos, aunque ellas resulten perjudicadas por la organizaci¨®n familiar y social que proponen. En estos casos, cuando una forma de entender una fe requiere una sumisi¨®n absoluta y ciega, la libertad y la visi¨®n cr¨ªtica se convierten en un deber moral e incluso penal. Cuando Requena les pregunt¨® qu¨¦ les parec¨ªan las decapitaciones y las lapidaciones, respondieron que ellas no ten¨ªan una base tan fuerte como para poder hablar de ello. Un ¡°yo no s¨¦¡± que las convierte en c¨®mplices de tan salvajes atrocidades y que demuestra que la primera ley para ellas sigue siendo la de ese dios terrorista. Suerte tienen ahora de que las ampara es el Estado espa?ol y no el Estado Isl¨¢mico.
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