La agon¨ªa de Twitter se acerca a su fin
Los usuarios han tolerado todo tipo de abyecciones, incluyendo la desinformaci¨®n, el acoso y las cuentas falsas. Todo eso contribu¨ªa a llenar la plataforma de dopamina
Las grandes redes sociales agonizan muy despacio. Empiezan a morir en la cumbre, cuando nadie piensa en su desaparici¨®n. Facebook no atrae usuarios menores de 30 desde 2012, cuando a¨²n se autocoronaba responsable de la primavera ¨¢rabe; Instagram pierde adolescentes desde 2018, cuando celebr¨® sus pr...
Las grandes redes sociales agonizan muy despacio. Empiezan a morir en la cumbre, cuando nadie piensa en su desaparici¨®n. Facebook no atrae usuarios menores de 30 desde 2012, cuando a¨²n se autocoronaba responsable de la primavera ¨¢rabe; Instagram pierde adolescentes desde 2018, cuando celebr¨® sus primeros mil millones de usuarios. Mark Zuckerberg dijo que era un problema existencial. En 2021, cambi¨® de nombre a la empresa con la vana esperanza de quitarse a?os. Ning¨²n adolescente quiere entrar en el bar de sus padres mientras ellos siguen all¨ª.
La ballena lucha por mantener su relevancia. Cuando aparece una plataforma nueva con nuevos filtros, stories o rooms, hay que devorarla. Comprando, como hizo Facebook con Instagram y WhatsApp; plagiando, como hizo con Snapchat; o tratando de prohibirla, como hace con TikTok. Incluso ganando batallas, la longevidad es la madre del desencanto. Con el tiempo hay protestas por los cambios en la interfaz, la pol¨ªtica, el algoritmo, extracci¨®n de datos, desinformaci¨®n. C¨®mo estar en la pomada cuando tus usuarios quieren que el negocio cambie pero todo siga igual. La ballena se atrofia y esta fase se puede alargar mucho tiempo. La agon¨ªa de Facebook parece larga, pero ojo que a¨²n existe MySpace.
En una red grande pueden desaparecer galaxias sin que nadie lo note. Como ha pasado en Twitter con la comunidad internacional de #infosec. Los profesionales y aficionados a la ciberseguridad que se han fugado en bloque a Mastodon, donde hay un servidor gestionado por exempleados de Twitter y otro administrado por el exjefe de seguridad de Facebook. Pero la mayor parte de usuarios aguantan con la esperanza de que Twitter siga siendo Twitter. El colapso s¨®lo llega cuando dejan de experimentar la emoci¨®n que les hac¨ªa volver.
El usuario de Twitter ha tolerado todo tipo de abyecciones, incluyendo la desinformaci¨®n, el acoso y el cinismo descerebrado de las cuentas falsas de troles mercenarios, con su raci¨®n cotidiana de veneno y estupidez. Todo eso contribu¨ªa a llenar la plataforma de lo que realmente busca: dopamina. La carga emocional es el principal predictor de interacci¨®n en todas las plataformas y, por tanto, el ingrediente clave de su algoritmo de recomendaci¨®n.
La dopamina llega por distintas v¨ªas. ¡°Para algunos es el placer libidinal de ver amigos y compartir con la comunidad ¡ªexplicaba Danah Boyd, presidenta del Data & Society Research Institute¡ª. Los posts que te hacen re¨ªr o te alegran el d¨ªa. Para otros, es el deseo masoquista de ver contenido que aumenta la presi¨®n arterial. Y hay otros que no pueden resistir el drama de un choque de trenes¡±. El algoritmo de Twitter estaba optimizado para mostrarnos los contenidos que canalizaban esas emociones. Boyd los llama ¡°posts emocionalmente pegajosos¡±. Producen las emociones que nos hacen volver.
En las ¨²ltimas dos semanas, Elon Musk ha modificado el algoritmo para optimizar la visibilidad de Elon Musk. Los usuarios que hacen posts emocionalmente pegajosos siguen en Twitter, pero ya no los vemos. La dopamina se ha convertido en frustraci¨®n. Se acaba Twitter, pero empieza una era m¨¢s solitaria y oscura. El drama se ha movido a una nueva plataforma de publicidad hipersegmentada de personalidad m¨²ltiple, llamada ChatGPT, Sydney o Bing.