Las entradas de Madonna y el tercer lugar
El elevado precio de ver los conciertos de los artistas m¨¢s conocidos abre el debate de si la m¨²sica en directo es un bien de primera necesidad
¡°Entiendo perfectamente que un artista o promotora de espect¨¢culos es libre poner los precios que le d¨¦ la gana, de la misma forma que yo soy libre de decir que me parece bochornoso. Sobre todo porque esto no tiene absolutamente nada que ver con el coste del espect¨¢culo¡±. Lo que cont¨® en un hilo de Twitter el videobloguero musical @MusicRadarclan hace unos d¨ªas sobre los elevados precios de las entradas de conciertos pinch¨® toda burbuja e invadi¨® todo algoritmo posible.
Entiendo perfectamente que un artista o promotora de espect¨¢culos es libre poner los precios que le de la gana, de la misma forma que yo soy libre de decir que me parece bochornoso. Sobre todo porque esto no tiene absolutamente nada que ver con el coste del espect¨¢culo.
— Music Radar Clan (@musicradarclan) February 2, 2023
En su diatriba, con m¨¢s de medio mill¨®n de visualizaciones, el tuitero se?ala directamente al oligopolio de la promoci¨®n de espect¨¢culos, en manos de ¡°dos multinacionales que se han puesto de acuerdo con la gran y casi ¨²nica emisora de entradas a nivel mundial que ha hecho lo mismo con lo suyo. Distintos nombres, misma empresa¡±. Una posici¨®n que tambi¨¦n ha defendido el cr¨ªtico de este diario Fernando Navarro en su blog o en el podcast Hoy en El Pa¨ªs, donde se hace eco del malestar por ¡°el atraco¡± de estos conciertos y apuesta por una ¡°huelga de entradas y de estrellas c¨®mplices de este abuso¡±.
No todos lo ven igual. El periodista Hector Garc¨ªa Barn¨¦s tuitea a prop¨®sito de este runr¨²n: ¡°Se escribe mucho sobre el precio de las entradas pero creo que hay que hacer un ejercicio de sinceridad: la mayor¨ªa de esas entradas vuelan, los conciertos no son un bien de primera necesidad y la industria se ha quedado sin otras v¨ªas de ingresos¡±. Pues vaya. Ahora la conversaci¨®n digital asume que ¡°los conciertos no son un bien de primera necesidad¡±. Esa frase me lleva acompa?ando d¨ªas. Como si socializar en uno de esos montajes se asumiese como un sofisticado lujo, una excentricidad para determinadas carteras. Otra chapita de estatus, material de historias de usar y tirar en ese g¨¦nero de Instagram del ¡°estoy aqu¨ª, pero t¨² nunca podr¨¢s¡±. Puedo entender la deriva turbocapitalista del gremio (otra m¨¢s). S¨¦ en qu¨¦ mundo vivo. Pero, m¨¢s que c¨®mplice, me resisto a ser reh¨¦n de este sistema.
Se escribe mucho sobre el precio de las entradas pero creo que hay que hacer un ejercicio de sinceridad: la mayor¨ªa de esas entradas vuelan, los conciertos no son un bien de primera necesidad y la industria se ha quedado sin otras v¨ªas de ingresos. https://t.co/EFSNSatxtI
— H¨¦ctor Garc¨ªa Barn¨¦s (@hectorgbarnes) February 2, 2023
Llevo unas semanas debatiendo en WhatsApp con varias amigas repartidas por la Pen¨ªnsula sobre los conciertos de Madonna, Bj?rk o Beyonc¨¦ para reencontrarnos y poder bailar juntas. A todas nos duelen, sobremanera, esos precios. Del primero, debatimos ir a verlo a Lisboa. Para el segundo, en Madrid, la entrada sale por 80 euros si lo vemos en uno de esos rincones en los que nunca est¨¢n de m¨¢s unos prism¨¢ticos. Con Beyonc¨¦, en Barcelona, otra amiga me est¨¢ insistiendo porque ha conseguido ¡°una entrada en pista que no llega a 100 euros en una preventa rara y ha sido facil¨ªsimo¡±. Solo me he lanzado a comprar una de las tres opciones.
Tengo el privilegio de poder pagarlo, pero siento que, al aceptar esos precios, traiciono el ideal no jer¨¢rquico del tercer lugar, ese que desarroll¨® Ray Oldenburg en 1989 para defender que adem¨¢s de un primer lugar (nuestra casa) y un segundo (nuestro trabajo) necesitamos desarrollar un tercer espacio para tejer una sensaci¨®n de comunidad. Uno que no nos defina ni por la familia ni por el empleo que tenemos. ¡°Tu tercer lugar es donde te relajas en p¨²blico, donde te encuentras con caras conocidas y conoces a gente nueva¡±, escribi¨®.
He pensado mucho en la relaci¨®n entre la experiencia cultural y el tercer lugar ahora que la l¨®gica tir¨¢nica en la alianza de precios convierte en privilegio lo de abandonarse con himnos como Like a Virgin en directo. Hacerlo nos llenar¨¢ el alma, pero no nos saciar¨¢ el est¨®mago. Y eso es lo que, en nuestras cabezas de hormiguitas productivas, quieren imponernos como lo ¨²nico digno de pelear. Lo que (y qu¨¦ tristeza da pensarlo) creen que solo deber¨ªa importarnos de verdad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.