Ah¨ª queda

Durante mucho tiempo cre¨ª que escritor se escrib¨ªa con equis, ¡°excritor¡±, porque mi padre lo pronunciaba de ese modo, para darle mayor sonoridad, pues era muy partidario de la cultura escrita o ¡°excrita¡±, seg¨²n. De peque?o, pues, quise ser ¡°excritor¡±, en vez de escritor, pese al car¨¢cter de pasado que solemos atribuir al prefijo ex. El ¡°excritor¡±, pensaba yo, deja de ¡°excribir¡± en el momento mismo de hacerlo, lo que resultaba parad¨®jico, pero ?hay algo que le guste m¨¢s a un ni?o que la paradoja? Cuando me di cuenta del malentendido, ya era tarde, de modo que durante todos estos a?os, y en contra de mi deseo consciente, no me he dedicado tanto a la escritura como a la ¡°excritura¡±; en otras palabras, a abandonar lo escrito. ¡°Excrib¨ªa¡±, en fin, como el que se expatria, como el que se extra?a, como el que se extradita, como el que se extingue, se extrav¨ªa, se excluye, se extrapola¡­ ¡°Excrib¨ªa¡± desde fuera de la escritura. En el momento de ponerme a ¡°excribir¡±, dejaba misteriosamente de hacerlo. Eso justificaba muchas de mis resistencias.

Mi padre tambi¨¦n pronunciaba ¡°excroto¡±, en vez de escroto. Ya vamos viendo que le fascinaba la equis. Cuando averig¨¹¨¦ a qu¨¦ se refer¨ªa con el t¨¦rmino ¡°excroto¡±, me qued¨¦ de piedra, claro. Ten¨ªa la impresi¨®n de que el ¡°excroto¡±, debido de nuevo al prefijo ex, se trataba de una cosa de nuestro pasado biol¨®gico. Sin embargo, yo segu¨ªa teni¨¦ndolo, dispon¨ªa de una ¡°bolsa excrotal¡±, como ¨¦l sol¨ªa decir tambi¨¦n a veces. Aunque me pareci¨® una enfermedad, guard¨¦ el secreto por verg¨¹enza a ser examinado. A?os m¨¢s tarde, cuando era muy mayor, le escuch¨¦ decir que el ¨¦xito del Guggenheim se deb¨ªa a su ¡°extructura¡±, en vez de a su estructura. Sonre¨ª ante su pasi¨®n por esa letra, que conserv¨® hasta el final de sus d¨ªas. Era un hombre ¡°extupendo¡± al que deb¨ªa este homenaje ¡°excrito¡±. Ah¨ª queda.