Moralistas todos
He descubierto, ingenua de m¨ª, que la pareja heteronormativa no solo est¨¢ a a?os luz de extinguirse sino que incluso quienes llevan tiempo llen¨¢ndose la boca de fluidez la tienen elevada en los altares de lo sagrado
Me fui a dormir crey¨¦ndome en un pa¨ªs de mentalidad abierta, con una sociedad relajada y flexible en sus juicios a las relaciones afectivas y/o sexuales y amanec¨ª en un mar de moralina vengativa y ajusticiadora. Mi error se debi¨®, sin duda, a la atenci¨®n que vengo prestando en los ¨²ltimos tiempos al debate sobre identidades y orientaciones. Me ha dado la equivocada impresi¨®n de que todo el mundo es no binario, g¨¦nero fluido, bi o pansexual, que est¨¢ en relaciones abiertas o poliamorosas. Si atendemos a lo que se dice sobre este tema, parecer¨ªa que no hacemos otra cosa que follar o decidir c¨®mo, con qui¨¦n, por qu¨¦ y en qu¨¦ circunstancias vamos a follar. Deconstruido ya el heteropatriarcado no quedaba m¨¢s que disfrutar del cat¨¢logo infinito de posibilidades que nos ofrece la queerpedia tan de moda. Casi da verg¨¹enza declararse heterosexual y no encarnar ninguna de las muchas disidencias sexuales disponibles. Hasta que llegaron Shakira y Piqu¨¦ y demostraron lo conservadores que somos en realidad.
?No hab¨ªa muerto el orden monog¨¢mico cisnormativo culpable de todas las violencias del presente? ?Entonces a qu¨¦ vienen tanta indignaci¨®n por unos cuernos o porque te hayan dejado por otra? Yo, que cre¨ªa estar rodeada de poliamorosos partidarios de liberar el deseo hasta l¨ªmites insospechados, va y se me ponen todos a reaccionar con furibunda y moralista rabia por una infidelidad que juzgan imperdonable. As¨ª que no, no viv¨ªa en un mundo en el que se entiende la complejidad de estos asuntos, los cambios que puede vivir una pareja a lo largo de los a?os, la singularidad de cada relaci¨®n y los numerosos motivos que pueden llevar a la ruptura, ya sea por v¨ªa directa y sin anclajes o bien asi¨¦ndose uno de los miembros a otra persona (?la otra!). As¨ª que he descubierto, ingenua de m¨ª, que la pareja heteronormativa no solo est¨¢ a a?os luz de extinguirse sino que incluso quienes llevan tiempo llen¨¢ndose la boca de fluidez la tienen elevada en los altares de lo sagrado. Nos faltaba, incluso, que se hiciera una lectura feminista de la pataleta de la cantante o que se considere la infidelidad una forma de violencia de g¨¦nero. Pues nada, volvamos a instaurar el delito de adulterio y, ya puestos, bunqueric¨¦monos todos en nuestras relaciones de pareja sin atender ni al deseo ni a sus leyes, rescatemos las uniones para toda la vida y practiquemos la coacci¨®n como forma de retener al ser amado porque el otro me pertenece y si no es m¨ªo, no ser¨¢ de nadie.
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